Richard Cheese: Solo Por Que Rías

The Derby – Hollywood (USA)
Viernes 16 de Marzo de 2007 – 21:30 hs.
The Derby

El 16 de marzo se presentó en The Derby de Hollywood el cantante Richard Cheese y su banda Lounge Against the Machine integrada por Bobby Ricotta en piano, el baterista Frank Feta y Gordon Brie en contrabajo. Richard Cheese se autodenomina lounge singer, término que se aplica a cantantes que actúan en casinos, hoteles y bares, interpretando especialmente standards de música pop.
Dicho de otra manera, un cantante de salón pero con pedigree.

Richard CheeseCheese es un personaje creado por Mark Jonathan Davis. Su composición actoral remite inmediatamente al baladista Tom Monroe creado por el actor Rick Moranis, al cantante de salón Nick Waters interpretado por Bill Murray en el show televisivo Saturday Night Live, al propio Mark Jonathan Davis y su personaje radial Paul o a la imitación de Frank Sinatra que hiciera para televisión Joe Piscopo.
Richard Cheese, en poco tiempo, se ha convertido en un personaje de culto que, a su manera, intenta responder aquel interrogante que formulara Frank Zappa: El humor ¿pertenece a la música?

Milan KunderaMilan Kundera en El libro de la risa y el olvido describía un mundo gobernado por ángeles y diablos. Allí nos hablaba del necesario equilibrio entre ambos poderes. Si gobernaran los ángeles, el hombre sucumbiría bajo el peso del sentido indiscutible. En ese complemento de contrasentidos, los diablos hacen que la vida no tenga un valor unívoco. Esa caída de retorno al sin-sentido, descompone el centro y provoca risa. La risa, según ese parecer, pertenece al diablo. Por lo tanto hay en ello algo de malicia, ya que las cosas resultan diferentes de lo que pretendían ser pero a su vez otorgan un alivio bienhechor, al dejar de oprimirnos con su severa austeridad.

El humor subyacente en la propuesta de Cheese es parte de la risa del diablo de la que habla Kundera. La risa que surge cuando verificamos que las cosas que antes hallábamos imbricadas en una configuración estable, pierden los lazos que las unían al mismo. Después de todo, la risa no intenta oponer argumentos más verdaderos que otros sino que se empeña en mostrar el carácter humano y con ello insignificante, pequeño, mísero, ridículo, de los supuestos grandes ideales.
Se trata de reír. Sin importar si lo hacemos de alegría o de los nervios. Reír como un padre ante el gesto de su hijo. Risas cómplices entre amigos o irónicas entre enemigos. Como una suegra se ríe de su yerno, reír como una hiena… valga la redundancia.

Richard Cheese & Lounge Against The MachineYa está en escena Lounge Against the Machine. Ricotta, Brie y Feta ejecutan una fanfarria que preanuncia la llegada de la estrella de la noche. Cheese, de impecable smoking, pasa entre la gente y es recibido como si fuese Rocky. Claro que el actor Mark Jonathan Davis no tiene el nivel de Sylvester Stallone… Es mejor. En realidad todos somos mejores actores que Stallone. Cheese, con una copa de martini en la mano, ataca con una versión en ritmo de ragtime del tema de Nine Inch Nails, Closer, que en su parte central incluye un delicioso estribillo que dice “dejame penetrarte… quiero cogerte como un animal”. La gente festeja. Se nota que es eso lo que necesitan… Me refiero a lo otro… También.
Al término del primer tema, Cheese baja del escenario y se encarga personalmente de reubicar al público. Estratégicamente las mujeres quedan en primera fila, los hombres atrás y el resto, como corresponde, en un lugar intermedio. Sigue con Shake ya Ass. Cheese canta con seguridad mientras recorre el escenario con una estudiada torpeza.
Ahora nos explica que, promediando el show, cantará un tema a pedido del público. A tal fin invita al auditorio a depositar su voto en un balde y designa a la persona de más edad para custodiar la improvisada urna.

La elegida es Rosalyn, de 66 años. Cheese pide un reconocimiento para la señora: “Rosalyn, 66 años… ¿Se imaginan cuántos tipos se la deben haber cogido? Un aplauso para esta pobre mujer”. El público esta indignado con… la señora, claro está. Tan seria que parecía la abuelita.
La desopilante versión del clásico de Pink Floyd Another Brick in the Wall empalma con (You Drive Me) Crazy?, tema que popularizara Britney Spears. Cheese canta sin fisuras mientras distribuye remeras con una inscripción que dice Less Bush, More Dick (aludiendo al presidente de EEUU y a… bueno… esteee… Dick es el disminutivo de Richard pero también la forma vulgar en que se denomina al pene).

Llevamos 30 minutos de concierto y hemos perdido la cuenta de cuántas veces de la boca de Cheese ha salido la palabra fuck.
Pero… ¿qué oculto símbolo esconde al decirnos fuck moviendo la pelvis de atrás hacia adelante? Educando al soberano. En la Antigua Inglaterra la gente no podía tener sexo sin consentimiento del rey. Cuando querían tener un hijo debían solicitar un permiso. Una vez obtenido se les entregaba una placa que decía fornication under consent of the king o sea “fornicación bajo consentimiento del  Rey”, o sea FUCK… o sea…
Luego de la versión de 99 Luftballoons. Cheese abandona el escenario. Regresa enfundado en un smoking floreado, un par de talles menos de los que requiere su anatomía. Algunos dicen que el queso engorda. Otros señalan que quien engorda es el que lo come. Pero en este caso ambos tienen razón. Llega el cover de Smels Like Teen Spirit, de Nirvana.
A continuación anuncia un breve intermedio; dos segundos más tarde dice “gracias por esperar” y arranca con una festejada versión del tema de Madonna Like a VirginCheese sabe que, para recibir, primero hay que dar y… le da a una pulposa señorita una tanga que dice “I love Richard Cheese”. Le aclara: “Después del show te la pongo”. La señorita parece estar de acuerdo y deduzco que no es la primera vez (y mucho menos la última). Siguen a todo swing con Gin & Juice de Snoop Doggy Dog y luego deconstruyen el tema de Beastie Boys, Brass Monkey.

Cheese se ausenta unos instantes para regresar con un smoking atigrado que luce más ordinario que ataúd con calcomanías. El público ruge al tono. Ahora es el turno de una susurrada versión de Ice Ice Baby y, sin tiempo para aplausos y otras efusivas manifestaciones humanas, ataca con Me So Horny, primero y con el tema de Coldplay, Yellow, después.
Cheese manifiesta un dominio creativo de la tensión y la distensión emparentado con el swing, de los acentos, las sincopas… En fin, eso es lo que constituye la esencia del cantante de jazz. Pero a esto le adosa el secreto de la risa expresado en el Parsifal de Wagner. El que se ríe de si mismo, el que manifiesta el triunfo de la suprema libertad del artista.

Esta profunda reflexión se ve interrumpida, con todo éxito, por el hit de System of a Down, Chop Suey. Continuando con este set dedicado a temas de rock alternativo llega una versión de Come Out and Play de Offspring. Luego es el turno de Buddy Holly de Weezer con un destacado solo de piano a cargo de Bobby Ricotta. En Baby Got Back, Cheese improvisa un casting buscando a la señorita con la parte posterior mas prominente y… elige muy bien. Siguen versiones de Smack My Bitch Up de Prodigy, Hey Ya, de Outkast y American Idiot de Greenday.
Luego de Down With the Sickness anuncia un estreno… Es el tema central de Spiderman. Seguidamente ensaya un capítulo dedicado a canciones navideñas, integrado por una versión “ladrada” (literalmente) de Jingle Bells, Christmas in Las Vegas y The Christmas Song. Es el momento del tema pedido por el auditorio. El ganador es People Equal Shit que Cheese, como corresponde, dedica al público. El cierre será con la esperada versión del clásico de Nirvana, Rape Me (viólame) cantado a coro por todos como invocando un mantra.

El primer bis es Guerrilla Radio cover de Rage Against the Machine. La gente es insaciable y pide más. Cheese elige a una niña para cantarle Pussy como si fuera una serenata. Y lo hace con la mirada fija en… la parte del cuerpo que simboliza el título del tema. Llevamos más de dos horas de concierto y ya empiezo a extrañar la severa austeridad del gobierno de Los Angeles.
Tercer bis: Creep de Radiohead. Ovación. Ahora sí… ¡No! Ahora no. Vuelven con otro estreno… Whispers de Wham!, con Cheese recorriendo la sala hasta ingresar en los camarines para, desde allí, despedirse.
La risa es la muestra última del poder de la crítica.
También supone un ejercicio creativo y por ende una racionalidad que la sustenta.
Para algunos, las versiones de Cheese son solo porquerías.
Para otros, por suerte, sólo por que rías… 

Sergio Piccirilli

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