Guido Martínez
Estuviste en Ecuador y en Dinamarca el año pasado, ¿no?
Sí. En Dinamarca estuve en el Conservatorio de Música Rítmica (ni me pidas que te lo diga en danés). Y fuimos a dar clases y aprovechamos para dar conciertos. Estaba el quinteto de Suárez Paz, yo estaba con el cuarteto de Snajer… y en Quito hay una sede de Berklee y llaman a músicos extranjeros para dar clases durante un semestre.
Y el disco, ¿lo financiaste vos?
No… fue la gente del sello, MDR. Yo no tuve que poner un mango. La verdad que se portaron fenómeno. Espero poder recuperar su dinero y la verdad que me sentí súper libre y sé que no es lo que habitualmente ocurre. Estoy muy agradecido, me abrieron un espacio interesante.
Vos hablabas hace un rato de que la chance que vos tenés de que esto “pegue” puede darse en el exterior. ¿Qué creés que puede resultar atractivo de Latinaje?
Yo creo que la música está buenísima y tiene mucha energía; es una propuesta, desde este lugar, original. En el exterior hay una cantidad de festivales enorme y creo que nosotros podemos tener cabida perfectamente en alguno de ellos.
¿Vos creés que la gente que escucha a Latinaje puede relacionarlos con la Argentina?
No… y la verdad no me importa… para eso me armaría un grupo de tango…
¿Qué otras cosas te interesan además de la música?
Uh… nada… no bebo, no fumo, no salgo… reuniones de más de tres personas ya me queman… soy una momia (risas); digámoslo: soy una momia. Me interesa el fútbol, voy al cine… pero si me das a elegir, me quedo en casa. Todo lo abierto que soy en la música, en lo demás soy muy cerrado.
De los músicos con los que tocaste, ¿de cuál dijiste “éste la tiene clara”?
Hmmm… disfruté mucho lo poco que toqué con Juan Cruz de Urquiza. De Snajer aprendo todo el tiempo. Pero hay más… con Beto (Caletti) me muero. El tipo hace una música que a mí me encanta (bossa nova). Y el plan de acompañar a un cantante me mata. El sueño de alguno puede ser tocar con Corea, pero si yo pudiera acompañar a Chico Buarque me muero. Y sin compararlo a Beto con Corea ni con Buarque, en un punto siento que con él ocupo un espacio que me fascina. Y tiene muy claro lo que quiere.
¿Y qué otros músicos te seducen, sean o no de tu gusto?
El trío de Cavalli con el que grabó Sundaram (Jerónimo Carmona en contrabajo y Oscar Giunta en batería). Mirá que no soy muy fanático del jazz, sin embargo hay energía ahí. A veces al jazz de acá lo termino sintiendo muy cabezón. Y siento que lo que dice Cavalli es muy de verdad, creo que tiene cosas para decir… y las dice. Y además se juntó con otros dos tipos que lo captaron. A mí me pasa eso con Beto…
Es que es muy importante que un músico sepa qué es lo que tiene que aportarle al otro para hacerlo crecer…
Uh… es muy pesado lo que decís… y es así… exactamente… te puede gustar o no la música… pero terminás notando que hay algo. Si se genera ese intercambio arriba del escenario, el mensaje llega. Por ejemplo, me pasó con Arias y Montes. Para mí fue un derroche… se decían “¿hacemos Pedacito de cielo?” Y arrancaban y te mataban. Eso es impagable.
¿Dónde empieza la referencia y termina el afano?
Están todo el tiempo juntos. Es imposible que no existan las referencia o los afanos…
¿Vos sentís que afanás?
No… no concientemente.
¿Y sentís que te afanan?
Dejáte de joder… (risas).
Si no hubieras sido músico… ¿tenías un plan B?
Nunca… empecé a tocar de muy chico, así que jamás me lo planteé… mi primer laburo pago fue en un grupo que animaba fiestas que se llamaba Multiplus, donde tocaban unos tipos muy profesionales. Tenía 16 años y la verdad que era un desastre yo… y la música: Xuxa, Cabaret… lo que se bailaba en una fiesta hace diez años. Más de una vez volvía al borde del llanto porque no me salía la música… era muy pibe…
Después anduve con Las Sabrosas Zarigüellas, por la época del tercer disco; pero también estuve en grupos de salsa, de música brasilera… y me llamaban porque en realidad yo estudiaba con el Gordo Maza y él me pasaba muchos de sus laburos. Yo siento que él me apadrinó.
¿Te interesa lo que pasa en el país?
Yo siento que hay muchas cosas que están evolucionando y otras que… porque por un lado tenés mucha apertura pero por otro lado te encontrás con gente muy cerrada. Hay un grado de xenofobia importante y que salta en la primera de cambio. Pasa en la música también… tanto con los músicos como con el público, que en vez de plantearte qué le pareció o no, te mandan un “esto es así o no es así”. Me quema eso…
¿Pensaste en grabar algún otro proyecto tuyo al margen de Latinaje?
Estoy pensándolo. Y seguramente me va a dar por el lado del tango; con bajo eléctrico. Lo siento como algo natural; me despierto, agarro el bajo y empiezo a tocar tango.
Marcelo Morales
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