Fernando Kabusacki

Y eso te pasa en Japón.

Eso me pasa en Japón. En ningún otro lugar.

En los cursos de Guitar Craft, además del instrumento, hay una fuerte presencia de otros componentes como la relajación y la meditación. ¿puede esto tener que ver con lo que comúnmente se denomina “filosofía oriental”?

Puede ser… Yo creo que esa parte de mi entrenamiento, de mi preparación como músico me ha ayudado mucho a ser más paciente, a saber escuchar… cosas que yo noto que los japoneses tienen muy desarrolladas. Saber respetar los silencios… Hace unos dos años fui a tocar al Tonic con Rovo (banda japonesa instrumental que, entre otros, integran Seiichi Yamamoto y Yuji Katsui); nos presentamos como “Rovo y Kabusacki”.

Menos mal que no era Robo… (risas)

Sí… la cuestión es que dos días antes tocaron The Boredoms en el Bunbury Ballroom y se presentaron con tres baterías completas (Yoshimi P-We, Yojiro Tatekawa y Muneomi Senju) y Yamatsuka Eye en voz, algún teclado y unas luces que se ponía en las manos. Y de soporte estaba Jim O’Rourke. El tipo subió al escenario solo con una guitarra y unos pedales y durante unos veinte minutos o media hora metió un acople que lo iba mutando muy levemente… algo prácticamente monotónico… y ése fue el show. Y fue extraordinario. Al día siguiente lo invitaron al MELA, a lo que llaman Dream House; y yo fui porque estaba con la comunidad japonesa (sonríe). Un pequeño departamento con una instalación sonora que hizo La Monte Young; entrás y te sentás en el piso a vivirla… y es algo bien minimalista, como un armónico que está sonando permanentemente con unas luces violetas y rojas, con paredes blancas, una alfombra también blanca y un par de almohadones. Y la gente va… Y ese tipo de cosas acá no me las imagino. O me las imagino en el mundo de la música experimental. Pero esto me pareció muy natural. Lo mismo que el concierto de O’Rourke. Esa normalidad de esta música “extraña” tiene que ver con mi afinidad con Japón.

Además de cuestiones musicales, ¿qué otras cosas incorporaste en los cursos de Guitar Craft?

Yo no me puedo imaginar cómo sería hoy sin todo eso. Me ha ayudado a organizarme, por ejemplo…

Hay un método de relajación… la Técnica Alexander…

Bueno… la Técnica Alexander es algo que ayuda mucho a músicos y artistas, a performers en general. De hecho, yo doy clases y, un poco por sugerencia de Fripp, incorporé la Técnica Alexander en las clases grupales. Semana por medio viene Marta López a trabajar con los alumnos. Es una técnica que tiene que ver con las respuestas habituales o vicios del cuerpo, por decirlo de alguna manera, como las tensiones, sentarse encorvado, ese tipo de cosas… un problema que suelo tener cuando voy a tocar son las sillas, lo que hizo que arreglara una banqueta de baterista para llevarla y poder tocar cómodo. Porque de verdad que gran parte del problema son las sillas. Y si estás mal sentado no hay manera de que la musculatura aguante esa postura. No es natural. Y la Técnica Alexander es un componente muy importante en los grupos de Guitar Craft. En síntesis, te ayuda a sentarte, a cómo estar parado… ayuda a que al tocar o practicar, la espalda no empiece a dolerte a los 20 minutos cuando por ahí estás horas con el instrumento. Es importantísimo poder desarrollar esa capacidad de relajación de los músicos.

Otra de las cosas que me llamó la atención en los cursos de Guitar Craft fue que, en el temario de cada día, había un ítem que decía algo así como “Treinta minutos de no hacer nada”. ¿Qué es eso y para qué sirve?

Yo no soy un estudioso del Zen pero por lo que he leído, el silencio es muy importante y algo de eso hay. La instrucción es hacer nada lo mejor que uno pueda. Es simplemente sentarse en el piso o en una silla durante treinta minutos a, justamente, hacer nada. En general, si uno intenta sentarse 30 minutos sin moverse, seguramente va a pensar un montón de cosas. Ahí se pone en evidencia todo el ruido que tenemos adentro; ya sea muscular, porque una de las cosas que podés hacer es relajar los músculos; y te das cuenta que tenés tensiones en gran parte del cuerpo. Esas tensiones, a la hora de tocar la guitarra, no permiten que los dedos respondan a estímulos musicales. En general te vas a mover por los caminos conocidos, habituales. Y en la música es muy importante responder a algo del momento y no tocar solamente lo que uno sabe. De lo contrario, se pierde la inocencia. Y ahí se pierde el arte. Otra cosa que para mí es fundamental es apreciar el silencio; no siempre hay que hacer, no siempre hay que tocar y no siempre hay que estar llenando todo de algo. Muchas veces en la música es muy importante el silencio. Y volvemos a la paciencia. Hay música que no podemos escuchar porque durante veinte segundos, aparentemente, no pasa nada… y uno espera a que pase algo inmediatamente. Y a veces hay que esperar. Muchas músicas muy importantes contienen pequeños momentos en los que no “pasa nada”. Arvo Part, por ejemplo, si no tenés paciencia…

O el 4:33 de John Cage… y hasta el comienzo del disco Vrooom de King Crimson.

Totalmente… Bueno, John Cage tenía mucho background del Zen. Y si bien él presenta a 4:33 como un experimento conceptual, también tiene que ver con que la gente termine escuchando silencio. Tanto Cage como Fripp hablan mucho del silencio como presencia. En el silencio no es que no hay nada. Estas prácticas de “no hacer nada” te preparan para esos aspectos. (Piensa) Vos vas a un jardín Zen, por ejemplo, y si vas con un ojo argentino decís “acá no pasa nada… es una piedra con un poco de arena que le pasaron el rastrillo…” (risas). Un ojo japonés o de un Master Zen, que por ahí vivió hasta los 95 años, dice “esta piedra va acá”. Y es una genialidad. Y si vas a un jardín Zen y no tenés esa paciencia un poquito desarrollada… no entendés nada… te la perdés… Ojo, yo voy y seguramente puedo apreciar un dos por ciento…

Pero por otro lado la japonesa es una sociedad muy autoexigente y con un alto índice de suicidios adolescentes.

Ojo…no es cuestión de reivindicar a Japón como sociedad… En ese aspecto la cultura japonesa es un desastre. Tienen grandes problemas con esto de la propia exigencia. No salgo a reivindicar eso ni tampoco sé qué pasa… no hablo japonés ni tampoco sé cómo piensa la gente… simplemente me refiero a un aspecto del Japón que es interesante; pero hay otras cuestiones que no las puedo entender. Son cuestiones inherentes a cada país. Como la denominada “viveza argentina”, que en gran parte fue lo que hizo que me recibiera el Manager de Fripp sin que tuviera cita alguna.

Eso también tuvo que ver con la necesidad…

Sí, por supuesto… Lo que quiero decir es que esa viveza tiene sus pros y sus contras; con el Zen pasa lo mismo: una cosa es comprender el silencio y otra muy distinta suicidarte…

¿Es tan importante la afinación inventada por Fripp (conocida como New Standard Tuning)?

Es la única afinación con la que estudié seriamente. Pero puedo decirte que muchas personas que ingresaron a Guitar Craft después de haber estudiado en Berklee, por ejemplo, le han encontrado muchas ventajas.

Pero ¿qué es lo que tiene de distinto?

Varias cosas. Técnicamente, la cuerda más grave llega hasta un Do, cuando en la afinación standard llega hasta un Mi, con lo que en los graves ganás dos tonos, que es muchísimo. Y algo similar ocurre con los agudos, donde ganás una cuerda. El rango entonces es mucho mayor. Además (toma su guitarra para demostrarlo), en este “cachito” (unos cuatro trastes) tenés tres octavas. Para tocar lo mismo con la otra afinación tenés que recorrer toda la guitarra. También hay ventajas en relación a los intervalos, con lo que algunas cosas se simplifican bastante. Pero insisto en que no estudié seriamente con la afinación standard…

¿Y si te prestan una guitarra?

No puedo tocar nada, directamente, lo que me hace una suerte de “delicado” (risas).

Por qué Los Gauchos Alemanes fueron los que fueron y no otros?

Había afinidad entre nosotros. Pero también que cuando La Liga entró en receso, se formó el California Guitar Trio, que eran bastante virtuosos. Y nosotros quedamos como las ovejas negras. Hernán (Núñez) y yo éramos afines pero muy diferentes. Y Martin (Schuwtke), alemán, se ubicaba como en el centro de la cuestión. Una química difícil de describir o de explicar. Y se dio que los tres en ese momento queríamos venir a la Argentina… y funcionó… la verdad que funcionó…

Vos te considerás un guitarrista de rock pero, por otro lado, decís que el rock local no te conmueve…

Pero no es un juicio de valor sino una cuestión personal. Hay cosas que me interesan como Flopa, Juan Ravioli, respeto mucho a Pez, Minimal, Bochatón (que cuando está bien es muy valioso). Después… me tengo que poner a pensar. Me cuesta y me molesta que me cueste tanto. También estoy medio “ostrácico” y no estoy muy al tanto de todo lo que hay como para hablar con propiedad. Tengo sí una gran simpatía por las cosas jóvenes. Fui a ver varias cosas recomendadas por músicos y periodistas que no me conmovieron. Charly (García) ahora está en un momento de transición y hay que esperar que regrese la energía.

¿Vos preferís al García caótico?

No. Para nada. Y como amigo de él, sé que la pasó muy mal y no se lo deseo a nadie. Yo sé que no estaba bien. Y muchos somos los que sabemos que estaba mal y triste. Ahora está en pos de poder disfrutar realmente de la vida y poder hacer música. Él estaba en una especie de infierno y, con todo, tenía momentos de genialidad y mucha creatividad. Pero si el precio a pagar era destruirte como persona, no es negocio. Es bueno y necesario el equilibrio, el balance. Pero ojo que no todo el tiempo era un caos. Había muchos momentos en los que yo trabajé muy bien con él y que era muy ordenado. Lo que pasa es que esos momentos no son los que trascienden. A medida que avanzaba la noche se iba tornando más difícil; pero yo he vivido momentos muy ricos con genialidad y bastante orden. Eso sí, tenía mucha inestabilidad. Él tiró el master de Kill Gil porque pensó que había un backup… y no lo había… porque él no quiso que lo hubiera. Y se perdieron momentos muy ricos artísticamente. Otras quedaron, pero varias cosas se perdieron por completo.

Del rock que no te conmueve mirá adónde llegamos…

Cierto… pero pasa que soy muy exigente con la música; necesito que me emocione. Yo la escucho a Joanna Newsom y me desarma. El último disco de Morrissey también. Es que si la música no me conmueve no me alcanza…

Para ir cerrando, contame lo que se viene…

Voy a insistir con los conciertos solo (risas). Sigo tocando con Bochatón; espero volver a grabar con Charly García, tocar de nuevo con Flopa… apenas esté listo el CD voy a ir a tocar a Japón, sigo con la musicalización de las películas mudas y con la idea de publicar una caja con varias, que serían Juana de Arco, Usher, Nosferatu, Amanecer y probablemente agreguemos Fausto, que ya se había editado en su momento.

Esto con la National Film Chamber Orchestra…

Sí… no sé qué va a pasar con Imán y con Los Gauchos, tampoco sé… depende más que nada de Hernán (Núñez), que ahora está como director del Guitar Circle, que viene a ocupar el lugar que tenía La Liga.

¿Qué cosas te ayudan para hacer tu música?

Tengo que estar bien técnicamente con la guitarra. También me ayuda la lectura. En general leo biografías de músicos; la última que leí y que recomiendo es la de Johnny Cash. Otra cosa que me inspira y ayuda es el público. Saber que la gente está escuchando me ayuda enormemente. Y poder desprenderme del prejuicio…

Y hablando de eso… ¿qué pasaría si tocaras con una venda en los ojos sin saber lo que ocurre delante tuyo?

Es que lo que ocurre lo percibís. No sabés quién está y… no quiero ponerme cósmico pero… uno percibe.

¿Vas modificando lo que tocás en función de eso?

Totalmente… yo creo tener la capacidad de percibir qué es lo que pasa en la audiencia. Es algo que Fripp siempre menciona, que la obra sucede entre el músico y la audiencia. Y yo sé que es así.

www.kabusacki.com.ar
www.myspace.com/kabusacki

Marcelo Morales

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *