Toots Thielemans: One More For The Road
Come or Come Shine (Lizz Wright), Between the Devil and the Deep Blue Sea (Madeleine Peyroux), Last Night When We Were Young (Silje Nergaard), Ill Wind, One For My Baby -and one more for the road- (Jamie Cullum), I Gotta Right to Sing the Blues (Beth Hart), I Wonder What Became Of Me (Trijntje Oosterhuis), That Old Black Magic, This Time the Dream’s On Me (Till Brönner), Stormy Weather (Oleta Adams), It’s Only a Paper Moon (Laura Fygi).
Bonustrack: Over the Rainbow
Músicos:
Toots Thielemans: armónica
Marcel Serierse: batería
Aram Kersbergen, Ruud Jacobs: bajo
Kenny Werner: piano, Fender Rhodes
Eddy Conard: percusión
Martjn van Iterson: guitarra
Músicos adicionales e invitados por doquier.
Verve, 2006
Calificación: Apoya vasos
El diccionario de la Real Academia Española tiene como definición de vejez lo siguiente: “último periodo de la vida, edad senil. Sinónimos: longevidad, senectud, ancianidad, senilidad”. Consultando la misma fuente llegamos a que se entiende por senilidad a “la degeneración progresiva de las facultades físicas y psíquicas debida a la alteración producida por el paso del tiempo en los tejidos”.
Ya en el Antiguo Testamento se hablaba de las virtudes de la vejez y su rol de ejemplo, guía y enseñanza.
Más acá en el tiempo, se produce una fuerte dicotomía: Platón ha sostenido que se envejece como se ha vivido y tiene una visión más bien optimista con respecto a la edad adulta.
Por su parte, Aristóteles consideró a la vejez como una enfermedad natural en la que se llega al deterioro y la ruina.
A finales del siglo pasado, la psicóloga Diane E. Papalia, en su libro “Desarrollo humano” (Prentice-Hall Hispanoamericana) sostiene que “luego de diversas pruebas de Capacidad Intelectual, existiría en la vejez un declive de la misma por algunas razones, a saber: deterioro neurológico, limitaciones físicas, inadecuación de las tareas, cautela, actividades derrotistas, pérdida de continuidad en la actividad intelectual y descenso terminal”.
El armoniquista belga Jean Baptiste “Toots” Thielemans nació el 3 de abril de 1922 en Bruselas. A los 3 años tocaba el acordeón; luego gana su primera guitarra en una apuesta, lo que lo llevó a inclinarse por la… armónica.
Su currículum es impresionante, sorprendente y, además, larguísimo.
Su silbido también ha sido contratado en varias oportunidades y hasta se afirma que fue el creador del unísono entre guitarra y silbido (¡?).
Ha tocado o grabado con Bill Evans, Ella Fitzgerald, Pat Metheny, Jaco Pastorius, Paul Simon, Billy Joel, Quincy Jones, Dinah Washington, Benny Goodman, Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Joe Pass, Elis Regina, Louis Armstrong, Dianne Reeves, Miles Davis, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Shirley Horn…
Impacta, ¿no?
A mí siempre me cayó bastante bien.
Él; su música, no tanto. Reconozco que ha grabado discos muy interesantes, pero también los ha habido acomodaticios y carentes de rigor.
Si las matemáticas no me fallan, acaba de cumplir 84 años.
Y sigue activo.
La armónica es un instrumento provisto de una serie de orificios con lengüeta, que se toca soplando o aspirando por esos orificios. Las hay diatónicas, cromáticas y especiales (para ir resumiendo…).
El bueno de Toots se inclinó por la cromática; ésta posee una lengüeta que permite obtener alteraciones de un semitono, de modo que se pueden reproducir las 12 notas de la escala cromática (las siete de la diatónica más los sostenidos y bemoles correspondientes), sin necesidad de alterar los sonidos.
Esto implica que con este tipo de instrumentos puede tocarse en cualquier tonalidad.
Mirá vos.
La armónica fue inventada en China en el año 3.000 AC (ni uno más, ni uno menos). Pero fue recién 4.800 años después, que el instrumento tomó la apariencia que todos conocemos hoy en día.
Y así.
Bueno alumnos, me buscan bibliografía, artículos especializados y en la próxima clase desarrollamos el tema entre todos.
Esteeee…
Perdón. Habíamos empezado esto hablando de la vejez, ¿no?
Sí… acabo de releer lo escrito y puedo asegurarles que comencé escribiendo sobre la vejez.
Y después seguí con Toots Thielemans.
Y finalmente con la armónica.
Todo tiene su explicación.
El armoniquista belga Toots Thielemans tiene 84 años.
¿Y?
Ah… que sacó un nuevo disco.
El álbum es un homenaje a la música del compositor Harold Arlen.
Para la ocasión, reclutó a varios cantantes.
La Rosita, una almacenera del barrio de Villa Bonich, Partido de General San Martín, provincia de Buenos Aires, solía decir afanosa y contundentemente que “a los viejos había que respetarlos”.
Un compañero de tropelías de la infancia le respondía que “a los viejos hay que tratarlos como personas y de acuerdo a sus actitudes, independientemente de la edad que tuvieran”.
Esto se dio en la intersección de las calles Rodríguez Peña y Carlos Pellegrini, a una cuadra de la Ruta Nacional 8.
Nada especial… simplemente me acordé.
La nueva entrega de Thielemans lleva por título One More For the Road.
Empieza bastante bien; camino transitado, pero Lizz Wright es expresiva y suena seria. Madeleine Peyroux canta como si no fuera ella. Y a partir de aquí, el derrumbe. Jaime Cullum parece haber llegado al estudio después de haber corrido una maratón (¿de la muerte?); la bluesy Beth Hart intenta inyectar garra pero queda sola en el intento y languidece; Oleta Adams, la sobrevaluada Laura Fygi y las europeas Trijntje Oosterhuis y Silje Nergaard fueron engañadas: creyeron que era una publicidad para Operación Triunfo.
Los instrumentales no agregan nada. Es más… creo que hasta se afanaron algo.
Al igual que el viento, Toots es viejo y todavía sopla.
Pero…
Marcelo Morales