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Qeensrÿche: Operation Mindcrime II

Freiheit Ouvertüre, Convict, I´m American, One Foot in Hell, Hostage, The Hands, Speed of Light, Signs Say Go, Re-arrange You, The Chase, Murderer?, Circles, If I Could Change It All, An International Confrontation, A Junkie´s Blues, Fear City Slide, All the Promises.

Músicos:
Geoff Tate: voz
Mike Stone: guitarra
Michael Wilton: guitarra
Eddie Jackson: bajo
Scott Rockenfield: batería
Invitados:
Ronnie James Dio, Pamela Moore y Miranda Tate: voz.
Ashif Hakik: orquestación.

Warner, 2006

Calificación: Está más que bien

Esta banda tuvo su momento de gloria hacia fines de la década del ´80 y comienzos de los ´90. Su disco más vendedor fue “Empire”, de 1990, con el single afanosamente inspirado en Pink Floyd, “Silent Lucidity”, el cual tuvo una buena difusión tanto en radio como en TV. Además, les permitió grabar un unplugged para MTV.

Ok, es una larga historia que me llevó a desempolvar y volver a escuchar el disco de 1988 que le permite a éste tener el II. “Operation Mindcrime” fue el primer disco en obtener reconocimiento “masivo” de lo que se daba en llamar metal progresivo, una suerte de renacimiento de algunas premisas del prog-rock de los setenta, vestidas de metal y despojadas de sutilezas.
En su momento compré el disco esperando algo parecido a Rush, que era un poco como lo vendían; pero me encontré con un disco más duro, con un sonido oscuro y aspero y algunos clichés del heavy de esos años. Una vez acostumbrado a la propuesta y en cierta medida a la decepción, encontré un disco conceptual interesante.

Esta vuelta a escuchar el disco original y seguir con su secuela fue imprescindible para darle el valor justo que la obra tiene. A pesar de haber pasado dieciocho años entre ambas entregas, parecen haber sido escritas juntas. Obviamente hay diferencias de sonido y de madurez de la banda, que ha dejado de lado los lugares comunes para ser una voz claramente distinguible en el universo del metal-progresivo. Sin pirotecnia técnica o sonora logran ser compactos y contundentes, con buenos solos de guitarra y precisa ejecución colectiva.

En este caso me voy a concentrar en la historia detrás del disco debido a que sirve para describir bien cómo suenan los temas. Trata de un joven descarriado furioso con la realidad de su país quien es reclutado por el Dr. X y convertido en un asesino a sueldo y adicto a las drogas, para ser controlado. En el camino comienza a darse cuenta de que es usado y su único vínculo con la humanidad es Sister Mary, una religiosa que de adolescente era prostituta. Le ordenan matarla por saber demasiado y se niega, pero es asesinada igual y lo culpan a él del crimen. Es detenido y es confinado declarado insano. Así termina “OM I”.
Este disco comienza con la liberación de Nikki dieciocho años después… con sed de venganza. En el camino las letras hacen una fuerte descripción y crítica social sobre EE.UU. Ambos discos coinciden con los gobiernos de la familia Bush en el país del norte. Evidentemente no son republicanos.

Este panorama es bien representado en las composiciones del disco tanto desde la música como desde las interpretaciones vocales. Éstas siempre fueron el punto fuerte de la banda; Tate canta realmente bien y tiene una muy buena expresividad. También manejan muy bien la formación con dos guitarristas, donde no hay una primera ni una segunda, sino que son complementarias. Hablando de guitarras, Mike Stone reemplaza a Chris De Garmo, quien en la primera edición fue responsable de gran parte de las composiciones. Sin embargo, este cambio no es notorio y Tate se hace cargo de todos los temas.
El punto flojo de esta edición es el mismo de la primera: los temas pierden algo de originalidad a medida que el disco avanza, tal vez debido a la sonoridad de la banda y a la propuesta de las letras. Igualmente, las canciones logran mantener su individualidad.

Federico Larroca

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