¿Qué pasó con el Rock Progresivo?
La actualidad de un género que le dio mucho vuelo al rock y que ahora se asemeja mucho a la Fuerza Aérea Argentina.
Para quienes no son argentinos, les cuento que tenemos algún problemita con la seguridad aérea, en particular en todo lo que tiene que ver con la Fuerza Aérea Argentina. En los últimos veinte años han sucedido alrededor de 75 accidentes con naves militares y alguno que otro con civiles, las cuales son supervisadas por la Fuerza Aérea. Pero no es la intención hacer leña del árbol caído, simplemente se me presentó la idea de comparar esta situación con la del rock otrora progresivo, género que en los últimos veinte años (por lo menos), ha sufrido una debacle similar.
Lo que en un momento fuera vanguardia y una suerte de edén en donde gran parte de la historia musical de occidente, y en menor medida de oriente y África, se conjugaban para realizar una interesante y por entonces novedosa fusión, hoy se ha convertido, en el mejor de los casos, en un lugar común; y si no, en espantosos discos de otrora estrellas que creen que pueden hacer cualquier cosa escudados en su pasado, o en grupos de amateurs que copian (y mal) lo peor del estilo. Por supuesto que, como en todo, hay honrosas excepciones.
En esta edición van a encontrar varios reviews de discos “progresivos” y me parece que quedan bien claros estos conceptos y las excepciones.
Creo que una de las principales causas de este tremendo declive es que pocos músicos de este género se dieron cuenta de que sus grupos eran los exitosos y no ellos solos; es decir, la suma era claramente mejor que las partes. Esto es muy notorio en Yes, salvo algún disco solista de alguno de sus miembros; el resto de la obra de sus músicos deja mucho que desear. Rick Wakeman me encanta con Yes y ni hablar con Anderson, Bruford, Wakeman & Howe. Sólo Bruford ha conseguido escapar a este estigma, dedicándose a otra cosa, musicalmente hablando.
Difícilmente encontremos algún disco solista de músicos del movimiento que logre ser superior a los de las bandas a las que pertenecieron. Claro que hay algunos casos discutibles, como el disco Exposure de Robert Fripp o parte del material de Peter Hammill, pero no es lo habitual.
Sólo en años recientes han aparecido grupos con voz propia y que rescatan los principios de este movimiento, esta idea de fusión o resumen de estilos, complejidad, musicalidad y alta eficiencia en la ejecución. Como ejemplo se pueden citar bandas tan disímiles como Dream Theater o Porcupine Tree. Claramente el progresivo no es ese sonido de los setenta, eso es sólo anacronismo, es ese sonido… hoy.
El presente es lo que determina esa fusión y el sonido final del estilo, respondiendo obviamente a ciertos parámetros antes citados. Esto se ve también en bandas que han mantenido su evolución compositiva a lo largo de su carrera como Rush, Premiata Forneria Marconi o Magma. Otras han envejecido dignamente, como puede ser el caso de Jethro Tull que, sufriendo cierto agotamiento creativo, tratan de no dar pasos en falso y se dedican a recrear y arreglar su amplio catálogo musical en sus shows.
Otros ejemplos de dignidad y evolución son Peter Gabriel y Tony Levin, quienes en un punto se encuentran íntimamente ligados, siempre con propuestas sonoras interesantes y actuales. Levin, actualmente, y desde hace unos años, tiene su banda que está integrada por la que fuera la formación más recordada de las bandas de Gabriel. En tanto Peter se toma su tiempo, pero sus discos siguen siendo contundentes, más allá de una cuestión de gustos.
Otra cosa que no ayuda es que, existiendo un catálogo musical tan amplio, ese material no lo toca prácticamente nadie mas que sus autores, perdiéndonos la posibilidad de volver a escuchar obras magníficas en vivo. En otros casos hay recreaciones espantosas de grupos amateurs que destrozan la obra.
Creo que tampoco se le puede pedir a un grupo o a un músico que sea una fuente inagotable de ideas y recursos, lo que sí hay que pedirles es que sean dignos y hay muchos que ya no lo son.
Federico Larroca
