Por Los Codos

Lucía Pulido

¿Qué estás haciendo en Buenos Aires, por qué venís?

Pulido - TarresFundamentalmente la suerte de coincidir con un músico como Fernando
(Tarrés), una persona muy, pero muy talentosa a la que yo respeto mucho y que posee un estilo muy particular. Fernando, a partir del jazz, está generando algo que en algún momento va a trascender de una manera distinta. Es complicado para mí describirlo porque siento que está en el medio de un proceso; y yo tengo la suerte de estar en ese momento participando como un instrumento más. Hay una retroalimentación. Mi canto lo empuja a otros caminos y lo mismo me ocurre a mí con sus propuestas. Hay un desafío permanente y profesional en varios niveles. Se trabaja con arreglos, sonoridades, armonías y conceptos que me exigen mucho auditivamente. Pero mucho. Y a nivel de interpretación, es un gran reto trabajar sobre temas argentinos, porque yo siempre he trabajado sobre lo colombiano, no como una cuestión nacionalista sino como un espacio para aprender. Y es lo que yo domino por historia; y aunque yo escuché mucho folclore argentino desde pequeña, nunca lo abordé; entonces… una cosa es cantar lo tradicional de tu propio país y otra muy diferente es hacer lo propio con la tradición de otro país. Eso sí, siempre trato de abordarlo lo mejor posible y con mucho respeto.

Pero a medida que va pasando el tiempo vos te vas apropiando de esas canciones…

Probablemente porque yo las reinvento, justamente, por no ser compositora. Yo trato de generar mi propio sonido. Hay muchos temas que decidí no cantar porque no puedo superar la versión original…

Ajá… ¿por ejemplo?

Me puede pasar con algunos tangos… el tango es un primo hermano de este tipo de música y las versiones que conozco son tan buenas que si no puedo hacerlas radicalmente diferentes, prefiero quedarme con las ganas.

¿Nunca cantaste tangos?

No… el único que he podido cantar y reinventarlo fue Nostalgias, pero no me atreví a grabarlo.

¿Tal vez porque las formas del tango son más “cerradas” que las del folclore?

Es muy probable. El tango tiene una personalidad muy fuerte y un acento especial en las palabras. Todo eso es parte del tango y si lo querés hacer como tango, empezás a disfrazarte… y además… ya está hecho. E innovar sobre eso es muy complicado.

Nombraste varias veces la palabra “reinventar”. ¿Por qué esa necesidad de reinventar?

Seguramente porque no compongo. Es mi costado creativo.

¿Y por qué no componés?

Porque es un talento que no tengo. Yo todo el tiempo estoy  jugando con la voz e inventando melodías y sonidos; pero pasar a una composición… ahí es donde está el talento. Y hay tantos compositores tan buenos que creo que son ellos los que tienen que hacer la tarea. Las muy pocas veces que he compuesto ha sido más por accidente que por habérmelo propuesto.

Cuando se te ve arriba de un escenario hay, en principio, dos cosas: una fuerte transmisión que viene por el lado de la tristeza o por el lado de la alegría. La tristeza es honda y la alegría, exhuberante. Vos, como persona, ¿de qué lado te situás?

En general creo ser una persona que no va a los extremos. Puedo hacerlo, pero no es mi estado natural; anímicamente soy bastante estable y tranquila. Y musicalmente, las canciones te piden una manera y…

¿Cómo es eso de que una canción “te pide”?

Claro… ninguna canción se canta igual. Ninguna canción se puede interpretar… (piensa); cada canción te exige un estado y una ubicación física de la voz diferentes. Nunca te vas a poder parar igual con dos canciones distintas.

¿Te pasó tener que cantar algo para lo que en ese momento “no estabas”?

Procuro que no me pase. Trato de no cantar canciones con las que no tengo empatía.

Acá estamos en Buenos Aires, hablamos castellano, si cantás folclore colombiano todos entendemos. Pero vos estás viviendo desde hace muchos años en Estados Unidos (doce, acota Lucía mientras asiente). Me gustaría saber, en principio por qué te fuiste a vivir allá y qué ocurre con la gente que te escucha.

New York(Piensa) Bueno… es que yo no fui a los Estados Unidos… me fui a Nueva York (carcajadas ruidosas de un servidor).

Es como decir estoy en Buenos Aires pero no en la Argentina…

(Sonriendo) Pero es que a mí me gustaría poder estar más tiempo en Argentina; en cambio no me encanta la idea de estar en los Estados Unidos. Me gusta Nueva York. Es un espacio muy intenso donde pasan muchas cosas; y llegar allá fue una coyuntura de la vida más que algo planeado. Nunca me interesó cantar en inglés… pero es como cuando la gente escucha canciones en inglés sin saber el idioma… igual las disfruta, se emociona…

Pero culturalmente convengamos que los estándares establecidos hacen que, en general, los estadounidense sean más reticentes a aceptar algo que no esté en su idioma…

En el circuito que yo me manejo, la gente va a buscar propuestas como la mía. Es gente curiosa; no es el norteamericano normal, es cierto, es gente que llega a través de una búsqueda. Es como ir a escuchar a un músico africano del que no entendés una palabra.

Vos te juntás habitualmente con músicos que provienen del jazz. ¿Es predeterminado o simplemente se dio así?

Creo que se dio así. Desde que llegué me conecté con gente ya establecida en el ámbito del jazz y eso se volvió una cadena de contactos y encuentros con otros músicos; en ese momento yo tenía que inventarme. Yo llegué a Nueva York después de un proyecto muy establecido en Colombia y tenía que inventarme mi propio proyecto en Nueva York; y lo único que tenía era la voz y un montón de ideas de cómo trabajar a partir de la voz. Da la casualidad de que al conectarme con músicos de mucho nivel, el efecto dominó fue dándose poco a poco; pero fueron años de mucho trabajo y de estar madurando la cosa…

Ivan Benavides¿El proyecto en Colombia al que te referís es el que tenías con Iván (Benavides)?

Sí. Era la época de la nueva canción latinoamericana, una época muy especial. Siempre pensé que me tocó una época insulsa como la del los ’80, a diferencia de lo que ocurrió en las décadas anteriores. Y yo sentía que había que hacer algo completamente distinto a lo existente. En cada país estaban pasando cosas, llegaba la música de Charly García, de Chico Buarque, la trova cubana… y fue en ese momento donde Iván comenzó a componer canciones y de verdad que fue una época muy linda, muy intensa, muy rica… y de parrandear mucho también (risas).

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