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El Tiempo Pasa (Pero No Es Igual Para Todos)

I) Juventud divino tesoro

Dorian GrayEstamos inmersos en una cultura que hace de la juventud y de la apariencia sus valores primarios, eso ya lo sabemos. Sin embargo, fue refrescante ver en TV por cable un show grabado unos meses atrás de Kevin Johansen & The Nada, donde la banda compuesta por músicos de treinta y pocos rendía homenaje al único músico que no cumplía con esta premisa. El baterista Enrique El Zurdo Roitzner, ya en sus sesentas, nos muestra en su carrera un "quién es quién" de la música argentina… y no tanto. De Piazzola a Vinicius, tiene una amplia trayectoria. Johansen hacía mención a todo esto y le pide un aplauso especial a la audiencia.

La contracara la tuve pocos días después. Un amigo músico, con una trayectoria de más de treinta años, pena por conseguir que lo convoquen para algún trabajo y no ser reemplazado por algún joven novato para dar una imagen más moderna sobre el escenario cuando en el fondo, lo que quieren, es ahorrarse unos pesos. Esta realidad es moneda corriente en los espectáculos de “tango for export”, tanto en Bs.As. como en las compañías que hacen giras por el exterior; y más de un renombrado líder deja mucho que desear.

Quienes son líderes, tienen más suerte (si han logrado el cartel suficiente). Igualmente no les ha resultado ni fácil, ni gratis. La falta de respeto hacia quienes tienen una trayectoria, simplemente porque peinan canas, es historia de todos los días. En la búsqueda de la eterna novedad tendemos a descartar lo que ya está hecho, no importa cuán bien esté, o si ha servido de base para lo que disfrutamos; ya lo oímos, ya está, pasemos a otra cosa. La novedad por la novedad misma. ¿Cuántos de estos novedosos jóvenes músicos de hoy seguirán activos dentro de treinta años?

¿Cuántos de ellos habrán logrado forjar una trayectoria?

¿Cuántos serán recordados?.

 

II) Los eternos rebeldes.

 

Robert PlantHace treinta años todo el mundo se preguntaba cómo llegaría a su edad media la generación del rock. La mayoría pensaba que si no se corregían, nunca llegarían. Cierta razón tenía este argumento teniendo en cuenta la temprana muerte de varios músicos. Hoy nos encontramos con una generación de sexagenarios todavía en forma arriba de los escenarios. Seguramente se corrigieron, o en ciertos casos sus fortunas los salvaron, pero casi todos siguen siendo ellos mismos en sus shows.

¡¡¡Qué hacen en los escenarios!!! ¡¡¡Deberían ser señores mayores y estar en sus casas o estar muertos!!!

Bueno, ninguna de las dos. Son señores mayores que siguen teniendo ganas de hacer lo que han hecho gran parte de sus vidas. En los casos que no se ha tratado de una postura, han logrado seguir adelante con éxito.

Paradójicamente, muchos chicos malos están vivos y coleando; en cambio, muchas estrellas pop blancas y buenas han desaparecido del mundo del espectáculo o sencillamente de la faz de la tierra.

SandroJustamente me vino esto a la mente pensando que Robert Plant tiene la misma edad que el argentinísimo émulo de Elvis, Sandro. Plant, contra todo pronóstico, sigue en pie y en forma; el héroe de los hogares, el niño bueno, Roberto Sánchez "Sandro" entra y sale de hospitales porque sus pulmones ya no funcionan por culpa del cigarrillo. Más aún, es terrible verlo hacer sus shows, ya sin ningún despliegue físico, y con un tubo de oxígeno al lado del micrófono.

Cuando uno se enfrenta a la generación del sesenta y del setenta de rockeros extranjeros que siguen tocando, es tremenda la comparación con sus contemporáneos. Por ejemplo, mi padre. Ellos han envejecido menos. Tal vez el hecho de realizar una actividad que los relaciona permanentemente con su juventud y que les demande estar física y mentalmente estar preparados, sea la clave. Esto de mantenerse joven de espíritu debe tener algo que ver. El cambio generacional es impresionante. Cuando ellos empezaban, un hombre de sesenta años era sin más ni más un anciano; a nadie se le ocurría que podría estar saltando como lo hace Mick Jagger sobre un escenario.

Para el resto de los mortales, tener sesenta años es ser una persona grande, pero ya no un anciano.

Federico Larroca

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