Tin Hat en concierto: “La vida, ¿no es acaso una canción?”
McCabe’s Guitar Shop – Santa Mónica, California (USA)
Sábado 14 de Mayo de 2011 – 20:00 hs.
La música de Tin Hat ha logrado legitimar una inhabitual y valiosa vinculación entre los rigurosos gestos académicos de la música docta y los aromas populares subyacentes en la tradición folclórica. En su fascinante, sutil y atemporal universo sonoro cohabitan en armonía: nostalgia y alegría, tradiciones e innovación, urbanidad y frescura, luces y sombras. Desde su constitución a finales de los noventa hasta nuestros días, la banda supo elaborar y mantener una definida identidad musical que se nutre de fuentes tan distantes entre sí como la música de cámara, el folk europeo, la world music, el jazz, el tango, la música de los Apalaches, el klezmer y el bluegrass.
La discografía de Tin Hat, aun con cambios de alineación y formato, no solo da cuenta de esa infrecuente ligazón estética sino que, además, permite apreciar sus progresos en la búsqueda de nuevos horizontes musicales. De esa permanente evolución artística dan cabal testimonio sus cinco álbumes en estudio (Memory is an Elephant de 1999, Helium de 2000, The Rodeo Eroded de 2002, Book of Silk de 2004 y The Sad Machinery of Spring de 2007) y el álbum en vivo Foreign Legion de 2010.
Tin Hat llegó al cálido y coqueto McCabe’s Guitar Shop de la ciudad de Santa Mónica alineando a Carla Kihlstedt en violín y voz, Ben Goldberg en clarinete y clarinete contralto, Mark Orton en guitarra, dobro y piano y el recientemente incorporado Rob Reich en acordeón y piano, para ofrecer a modo de adelanto algunos de los temas que formarán parte de un álbum -de inminente lanzamiento- fundado e inspirado en textos del poeta estadounidense E. E. Cummings.
A lo largo de su trayectoria Tin Hat -siendo principalmente una banda de carácter instrumental- mantuvo la costumbre de incluir, en cada una de sus producciones discográficas, al menos una pieza vocal; en ocasiones interpretadas por Carla Kihlstedt y en otras oportunidades recurriendo a vocalistas invitados de la talla de Willie Nelson, Tom Waits y Mike Patton. Sin embargo -como luego comprobaríamos en la noche de Santa Mónica- la banda en su nuevo trabajo ha resuelto invertir las proporciones de esa ecuación para adecuarse a los textos de Cummings, limitando los temas instrumentales y privilegiando a las piezas vocales.
Las obras musicales basadas en textos literarios pueden crear un espacio en donde las palabras, sin abandonar su atmósfera de época, se entremezclan con la partitura para trascender a su tiempo haciendo que ambas se hermanen e iluminen recíprocamente. La historia ofrece memorables ejemplos de esa conexión entre música y literatura: desde el Macbeth de Giuseppe Verdi inspirado en textos de William Shakespeare a la ópera Carmen de Georges Bizet basada en la novela homónima de Prosper Merimee; pasando por la Sinfonía Fausto de Franz Liszt sobre escritos de Johann Wolfgang von Goethe, la ópera Boris Godunov de Modest Mussorgsky fundada en la tragedia del mismo nombre perteneciente a Alexander Pushkin y la Sinfonia Manfred de Piotr Ilich Tchaikovski nacida de los textos del poeta Lord Byron, entre muchas otras.
El poeta estadounidense Edward Estlin Cummings o “e.e.cummings” (forma que usó para firmar toda su producción literaria) creó un sistema de escritura de vanguardia que recurría a la descomposición de la palabra en fragmentos, la incrustación de unas palabras en otras, rupturas de la medida silábica regular, el uso anómalo de la puntuación y la aparición de mayúsculas en cualquier posición del texto. Algunos de sus poemas lucen en su simplicidad como letras de canciones populares, otros exhiben un profundo lirismo, algunos adquieren un carácter abstruso e impenetrable y muchos, debido a su fuerte componente visual, no pueden ser comprendidos sin ver la página. Lo cierto es que a partir de esa configuración audaz, caprichosa y sucinta, E. E. Cummings elaboró una obra sin par que sirvió tanto para expresar ideas muy concretas sobre la realidad social como también para ofrecer una particular visión del amor y el sexo ubicada en las antípodas del puritanismo.
Debo confesar que no amanezco recitando poemas de Cummings (cuando me levanto apenas puedo emitir sonidos guturales, extraños gorjeos o epítetos en jerigonza) pero lo leo asiduamente. No lo entiendo, pero lo leooo… ¡Puf! Es probable que esa rutina literaria no haya derivado en un mejoramiento en mi dominio de la poesía pero al menos tiene el valor terapéutico de hacerme sentir menos culpable cuando escribo nombres propios en minúsculas, acentúo consonantes (mis favoritas son la “h” y la “x”), le agrego asteriscos a todo (*) –le dije que agregaba asteriscos a “todo”, ¿no?- o hago que las palabras se incrusten sin sentido en las frases como si fuesen autitos chocadores en un parque de diversiones.
Por fortuna para el arte la aproximación de Tin Hat a los incomparables textos de E.E. Cummings, de acuerdo a lo visto y escuchado en el McCabe’s Guitar Shop, sería de calidad, frescura y belleza infinitas.
El concierto abre con Open His Head, pieza que musicaliza el poema de Cummings Open his head, baby que en origen fuera incluido en su libro XAIPE: Seventy-One Poems de 1950. El elegante sonido del clarinete de Ben Goldberg se entremezcla con los graves acordes del piano de Rob Reich y los sutiles ornamentos de la guitarra de Mark Orton, otorgándole una cierta amalgama neorromántica no desprovista de juegos motívicos. Sobre ese andamiaje armónico Carla Kihlstedt, con una concentración casi hipnótica, ocupa el centro de la escena exhibiendo una aterciopelada y embriagante “media voz” a la que resulta imposible resistirse.
Tras un breve pasaje instrumental en el que sobresalen el imaginativo acordeón de Rob Reich y un aquilatado soliloquio de Ben Goldberg en clarinete, llega Speaking of Love sobre textos del poema homónimo que Cummings incluyera en ViVa de 1931. Aquí Tin Hat yuxtapone desde una perspectiva camerística elementos del jazz y la música folclórica adornados con sutiles pinceladas de tango que terminan acentuando la melancólica desesperanza que constituye la base textual de la composición.
El exquisito instrumental The Enormous Room está inspirado en la novela autobiográfica del mismo nombre de 1922 en la que E.E. Cummings hiciera referencia a su temporario encarcelamiento en Francia durante la Primera Guerra Mundial.
El encantador Little I – sobre el poema Who are you, Little I – encuentra en Carla Kihlstedt, merced al cuidado fraseo y la justa intención dramática de su voz, el perfecto matiz para expresar emociones a partir de un texto escueto y ascético.
A continuación la banda se aparta por un momento de la poesía de Cummings para ofrecer una encomiable recreación de The Last Cowboy, tema perteneciente a su álbum de 2002 The Rodeo Eroded y que también cuenta con una posterior versión en vivo incluida en Foreign Legion de 2010.
Si por unos instantes usted al escuchar este tema cierra los ojos, podrá imaginarse que está en medio de un filme de spaghetti-western protagonizando a un rudo vaquero que persigue a un puñado de bandidos en la aridez de la frontera méxico-estadounidense… ¡Perdón! Por favor, abra los ojos… Le dije que imagine un “puñado de bandidos” y no “un montón de insaciables colegialas”; me réferi a un spaghetti-western y no a una película porno y ubiqué la escena entre México y Estados Unidos y no entre Dinamarca y Suecia. ¡Ah! Y sobre todo… ¡no sea ridículo y vístase!
Una notable musicalización de los textos de Now (more near ourselves than we) extractados del libro de E.E. Cummings 95 Poems de 1958 se empalma con el clásico del repertorio de Tin Hat Foreign Legion del álbum Memory is an Elephant de 1999.
Unas cadencias en vals sobre un ámbito melódico estrecho que conjuga diferentes fórmulas motívicas empleadas en improvisación y etéreos movimientos armónicos, sirven para ilustrar el poema de Cummings If up’s the world. Uno de los momentos más emotivos del concierto, aquí realzados por un solo de acordeón de Rob Reich cargado de matices y sutilezas, la siempre protagónica participación de la guitarra de Mark Orton y las sublimes intervenciones de Carla Kihlstedt en violín y voz.
A continuación, un preludio recitado a cargo de esta última abre paso a la pieza sobre textos del notable poema This is a Rubbish of Human Rind al que poco a poco se van sumando instrumentos para apoyar un crescendo dramático en el que sobresale el particular registro del clarinete contralto de Ben Goldberg.
Luego sigue un segmento de dedicatorias; primero con Bill (tema consagrado a Bill Frisell del álbum The Rodeo Eroded) que incluye impecables aportes de Mark Orton en guitarra y luego a través de la musicalización del poema de Cummings Two Little Who’s, aquí dedicado al reciente enlace matrimonial entre Yuka Honda y Nels Cline.
El cierre del concierto es con una impagable versión de Dead Season, pieza que Tin Hat incluyera en su álbum de 2007 inspirado en la obra del artista polaco Bruno Schultz: The Sad Machinery of Spring. A pedido del público la banda regresa para ofrecer Diminutive, composición que da vida a un poema en haiku (forma de poesía tradicional japonesa que utiliza una unidad lingüística de menor rango que la sílaba a la que se denomina mora) que Cummings incluyera en su obra 95 Poems de 1958.
En Tin Hat los conceptos de lo nuevo y lo viejo y términos como ubicación territorial o frontera estética, siempre han resultado insuficientes e innecesarios. Ahora, en esta aproximación a la literatura y al formato canción, siguen luciendo tan alejados de las modas como cercanos a la vida misma. Después de todo y como preguntaba E.E. Cummings en un poema de Tulips and Chimneys: “La vida, ¿no es acaso una canción?”
Sergio Piccirilli