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Ray Davies: Other People’s Lives

Things Are Gonna Change (The Morning After), After the Fall, Next-Door Neighbour,
All She Wrote, Creatures Of Little Faith, Run Away From Time, The Tourist, Is There Life After Breakfast?, The Getaway (Lonesome Train), Other People’s Lives, Stand Up Comic, Over My Head.

Músicos:
Ray Davies: voz, piano, guitarra, bajo, armónica, teclados.
Toby Baron, Dylan Howe: batería
Steve Bolton, Milton McDonald: guitarra
Norman Watt Roy, Dave Swift: bajo
Matthew Winch, David Temple: trompeta
Phil Veacock: saxo
Isabel Fructuoso: voces
Y muchos, pero muchos más.

V2 Records, 2006

Calificación: Sinuoso

Resulta difícil de comprender.
El británico Ray Davies, junto con su hermano Dave, fundó en 1963 la agrupación The Kinks.
Por cuestiones que andá a saber, la banda se transformó –sin que resultara una de mis predilectas ni mucho menos- en una de las que más he respetado a lo largo de los años y el humor, la postura y la actitud combativa de su líder natural, han hecho que lo sintiera como una suerte de pariente lejano, uno de ésos a los que se ven poco pero a los que se quiere sin poder explicar exactamente las razones.

El creador e intérprete de gemas como Lola, You Really Got Me, All Day And All Of the Night, A Well Respected Man, Celluloid Heroes, Dedicated Follower Of Fashion y tantas otras, ha hecho méritos suficientes como para ser una de las referencias indiscutibles del pop y el rock británicos contemporáneos.

Pero además, el tipo dirigió en 1983 su primer film para la televisión, Return To Waterloo; en 1994 dirigió y produjo Weird Nightmare, basado en el gran Charles Mingus, también para la televisión. En 1998 compuso Flatlands, pieza coral de 55 minutos. Sus temas se han convertido en hits de bandas como The Jam, Van Halen, The Pretenders y The Stranglers; el “Padrino del Brit-Pop” ha sido citado como influencia por gente como Pete Townshend, Paul Weller y Morrisey. En 1995 lanzó su “autobiografía no autorizada” titulada X-Ray. En el 2003 le rindieron tributo en dos álbumes: This is Where I Belong y Give the People What We Want. Y actualmente se encuentra trabajando en un nuevo musical que llevaría por título Come Dancing.

Con una treintena de álbumes editados (3 de ellos dobles) y medio centenar de singles, The Kinks han mantenido una personalidad y coherencia dignas de todo respeto.
Y, con lo dicho, reafirmamos: resulta difícil de comprender.
Porque… ¿cómo se entiende que Ray Davies debute discográficamente como solista en este 2006 cuando cuenta con “apenas” 62 años?

Y más aún: el disco fue editado en la Argentina.

¿Y qué ofrece Other People’s Lives?
En principio una docena de canciones que, como exige su título, hace epicentro en vidas (fragmentos) de otras personas. Davies ha sido siempre un filoso observador de los comportamientos humanos. También de su propia existencia, claro está. No hay un correlato en las historias, pero sí un hilo conductor… aunque no se trate de una obra conceptual, al menos en lo que puede intentar definirse como una “ópera rock”.
Y no es poco para empezar. Las letras son inteligentes, agudas, ácidas, críticas… pero más amables a lo esperado o habitual en el cantante.
¿Su pasado lo condena? Puede ser… pero ¡qué bien escribe!

Musicalmente, el álbum brinda otras aristas.
Ni bien comienza a cantar en Things Are Gonna Change (The Morning After), lo sentimos menos áspero, tal vez porque su registro ya no es el mismo. El clima es también más acomodaticio, si se quiere. Casi un sonido típico de los 80’s. El tema está bien. After the Fall, luego de una pequeña intro acústica, amenaza con voltear paredes. Tranquilos, es simplemente un intento fallido. Next Door Neighbour es un tema más. Casi un “temita”. ¿Casi?
Vamos Ray… yo te juego unos petates… epa… parece que ahora sí… All She Wrote trae, por fin, lo bueno del Davies que supimos conseguir. Gran tema, señores. Hagamos un trato: el disco empieza acá. Listo.
El segundo tema del CD (en realidad el quinto, pero habíamos acordado algo… unilateralmente, ¿no?) es Creatures Of Little Faith. Sigue Run Away From Time. Nada o muy poco bueno que acotar de ambos.

El álbum tiene, aparentemente, 12 canciones. Con The Tourist comenzaría el “lado B" del long play. Buen arranque. Lindas cadencias, interesantes arreglos. Vamos enderezando.
Con Is There Life After Breakfast? regresamos… al “lado A”. No está mal, pero…
Y The Getaway (Lonesome Train) me descoloca totalmente. Arranca como un tema de Frisell (sí, un tema de Nashville, por ejemplo) y luego –disculpen si la comparación no es del todo feliz pero te juro chabón que se me dio por ahí- muta a una suerte de Born On the Bayou (de Creedence), pero cantado por Neil Young. Sí, ya sé que suena confuso… trataré de ser más claro y directo: un tema impresionante; lo mejor del disco. Casi que justifica todas las falencias apuntadas. Subí el volumen. Y el final da justo el pase para… ¡ponerlo de nuevo!
Pero se pega con Other People’s Lives (el tema), con aires flamencos y que, a pesar de una innecesaria e inexpresiva voz femenina (con algunos “mmm” que para qué…), suena fresco y algo más.

Stand Up Comic sigue la tendencia “alcista”. Comienzo potente, un Davies en su salsa y en una salsa de las buenas.
El final del compacto es con Over My Head. ¿Es el tema más largo del disco? Más de once minutos marca la compactera. Pero no… el tema en cuestión dura unos 6 sosos minutos para desembocar en un “Hidden Track” (Thanksgiving Day) que sí está bien.
En síntesis: luego de un perdido álbum en vivo (con varios clásicos de The Kinks), el querido Ray se manda con un disco en estudio irregular donde los momentos flojos son tolerables y los opuestos (que no son tantos) invitan a subir el volumen.

Un disco pendular, irregular, sinuoso.
Pero te queremos Ray.
Mucho.

Marcelo Morales

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