Por Los Codos

Sabrina Lastman

Nuestro primer encuentro con la música de la notable cantante y compositora, nacida en Montevideo, Uruguay, Sabrina Lastman fue a través de su álbum debut The Folds of the Soul / Los Pliegues del alma, de 2007. Trabajo que pese a ser editado por el sello uruguayo Perro Andaluz, fue grabado en su mayor parte en Israel con destacados músicos de ese país como el contrabajista Ora Boasson, el pianista Oleg Bogod, los bateristas Chaim Peskoff y Amit Silverstein y el flautista Dvir Katz. Este disco, que fuera declarado de interés cultural por el Ministerio de Educación y Cultura de Montevideo, ofrece desde una poderosa perspectiva individual composiciones originales y standards. Abarcando un amplio espectro musical que concentra las influencias recolectadas por Lastman en su formación artística pero alcanzando un discurso cohesivo y de sólido rigor creativo que, aun en la diversidad estilística, tiene una clara orientación al denominado jazz de vanguardia. Sabrina canta con innegable autoridad en castellano, en inglés, en portugués y vaya a saber en cuantos idiomas más… Pero además lo hace con un irreprochable despliegue técnico e inhabitual intensidad expresiva. Lastman reconoce influencias de Ástor Piazzolla, Luciano Berio, Meredith Monk, Norma Winstone, Bobby McFerrin, Laurie Anderson, Rubén Rada, Joao Bosco y Caetano Veloso, entre otros.

Tras dar los primeros pasos musicales en su Montevideo natal, se graduó en The Rubin Academy of Music & Dance de Jerusalén, ciudad en la que vivió entre 1999 y el 2005, para luego trasladarse a New York, lugar en el que reside actualmente. A lo largo de su trayectoria, Lastman se ha involucrado en diferentes contextos musicales y estilos: tango, música brasilera, jazz, música clásica, free, candombe, música judía, rock fusión, música cubana, canciones ladinas, cantos religiosos, etc. Con el ensamble Favela en Jerusalén hizo samba y bossa nova, con Los Mareados Trío abrevó en las fuentes del tango; y en Habaneros desplegó un repertorio de música latina. También participó en el grupo de rock fusión Onomatopeya, liderado por el guitarrista Guy Meir. En la actualidad integra en simultáneo el Tango jazz dúo con el pianista Fernando Otero, es miembro del Tali Roth trío junto a Leonardo Suárez Paz en violín, Pablo Aslán en contrabajo y la guitarrista Tali Roth. En sociedad con el guitarrista y pianista José Pedro Beledo y el percusionista Arturo Prendez, constituyó el Candombe Jazz Project. Y su más reciente proyecto The Folds of the Soul, reúne en escena a Gustavo Casanave en piano, Pablo Giraudo en contrabajo, Francisco Pinna en batería y Yulia Musayelyan en flauta.

En la constitución de su ideario artístico, el aprendizaje de danza también ha tenido particular importancia. Estudió danza clásica con Ibis Longo, contemporánea con Contradanza Group y Ema Haberti, danza Butho con Gustavo Collins y flamenco con Lupe Vega.
Ese interés por diversas formas del arte la ha llevado a involucrarse en varios proyectos interdisciplinarios y todo esto sin olvidar de mencionar su profusa actividad como educadora.
A partir de aquel encuentro inicial con The Folds of the Soul / Los Pliegues del alma, surgió el interés por entrevistar a Sabrina Lastman; el resto se vio facilitado por su amabilidad, predisposición y seriedad.
Así fue que hallamos una persona con profundidad conceptual y asombrosa calidez y, hasta donde sabemos, esas cualidades no son ni más ni menos que una extensión de su personalidad musical, lo cual le otorga a su obra un rango de autenticidad que no suele abundar.
Ojalá disfrute de sus respuestas, tanto como lo hicimos nosotros…

Un buen punto de partida para esta charla es referirnos a Los pliegues del alma. El título de tu álbum evoca tangencialmente al libro de Gilles Deleuze, El Pliegue. ¿Qué aspectos contenidos en esa obra se relacionan conceptualmente con el disco?

La obra de Deleuze es bastante compleja. Lo que tomé fueron algunas ideas que me abrieron pautas y afianzaron otros pensamientos que venía amasando en relación a la percepción del mundo y cómo cada individuo vivencia los hechos: la idea de la virtualidad del mundo que sólo existe en el alma de quien lo expresa. Cada alma tiene oscuridad, tiene una visión parcial de la realidad, ya que es finita y el mundo infinito. “Las percepciones del mundo son esos pequeños pliegues en todos los sentidos”. Es como si el fondo de cada mónada (alma) estuviera constituido por una infinidad de pequeños pliegues… Me pareció interesante también la propuesta referida a cómo lo material puede cambiar lo espiritual, que se resume en esta frase de Deleuze, refiriéndose a los pliegues del vestido: “…adquieren autonomía, amplitud, no por una simple preocupación decorativa, sino para expresar la intensidad de una fuerza espiritual que se ejerce sobre el cuerpo, bien para destruirlo, bien para restablecerlo o elevarlo, pero siempre para darle la vuelta y moldear su interior”.

La elaboración del álbum demandó más de dos años. ¿En qué medida el paso del tiempo afectó o contribuyó en el resultado final?

Lo positivo de este tiempo fueron los reencuentros. Conmigo misma en lo creativo desde mi llegada a Nueva York, con Oleg Bogod y Ora Boasson-Horev en Israel -con quienes grabé la mayor parte de los temas para el disco-. Además, en el camino de dar a luz un disco, se conoce gente muy valiosa que te aporta sus conocimientos, sus opiniones.

Ese proceso me remite inmediatamente a un concepto incluido en otro libro de Deleuze, Capitalismo y Esquizofrenia: El Anti Edipo, en el que expresa que “la nueva forma de dominación del capitalismo es la superproducción, ya que actualmente no compra materias primas y vende productos terminados como la hacía históricamente sino que compra productos terminados y vende servicios”. Al grabar la mayor parte de tu disco en Israel, editarlo a través de un sello independiente de Uruguay y ahora presentarlo en Estados Unidos, ¿no sentís que estás de alguna forma involucrada en el concepto enunciado por Deleuze?

DeleuzeMe siento involucrada en el sentido que no podemos obviar que estamos viviendo en los adentros del capitalismo, y más viviendo en los Estados Unidos. Por otro lado, los trazos que marcan las rutas por Israel-Uruguay-Estados Unidos para la salida del álbum, tienen que ver con circunstancias de vida, opciones artísticas y realismo.

Me gustaría profundizar en los temas incluidos en tu álbum. El tema de apertura es el clásico de Eden Ahbez, Nature Boy. ¿No considerabas riesgoso que compararan tu versión con las de Nat King Cole, Frank Sinatra, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan o alguna de las tantas que se conocen? ¿Sentiste en algún momento la presión de tener que hacer una adaptación que tuviera el mismo impacto que el original?

La pieza me atrapó; y tenía una idea del mundo que quería escuchar en esa canción. Junto a Ora Boasson-Horev y Oleg Bogod, compartimos una búsqueda, que fue riquísima, y que llegó a ser lo que se escucha en el álbum. La versión que realmente me influyó fue la de Nancy King. (La versión referida aparece en el álbum de Nancy King y Glen Moore “Cliff Dance” de 1993). Creo que cuando uno elige un tema que ha sido interpretado por artistas que han dejado una marca en la historia de la música, la misión de uno es ser uno mismo, compartir lo que tiene para dar, sin  presiones de comparación.

Luego siguen dos de tus composiciones. Lonely Man y In a Place I’ve Been. Aunque ambas se expresan en diferentes contextos, podemos hallar un factor unificador: la utilización de la voz como un instrumento, que si bien parece ser una marca registrada de tu estilo es en esos temas donde tiene mayor énfasis, y una estructura de contraste con el piano en Lonely Man y con la batería en In a Place I’ve Been. ¿Fue concebido así?

Los contrastes generan cambios emocionales, sorpresa, equilibrio y desequilibrio. En Lonely Man ese contraste surgió del trabajo de experimentación con la pieza. En In a Place I've Been hubo una intención desde el principio de ser dos mundos transitando en paralelo.

Tu aproximación a Dindi, de Jobim, es muy cautelosa. ¿Por qué optaste por mantenerte tan cerca de la esencia del original?

Esta canción me acompañó mucho en los conciertos cuando vivía en Israel; y ésta era la manera en que la cantaba, aunque en esta versión para el álbum aparecieron algunos elementos nuevos.

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