Adam Nussbaum: El Jazz Siempre Está En Transición
El baterista Adam Nussbaum (junto con Dag Arnesen y Sigurd Ulveseth con quienes charlamos aparte) vino a Buenos Aires para una serie de presentaciones con el cuarteto “europeo” del trompetista argentino Gustavo Bergalli.
Hacer un listado de las personalidades con las que ha tocado y/o grabado Nussbaum resultaría interminable, por lo que tomen esto como sumamente parcial.
Actualmente co-lidera un trío con el saxofonista David Liebman y el bajista Steve Swallow; es reconocido su aporte en el (también) trío que conforma junto con el guitarrista John Abercrombie y el organista Dan Wall y participa de innumerables propuestas con músicos de primera línea.
Nacido en New York en 1955, Nussbaum es jovial, siempre corona una respuesta con una mueca o una sonrisa, se esfuerza en ser claro y preciso en sus apreciaciones y, con muchísima humildad, nos dedicó un momento donde reinó la cordialidad y su buena predisposición.
Un verdadero peso pesado que a pesar de tocar con Stan Getz, Sonny Rollins, Gary Burton, Miroslav Vitous, Toots Thielemans, Jerry Bergonzi, Michael Brecker, Ron McClure, Lee Konitz, Gil Evans, John Scofield, Kenny Wheeler y un larguísimo desfile de nombres rutilantes, no tiene discos solistas.
Y nos llamó la atención el hecho de que siendo norteamericano, forme parte de un “cuarteto europeo”
Yo ahora vivo en New York; hay una intercomunicación muy interesante entre los músicos. En el ’93 ó ’94 tuve una invitación de Sigurd para tocar con él en Noruega; había un festival ahí y los músicos noruegos tenían la oportunidad de invitar al músico que quisieran.
Yo conocí a Gustavo en el ´91; yo hice un proyecto de big band con un trombonista sueco llamado Mikael Ráberg; Gustavo estaba en esa banda y la verdad que la pasamos muy bien. Gustavo es un tipo muy simpático; en el grupo de los noruegos había un saxofonista (Knut Riisnaes) que decidió hacer sus propias cosas y me pidieron opinión sobre Gustavo y les dije que me parecía ideal. Ellos ya habían tocado juntos además y la química era perfecta.
¿Y vos cómo hacés? Porque vivís bastante lejos de Noruega…
Bueno sí… yo viajo un montón, pienso que es normal en la vida de un músico. No es fácil.
¿Por qué creés que te llaman para tocar?
(Sonríe) Cuando yo me encuentro en una situación “musical”, principalmente trato de involucrarme en los conceptos e ideas que los otros músicos están intentando alcanzar; me miro a mí mismo y me digo “tenés que colaborar con esta gente para encontrar ese objetivo”. Trato de no tener preconceptos; yo voy, escucho… y al escuchar, la música me dice cómo tocar. Luego trato de ayudar para que ese objetivo se alcance. Trato, básicamente, de trabajar con “iguales” (sonríe nuevamente).
Con respecto a por qué me eligen… bueno, me tienen a mí, a mi experiencia y mi apertura para ponerme a trabajar con ellos, porque para un músico… como baterista necesito ayudar a que la música llegue donde tiene que llegar; no adonde yo quiero llegar, sino el lugar al que la música necesita ir.
¿Hay alguna diferencia sustancial entre un baterista y un músico?
Un baterista debe ser primero un buen músico, porque necesitamos entender y escuchar lo que está pasando, por lo que primero está el músico. No, en realidad primero está la persona (risas) y yo trato de ser una buena persona, luego trato de ser lo mejor músico que puedo y recién después empiezo a pensar en la batería. Cuando toco la batería, no estoy pensando en los tambores, yo estoy pensando en la música.
Y creo que hay un problema hoy día y es que hay muchos bateristas jóvenes que no ponen la suficiente atención al hecho de que antes que todo deben ser buenos músicos, porque mucha gente toma a la batería como un evento atlético o algo que no tiene nada que ver con la música o el arte o los sentimientos y creo que es necesario que se entienda que el baterista debe trabajar en conjunto con los demás músicos; porque como baterista de un grupo podés ser tanto el corazón, como una desgracia.
Vos estudiaste piano y saxo cuando eras joven.
Sí.
¿Y te ayudó a…?
Increíblemente. Yo pienso que el piano es un gran instrumento porque tenés todos los elementos “ahí”. Tenés ritmo, armonía y melodía. Y tenés la enorme posibilidad de combinar esos elementos de acuerdo a tus capacidades y sentimientos. Y eso es muy importante. Muy importante… Creo además que ayudó a mi visión de la música; yo llegué a la batería por la música; no llegué a la música por la batería.
¿Y por qué entonces optaste por la batería y no por el piano?
Bueno… yo tenía 12 años y hubiese seguido estudiando piano; pero apareció la batería y me trastornó.
¿Ganó la pelea?
Sí, debo decir que ganó y ampliamente; es cierto. Pero en mi mente tengo esa cosa de seguir estudiando más y el piano mejoró mi comprensión “técnica” de la armonía; y sería bueno poder seguir ampliando esos conocimientos.