Chavela Vargas: Y si quieres saber de mi pasado
Santillana EdicioneS Generales, S. L.
José Alfredo Jiménez era borrachón, parrandero y calavera. Había llegado a México mediados los treinta desde su tierra natal en Hidalgo y, después, había hecho sus cosas con un trío llamado Los Rebeldes… Se le veía venir a José Alfredo. Estuvieron en la radio, y creo que era la XEL. Por aquel entonces los tríos eran muy populares en México, y lo siguen siendo porque es una de las formas típicas de la interpretación de canciones del país. Si ustedes visitan Veracruz, por ejemplo, verán a tríos vestidos de blanco interpretando canciones populares y corridos. Uno de sus amores fue Paloma Gálvez, que era sobrina de un directivo de RCA, donde grabó. Tal vez no recuerden la canción, Yo, porque la cantaban Andrés Huesca y los Costeños.
José Alfredo escribía tres o cuatro canciones diarias… luego las perdía, pero las escribía en las paredes, en el coche, en todas partes. Se angustiaba y se ponía como loco sólo pensando que tal vez se olvidaría de los versos. Si estaba con una señora y acariciaba un verso, enseguida decía:
– Préstame el lápiz de labios, que voy a escribir unas cosas…
Y era bien común encontrar a José Alfredo con mujeres: es imposible saber qué le gustaba más, el tequila, las mujeres o la música. Cuando escribió El abandonado y dejó escrito que "tres vicios tengo y los tengo muy arraigados: ser borracho, jugador y enamorado", creo que decía la verdad. También es difícil saber si tenía la profesión que dicen, la profesión de abandonado: lo más probable es que viviéramos así porque no encontrábamos otro medio mejor de vivir. Desde lejos, pasados los años, resulta fácil describir cómo éramos o trazar una guía que explique por qué éramos como éramos. Pero nadie, que yo sepa, se para a examinar y a analizar cómo es uno mientras vive. Creo que simplemente vivíamos y vivíamos en la bohemia porque era como nos gustaba vivir. Los análisis de la bohemia -tantos se han hecho y tantos se seguirán haciendo- son muy útiles para los historiadores y la gente de saber, pero es posible que si nos hubieran leído las conclusiones mientras lo vivíamos, nos hubiéramos desternillado de risa. Una de las características de la bohemia, y puedo decir que una de las características de mi vida, ha sido que jamás hacíamos nada para los demás, para que los demás dijeran esto o lo otro: lo hacíamos sólo porque nos convenía, porque nos daba la gana. Que yo recuerde, nunca he pensado si una actuación, un gesto o una respuesta "me convenía" o favorecía mi carrera. Éramos como éramos: jóvenes y borrachos. Dice el ensayista Monsiváis -y Monsiváis sabe lo que dice- que el repertorio de José Alfredo es el arte del abandono. Las canciones y el amor son sólo una parte de la vida. Tener pena, tener angustia va más allá de que una mujer nos abandone. Nadie muere por amor. Muere por la carótida o por un cáncer de hígado, o por cualquier otra enfermedad.