Juan Sasturain: Arena en los zapatos
Editorial Sudamericana
Caminó calle abajo, hacia las luces y la música distante. El viento húmedo hamacaba los foquitos de las esquinas contra un cielo de nubes grises. Al doblar hacia el centro subió plena la música que venía del Club Atlético El Trinquete. Aunque fuera increíble, la voz de Billy Cafaro cantaba “Un telegrama” a lo bestia y ahora parecía haberse detenido para siempre en “destinoooo, tu corazón”, “destinoooo, tu corazón”, “destinoooo…”
Estaba todo iluminado, el portón cerrado y la boletería vacía. El viento y la lluvia habían despegado el afiche de Fiesta Acuática. A través de los barrotes vio el pickup girando empecinado en medio del disco: “destinoooo, tu corazón”, “destinoooo…” Metió la mano y desconectó el aparato. El silencio fue ocupado por truenos cercanos y nuevas ráfagas le tiraron arena y algunas gotas ladinas y gordas como escupidas. Se refugió bajo el alero y puteó la lluvia, la arena voladora, el estúpido nombre de Playa Bonita, los periodistas jóvenes, su propia boludez.
Y entonces oyó los gritos a sus espaldas:
– Beba… Beba… ¿Qué mierda pasa con el disco? ¡Beba!