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2 Foot Yard: Borrowed Arms

Octopus, Seven Houses, Borrowed Arms, Chapter IV, Crisis, Plane Song, Drizzle, Hold my Own, Red-rag & Pink-flag, Newbury Street, One Day in May, Whistle Past the Groveyard, The Great Escape


Músicos:
Carla Kihlstedt: voz, violín, glockenspiel
Marika Hughes: voz, cello
Shahzad Ismaily: batería, percusión, guitarra, banjo, bajo, piano, voz
Invitados: Ben Goldberg (clarinete), Rob Burger (órgano), Colin Stetson (saxo bajo), Jim Campilongo (guitarra), Jessica Troy (viola), Mark Orton (arreglos de cuerdas)

Yard Work, 2008

Calificación: A la marosca

La imaginación es la voz del atrevimiento. (Henry Miller)

El trío 2 Foot Yard exhibe una fusión de estilos y corrientes musicales que diluyen las fronteras existentes entre el arte y la canción pop. En su propuesta se aglomeran la potencia visceral del rock con la intimidad y la calidez de la música de cámara, el turbulento encuadre del punk acústico con la amplitud armónica de la música clásica contemporánea y la consolidada tradición del folk estadounidense con la generosa espontaneidad de la libre improvisación.
La inusual paleta de sonidos utilizada por el trío, no hace más que acrecentar su potencial innovador. Una atrevida amalgama de cello, violín, batería, guitarra y voces se distribuye entre los componentes de la banda con audacia y osadía, para configurar un atrevido dibujo estético en el que se adivinan los contornos de un paisaje musical infrecuente y asequible, envuelto en atmósferas rebosantes de seducción.
En 2 Foot Yard sobrevuelan la pasión, el humor, el ingenio y el virtuosismo, es cierto. Pero si algo distingue a este proyecto por sobre todas las cosas, es la imaginación.

La imaginación es un ejercicio de abstracción de la realidad que puede dar solución a necesidades, permite concretar deseos o desarrollar preferencias.
Los objetivos de esa abstracción en función de lo razonable que sea lo imaginado, pueden ser más o menos realistas. La imaginación consigue representar experiencias pasadas, nos faculta a interpretar las que se están viviendo y, en gran medida, nos ayudan a conjeturar los hechos futuros. La imaginación tiene la cualidad de permitirnos crear cosas nunca vistas y juega un papel crucial en la comprensión de la vida ya que nos permite entender objetos y relaciones y nos ayuda a que arribemos a un juicio de valor más acorde con la realidad que si no tuviésemos imaginación.
Uno de los más destacados estudiosos en este campo fue Carlos Timoteo Williams a quien cito textualmente: “La imaginación es un juego desintegrador conceptualmente dirigido hacia horizontes no representativos que expresan per sé una disolvente fantasía de carácter metafísico filtrándose in extremis en las fronteras de lo oculto”.
Confieso que cuando leí esa frase por primera vez… me brotaron lágrimas de los ojos. Visiblemente emocionado, sólo atiné a decir “no entiendo, no entiendo”.
Superada la sorpresa inicial, me enfrasqué con pasión a repasar los veinte volúmenes que componen su famosa obra: “La imaginación en dos palabras, máximo tres”.
Resulta imposible abarcar, al menos en este momento, el contenido de ese extenso tratado; pero en uso de las técnicas que incorporé durante el curso de lectura veloz de academias Oli resumiré, en pocas palabras, sus conceptos centrales:
La ima… prólo, pag. 3, capítu… fin… Impreso el 23 de abri… $25.
En una rápida interpretación de lo mencionado podemos arribar a la conclusión que esta obra de Carlos Timoteo Williams… estaba en oferta.
Convengamos que veinte volúmenes a 25 pesos… ¡es baratisismo!
Lo cierto es que la imaginación define el límite entre la realidad y la fantasía, ya que cuando se adosa creatividad a lo imaginado puede dar origen a ideas materializables.
Algo así sucede con el álbum Borrowed Arms del grupo 2 Foot Yard.

En Octopus una austera y reposada construcción armónica abre paso a la encantadora voz de Carla Kilhstedt. Un lienzo sonoro pleno de contrastantes matices en los que se unifican el arte pop, el folk, la música de cámara y el rock, acentuando una dinámica estética con capacidad para transmitir sonidos, formas, situaciones y estados de ánimo. Una explícita connivencia musical entre lo conocido y lo inesperado.
En la inquietante disposición sonora de Seven Houses confluyen la energía del punk acústico, exquisitos arreglos vocales y una fuerte imputación a la avaricia y el materialismo en el ser humano. “Tiene siete casas, ninguna de ellas es un hogar. Habla siete idiomas, ninguno de ellos pronuncia mi nombre”. Una inquietante reflexión sobre las consecuencias de vivir en una sociedad cuya principal motivación es poseer, tener y codiciar. “Vos querés lo que sentís, temés lo que amás, amás lo que perdés, anhelás lo que comprás, comprás lo que ves y así desgastás lo que sos”.
El tema Borrowed Arms ostenta una deliciosa aura de balada romántica de los sesenta liado a elegantes texturas de cuerdas de corte clásico. Desde ese imaginario punto cardinal, emanan la embriagante voz de Kilhstedt, el sólido pizzicato del cello de Hughes y los atinados matices percusivos de Ismaily. Finalmente, el cuerpo armónico se diluye en los brumosos perfiles que dibujan el violín y las voces, hasta desaparecer.

Chapter IV describe una bucólica escenografía dominada por las cuerdas y una rítmica de carácter tribal, en el que los opuestos del academicismo y lo popular se unifican en un alegato estético conciliador.
La apropiada intensidad rockera de Crisis nos sumerge en una letra que refiere de manera explícita a ese tema: “Quiero tener un poco de crisis. Quiero poner a prueba mi entereza. Quiero tener la espalda contra la pared sólo para ver si logro escapar. Elegí perder la calma. Sacudiéndome a mí misma, despertaré.”
En Plane Song el desnudo fraseo de guitarra del inicio se viste con sutiles adornos de tono camarístico; y el mágico rumor de la voz de Kilhstedt, quien parece estar suspirando la letra. Me animaría a decir que canta como un zorzal si no fuera porque en el pasado he tenido malas experiencias utilizando ese tipo de comparaciones.
Cierta vez comenté que un reconocido vocalista de rock cantaba como un gallo.
¡No sabe usted cómo se ofendió! Estuvo persiguiéndome durante semanas… el gallo…
En cambio el cantante no abrió el pico. Ni siquiera cacareó, el muy gallina.

Las agitadas fracturas armónicas en Drizzle describen una curva de intensidades antagónicas que van del rock alternativo al jazz de vanguardia incluyendo un magnífico interludio próximo a la música klezmer que provee el clarinete de Ben Goldberg.
Hold my Own es belleza en estado puro. Su rumbo armónico y melódico nos conduce a un territorio de ensueño adyacente al álbum de Bjork, Homogenic. Sobre los envolventes arpegios de violín se posa la voz de Kilhstedt para expresar con escrupulosa resignación que en la vida “cacé y colecté. Encontré cosas feas y las hice mías”, para luego aceptar su destino “Perdono mi vida… Me aferraré a lo mío”
La facultad imaginativa funciona de dos maneras. Una es la imaginación sintética y otra la imaginación creativa. La primera de ellas permite compaginar viejos conceptos, ideas y planes en nuevas combinaciones. La otra establece comunicación con la inteligencia infinita y actúa bajo el estímulo de la emoción de un deseo poderoso que, en sintonía con la inspiración, transforma la utopía en realidad. Dispuesto a indagar en este tema, el inolvidable Carlos Timoteo Williams navegó mar adentro para, en ese marco de aislamiento extremo, para hundirse en las profundidades de la mente y… ¡se hundió nomas! De esa fallida experiencia sólo nos queda el recuerdo de su más hermética sentencia: “Me ahog…glu…glu…glu.”

El chispeante optimismo de Red-rag & Pink-flag unifica un manojo de elementos aparentemente dispersos. Una atmósfera folk se inserta con naturalidad en una estructura lindante con el blues, matizado por una interpretación vocal de perversa dulzura a cargo de Kilhstedt y los ecos lejanos del órgano de Rob Burger.
Newbury Street es una exquisita balada folk que nos ofrece una cálida entrega vocal de Marika Hughes y un impecable solo de violín a cargo de Carla Kihlstedt.
En el inicio de One Day in May hallamos una secuencia de notas en guitarra diseminadas en un mapa melódico austero y sin atavíos innecesarios. Desde ese plano sonoro, una voz susurrada nos relata la historia de un suicidio. Ese ejercicio narrativo no contiene valoraciones morales, teológicas o jurídicas; apenas una poética descripción del vacío que produce la muerte. “Encontré un día vacío y lo llené con todas las cosas… una casa, un jardín, un árbol, un auto, un libro, una esposa, un hijo… Encontré una semana vacía y la llené de calma mística, de sueños, de cambios… Un día de mayo, él eligió su propio camino, su fin… Y encontré un mes vacío, un año vacío, una vida vacía.” El entramado armónico acompaña el desarrollo de la letra con un crescendo que remata en un apropiado final de carácter épico.

Whistle Past the Groveyard es una canción con aires de vals interpretada por Marika Hughes con garbo y soltura a la que se suman los notables aportes del saxo bajo de Colin Stetson y el clarinete de Ben Goldberg.
Las hipnóticas texturas en The Great Escape ofrecen un cierre mágico y reposado.
Síntesis: Borrowed Arms es una autentica joyita.
Un disco digno de ser guardado en un alhajero.
Una invitación permanente a imaginar que los sueños pueden hacerse realidad.

Cada quien vive en el mundo que es capaz de imaginar (Paulo Coelho)

Sergio Piccirilli

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