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Iron Maiden: A Matter of Life and Death

Different World, These Colours Don’t Run, Brighter Than a Thousand Suns, The Pilgrim, The Longest Day, Out of the shadows, The Reincarnation of Benjamin Breeg, For the Greater Good of God, Lord of Light, The Legacy.

Músicos:
Bruce Dickinson: voz.
Steve Harris: bajo y teclados.
Nicko McBrain: batería.
Dave Murray: guitarra.
Adrian Smith: guitarra, guitarra sintetizada.
Janik Gers: guitarra.

Sanctuary, 2006

Calificación: Está bien.

Esta banda, parece mentira, ya tiene treinta años de vida; formada por Steve Harris en 1976, sufrió varios cambios en su formación siendo la actual la más numerosa y, a la vez, clásica. Harris es el único miembro original y principal motor de Iron Maiden, que cuenta con la irreemplazable voz de Dickinson. Su punto más alto fue a principios y mediados de los años ochenta con los discos clásicos The Number of the Beast y Powerslave, ambos con un sonido veloz, prolijo y rockero, pesado y ágil al mismo tiempo pero sin llegar al speed metal de Motörhead.

Esta banda de heavy metal, actualmente ya no suena a nuestros oídos tan pesada como solía; y no es que hayan perdido fuerza, para nada, sÓlo que su sonido ya es un clásico y eso los equipara con Led Zeppelín, Deep Purple o Black Sabbath. British Metal es como se los cataloga; y responden con un sonido propio claramente identificable con espíritu épico, oscuro, mágico y potente. Su mascota Eddie, esa suerte de monstruo de película de terror salido de un cementerio, se encuentra también presente en la tapa de este disco.

El ahora sexteto inglés ha editado un nuevo disco en estudio, el número catorce para ser más precisos. ¿Son necesarios tres guitarristas?
No, claro que no… pero se nota cierta diferencia. Igualmente encontraron en la guitarra sintetizada una buena excusa para no echar a nadie. En este disco bajan las revoluciones, se vuelven más oscuros desde el sonido y retoman su lado más épico y progresivo. El tema del disco no es nada más ni nada menos que la guerra.

Cuando hablo de bajar las revoluciones, me refiero sólo a la velocidad y no a la potencia, la cual mantienen intacta. Para variar, Dickinson no grita durante todo el disco; es más, hay pasajes acústicos en los cuales baja uno o dos tonos y se destaca, mostrando una ductilidad que por lo menos yo desconocía.

A primera oída el disco suena mejor de lo que es; realmente no tiene tantas variantes como uno cree en un primer momento. Están presentes todos los elementos que hicieron famosa a esta banda salvo la velocidad y aportan algunas variantes interesantes, siempre con sello propio, pero que no alcanzan para hacer de éste un disco realmente diferente.

Las influencias progresivas de esta banda de heavy metal son inocultables en este álbum, que cuenta con excelentes atmósferas de teclados (o guitarra sintetizada), pasajes acústicos a lo Genesis y, en una suerte de círculo completo, sonidos que hacen recordar a Queensrÿche o Dream Theater. Recordemos que se trata de una de las bandas de heavy metal más influyentes de los últimos veinte años.

Lo más interesante es que este disco es consistente en su totalidad sin puntos flacos. Sólido, aunque sin genialidades. El único track que realmente se destaca es The Legacy, un tema distinto por las claras influencias progresivas con una intro digna del Genesis con Gabriel y pasajes que me recordaron a Jethro Tull.

Los dos primeros temas son bien al estilo Maiden; These Colours Don’t Run tiene un muy lindo y tranquilo comienzo. Las delicadezas comienzan a partir de este tema y continúan a lo largo de todo el disco, como en Brighter Than a Thousand Suns. Otro tema bien en la vena de la banda es For the Greater Good of God.

No se trata de un conjunto de canciones agrupadas. El concepto cierra bien con su estilo, las letras están de acuerdo con el tema tratado y desde dónde se lo trata, me parece que no buscan más que contar historias épicas.

Si usted tiene toda la discografía, claro, cómprelo; si le gusta lo más clásico de la banda y quiere algo nuevo, cómprelo también; y si le aburre o no le gusta el metal clásico… ni se le acerque.

Federico Larroca

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