Tori Amos: The Beekeeper

ToriAmos - The BeekeeperParasol, Sweet the Sting, The Power of Orange Knickers, Jamaica Inn, Barons of Suburbia, Sleeps with Butterflies, General Joy, Mother Revolution, Ribbons Undone, Cars and Guitars, Witness, Original Sinsuality, Ireland, The Beekeeper, Martha’s Foolish Ginger, Hoochie Woman, Goodbye Pisces, Marys of the Sea, Toast.

Músicos:
Tori Amos: Piano, Órgano Hammond B3, voces.
Jon Evans: Bajos.
Matt Chamberlain: Batería y percusión.
Invitados: Mac Aladdin (guitarras), Damien Rice (voces), London Community Gospel Choir.
Sony-BMG, 2005.

Calificación: Dáme dos.

La Rayuela De Tori

Independientemente de lo que surja en este comentario, de su calificación, de los pros, los contras y también –por qué no- de ciertas contradicciones, quiero dejar en claro que con Tori Amos me pasa un “algo” que no tengo manera de acertar a descifrar exactamente qué es.
Y esto sucede a pesar de aciertos, desagrados, muecas de fastidio o cabriolas ridículas y exultantes.

Tori AmosLa sorpresa originada por su disco debut Little Earthquakes en 1992 no pasó por la confesión de su violación en el Me And a Gun interpretado a capella. En un gran rapto de soberbia (y algunos seguidores de la Amos entenderán perfectamente el por qué), diría que eso lo dejemos para la gilada (!).

Era otra cosa. Efectivamente los “pequeños terremotos” se hacían sentir en un disco notable y que tenía sus desniveles. Pero es que los puntos altos eran cimas casi inabordables: Precious Things, Winter, Leather… y los no tan altos también tenían su aura, para qué ponernos en otarios.

La chica mostró ser algo serio, independientemente del resultado final de ese disco y de los sucesivos también. Ya la cantidad de singles con temas inéditos surgidos a partir del debut, daban clara muestra de ello. Y no es que vaya a detenerme en los también trillados covers de Nirvana o Led Zeppelin. En sus singles, Tori Amos mostraba tal vez su faceta más real, con excepción de los remixes para discotecas que en general pueden ser utilizados como material de descarte.

Y es que muchas de sus mejores entregas no provenían de los discos en sí, siempre concebidos como un concepto, aunque en circunstancias bastante oculto y hasta indescifrable, seamos honestos. Pero temas como Sweet Dreams, Mary, Take To the Sky, Flying Dutchman, Upside Down, Thoughts, Sugar, Humpty Dumpty, son de lo mejor que ha compuesto y no figuran sino en singles de aquella época (y contabilicé 8, casi otro disco). Algunos, eso sí, aparecen en versiones en vivo, ya sea en discos o dvd’s o en alguna compilación (Sugar, ¡Take to the Sky!, Sweet Dreams, Mary), pero hablamos de las versiones originales.

La cantante, pianista, compositora, arregladora y también productora, venía de un debut más que fallido… espantoso. Su banda se denominaba Y Kant Tori Read y basta con tener la chance de ver el video promocional de The Big Picture para darnos cuenta de que le había pifiado y feo, con una estética que de tan moderna resultaba patética y que le hizo declarar a la Amos años después que “lo único que recuerdo de aquella época son las botas”.

Fue por 1988 y el destrozo al que la sometió la crítica la deprimió al punto de tomarse 4 años para ser lo suficientemente insistente con la gente del sello Warner hasta que por fin le editaron su primer disco solista. De todas maneras, hoy suele desempolvar algunos bellos temas en sus actuaciones (aunque eso sí, en versiones totalmente diferentes y acústicas, bastante lejos de esa postura casi ridícula), como Cool On Your Island, Etienne y You Go To My Head.

Tori AmosEn 1994 sale Under The Pink, digno sucesor con Cornflake Girl y God (“Dios, a veces no venís ¿necesitás que te vaya a buscar una mujer?”) como puntas de lanza. Y temazos imposibles: The Waitress, Icicle, Yes Anastasia. También la catarata de singles y la popularidad en aumento. Y 1996 con Boys for Pele (así, sin acento, nada que ver con Edson Arantes) al que en su momento critiqué por exceso de gemidos pero nadie tiene por qué enterarse de ello. Algunos se detienen en la tapa, con un arma, enfangada, en la puerta de una cabaña y rodeada de víboras o serpientes. O en la foto del interior del booklet en la que aparece amamantando a un chanchito.

El disco es extraordinario.
Compositivamente lo mejor que ha hecho, tanto poéticamente como musicalmente. Probablemente “el” disco a tener con ”el-tema-pop-que-lo-tiene-todo”, el bizarro Little Amsterdam y una mano izquierda demoledora en In the Springtime Of His Voodoo (porque además de cantar fenómeno toca el piano condenadamente bien), la presencia del clavicordio, el palo a Prince en Hey Jupiter y el dolor profundo de Putting the Damage On y Doughnut Song… y además Talula.

Dos años después, luego de perder un embarazo, se moderniza y endurece con From the Choirgirl Hotel. Más entrador, bailable por momentos (bah… bailable…) pero con una confesión desgarradora “hijo, ¿por qué no venís? ¿no soy suficiente madre para vos?” (Playboy Mommy), otra más, minimizada por la anterior “puedo ser cruel y no sé por qué” (Cruel). Decíamos entrador y bailable: Raspberry Swirl y She’s Your Cocaine; pero el disco cierra a lo Amos con Pandora’s Aquarium y uno que queda estático, sin reacción.

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