Por Los Codos

Marcelo Moguilevsky

Pero vos ya habías grabado un disco con Manguinot…

MoguilevskySí señor, Manguinot Ba Shira, yo tenía 15 años; ese disco está grabado con la flauta que rompió mi viejo, a la que envolví con una cinta hasta que sonó como una tarka, logré que sonara así al menos; cuando logro viajar, llego a Italia y me afanan todo menos los instrumentos porque yo dormía abrazado con ellos allá en un albergue de Nápoles. Entonces me la paso 7 meses tocando en las calles. Me compro mi flauta traversa, mi propio instrumento. Salgo de la casa de música con la flauta adentro de una bolsa de nylon abajo del brazo, tropiezo y la flauta se desliza con su estuche… rueda por los adoquines de la calle… la atraviesa… y va a parar debajo de un colectivo doble piso que… no te rías que es tal cual te lo estoy contando, y veo con estupor que pasa por abajo del micro y termina contra el cordón. Yo corro con el corazón en la mano, el bondi que arranca y la flauta que me esperaba apoyadita como en pose.
Esto que te cuento es interesante porque cada instrumento que me compré, al poco tiempo, se me cae al piso: el saxo soprano tiene la campana doblada, el clarinete se me cayó varias veces limpiándolo, a todas mis flautas les falta un pedacito, te las puedo mostrar… así que parece que si los instrumentos no están rotos, no me sirven.

Generalmente tendemos a relacionar a los judíos con la religión; más aún cuando tenemos enfrente a un músico que toca (entre otras cosas) música típica de Israel y que ha sido contratado por una sinagoga y que ha tocado en innumerables fiestas de la colectividad. Pero…

Yo con la religión directamente no me llevo.
En esto también cambié muchas veces. En aquel viaje de los 17 años tenía como herencia el sionismo; cuando llego a Israel me encuentro con un país muy racista; en esa época discriminaban mucho a los rusos que habían ido a vivir a Israel y también a los judíos negros que venían de Etiopía y a los palestinos ni hablar; entonces me peleo con el sionismo y me hago prácticamente antisemita, me pongo del otro lado; todavía no estoy hablando de religión, porque… lo de la religión nunca existió. Nunca creí en Dios; hasta que hace unos años empecé a tener la sensación de que lo que tengo es una alta religiosidad, que no es lo mismo; o sea, yo tengo una vida espiritual bastante intensa; me conecto mucho con el cosmos y la naturaleza y tengo un contacto con esas cosas a la manera de un religioso, ahora… yo no le asigno ningún credo ni ningún Dios que maneje esas cosas, simplemente que tengo una relación… casi devocional… con la luz, los olores, la oscuridad, el aire, los seres, con el distinto… y para mí a veces en un sentido es un rito porque… durante mucho tiempo antes de salir al escenario yo pedía que algo me iluminara, pero lo que yo pedía era conmoverme esa noche con algo nuevo, un deseo interno descarnado y profundo; si esto no se daba, le gustara o no a la gente, para mí era una cagada el show. Y es un pedido muy religioso, pero no hablo de religión sino de religiosidad. Esto en relación a la música pero también en relación al amor; al amor con la mujer, con los hijos, con la humanidad; cuesta aceptar las diferencias, poder entenderlas, caminar por la vida con esas diferencias incluidas. Por ejemplo ayer subí al 168 y el tipo arrancó antes de que yo hubiera terminado de subir y me puse a pensar en “La guerra del fuego”, él sería en este caso el peludo que se devora a los pequeños blanquitos inteligentes (o sea, la parte facha de la película) y veía cómo en algunas curvas casi le apuntaba a alguna viejita y yo pensaba “¿cómo se hace para querer a este tipo y no ir y clavarle un cuchillo en la nuca?”, porque es lo que me sale y le salía a cualquier tipo que veía lo que hacía este hombre… y yo trato de no detestar a ese tipo y de intentar entender qué lo pone en ese lugar.

Raro lo que decís porque hay una tendencia a asociar la música klezmer con el judaísmo.

Mogui - LernerLo que pasa es que yo trato de rescatar del judaísmo las buenas cosas, que las tiene. Pero no solamente porque Einstein y  Marx eran judíos, no hay que caer en eso de que los grandes pensadores de la historia eran judíos, algo que lo único que provoca es justamente antisemitismo; pero sí esa cosa que tiene la Biblia donde dice que el pueblo judío es el pueblo del libro. Antes de crearse el Estado de Israel hay una concepción totalmente espiritual del pueblo judío; aquella cita bíblica quiere decir que su lugar son las letras, el pensamiento, el verbo, la cifra, es Borges con El Aleph, algo que tiene muy poco que ver con los negocios del Once o con los diamantes de Jerusalén o con la Bolsa de Comercio New York. Nada que ver con eso. Yo me meto entonces dentro del dogma y me siento uno de esos judíos que cree que lo suyo es la palabra o el espíritu, si querés. Y tantas otras cosas bonitas que encontré en el judaísmo, como la música, que me conmueve, me llena, me es propia, es mi raíz, mis abuelos son rusos, vienen con esa música incorporada, me llega de manera elíptica pero la verdad es que es mía.

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