El Ojo Tuerto

Angel City Jazz Festival: MotivArte…

A continuación llegó la esperada actuación del Billy Childs Jazz Chamber Ensemble que constituyen su líder, el pianista Billy Childs, Larry Koonse en guitarra acústica, Matt Zebley en saxos y clarinete, Carol Robbins en arpa, Hamilton Price en contrabajo y Marvin “Smitty” Smith en batería. Aquí, con el notable aporte en carácter de invitado de The Eclipse Quartet (Sara Parkins, Sarah Thornblade y Alma Lisa Fernández en violines y Maggie Parkins en cello). Durante su sólida performance, el ensamble abordó piezas del álbum Jazz Chambers Music-Vol 1 de 2005 y algunas obras que formarán parte de su próximo compacto, orillando en todo momento los rigurosos perímetros de la música clásica en comunión con los principios rectores de la tradición del jazz. Está bien… ¡siéntese! Tiene un siete.

Luego tuvo lugar una breve actuación en solo de piano a cargo del experimentado Larry Karush. En apenas veinte minutos tuvo tiempo para desarrollar técnicas de respiración, hacer movimientos de Tao, hablar con el público, lograr sujetar la partitura en el atril a pesar del viento, ofrecer dos improvisaciones y presentar en avant-premier la obra The Salsa Way. La sensación final fue que al show le sobraron algunos minutos.

El cierre de la primera jornada del festival correspondió al trompetista Dave Douglas y su banda Brass Ecstasy, conformada por Luis Bonilla en trombón, Vincent Chancey en cuerno francés, Marcus Rojas en tuba y el baterista Nasheet Waits. Este nuevo proyecto comandado por Douglas es una explícita reformulación de la vibrante tradición que anida en las características bandas de vientos de New Orleans. El concierto se circunscribió a representar en escena el material contenido en el álbum Spirit Moves de 2009, alternando estupendas versiones de I’m So Lonesome I Could Cry de Hank Williams, This Love Affair de Rufus Wainwright y Mr. Pitful de Otis Redding, con composiciones originales como el visceral funk de Orujo y Bowie, Rava y Fats, sendos homenajes a Lester Bowie, Enrico Rava y Fats Navarro. Entretenido y, en ciertos pasajes, impactante. De esa clase de shows que en el momento se disfrutan plenamente pero que con el correr del tiempo uno suele olvidar.
No sé si esto ocurrirá con… con… el concierto de… de… ¿cómo se llamaba?

El festival inició su segundo día con la efervescente actuación de la Alex Cline’s Band of the Moment, grupo que integran Alex Cline en batería y percusión, John Fumo en trompeta, Jeff Gauthier en violín, Wayne Peet y David Witham en teclados y Stuart Liebig en bajo. Un convincente alegato orientado a rememorar algunos de los contenidos expresados por el jazz-rock de los setenta. El repertorio incluyó superlativas versiones de Nan Madol, tema de 1974 perteneciente al baterista y compositor finlandés Edward Vesala, una apabullante recreación de la suite Virtually del álbum de Soft Machine de 1971 Fourth y un cálido tributo a Weather Report a través de Second Sunday in August del álbum de 1972 I Sing the Body Electric.

El Gravitas Quartet (Wayne Horvitz en piano, Ron Miles en trompeta, Peggy Lee en cello y Sarah Schoenbeck en fagot) desplegó su refinada y elegante combinación de música de cámara, folk y jazz. Una verdadera apología de la sutileza exhibida sin tachas ni máculas a través de una nostálgica y melancólica recorrida por piezas de belleza atemporal como A Remembrance an Afterthought What Could Have Been Waltz, Way Out East, One Morten y Were Just Here (for Phillip), todas del álbum de 2006 Way Out East y una bellísima recreación del clásico de Elliott Smith A Fond Farwell ya versionada por el cuarteto en One Dance Alone de 2008.

Los álbumes de The Nels Cline Singers, banda que integran el guitarrista Nels Cline, Scott Amendola en batería y el bajista Devin Hoff, representan un exuberante universo de imaginación creativa en el que se amalgaman con infrecuente armonía el blues, el country alternativo, el rock, el doom metal, el jazz de vanguardia, el krautrock, etc. Pero si algo los distingue, además de su notable producción discográfica, son sus incendiarias actuaciones. A las expectativas habituales que genera cada una de sus presentaciones, se sumaba en este caso la participación como invitado de Jeff Parker, el guitarrista de Tortoise. El trío, aquí devenido en cuarteto, tuvo una performance avasallante que incluyó, además de algunos temas de su repertorio habitual, impactantes versiones de Gypsy’ 66 de Gabor Szabo, Coming on de Bobby Bradford y Congeniality de Ornette Coleman. Sobre el final se agregarían Jim Black y Alex Cline en percusión y el trompetista Ron Miles para ofrecer, en septeto, una apocalíptica interpretación del clásico de Weather Report Boogie Woogie Waltz.
Después de un show como el ofrecido por The Nels Cline Singers, lo primero que uno puede llegar a pensar es: “Pobre gente, la que tenga que tocar después…”

La pobre gente en cuestión fue el Larry Goldings Trio.
El trío integrado por Larry Goldings en órgano Hammond, Bill Stewart en batería y Peter Epstein en guitarra, ofreció un pastiche de soul y jazz-fusión seguramente bien intencionado que muchos aprovecharon para estirar las piernas, hacer llamadas telefónicas, ingerir algunas vituallas, ir a la peluquería o al podólogo o (como sucedió en mi caso) hacer sombras chinescas en compañía de mi esposa. No sé si sirva de mucho mencionar que hicieron un cover del tema de Jimmy McHugh y Dorothy Fields de 1936 I’m in the Mood for Love y otro de Spring Here (pieza de Richard Rodgers y Lorenz Hart que integrara el musical de 1938 I Married an Angel) y otro de Why Don’t I? del álbum de Sonny Rollins Vol. 2 de 1957 y otro de Pegasus, clásico de los Allman’s Brothers de Enlightened Rogues de 1979. Y otros… no demasiados.

Mejor suerte correría el híbrido de danza y música encarnado por el dúo que integran la pianista Motoko Honda y Oguri, uno de los íconos de la danza buto. Allí dos disciplinas artísticas, en apariencia divergentes, confluyeron en un interesante ejercicio de interacción basado en los principios de la libre improvisación. Honda aportando su excepcional técnica y el amplio rango de su vocabulario pianístico y Oguri ratificando su destreza y plástica corporal en el dominio de un arte, como el buto, que algunos clasifican como un paso intermedio entre la danza y el teatro.

El cierre del festival correspondió a Bennie Maupin & Dophyana, aquí integrado por su líder Bennie Maupin en clarinete bajo, Néstor Torres en flauta, Jay Hoggard en vibráfono, Darek Oles en contrabajo y el legendario Billy Hart en batería. Maupin no sólo es una leyenda viviente de la música contemporánea e integró algunas de las bandas germinales del jazz eléctrico (Miles Davis, Herbie Hancock, Headhunters) sino que además ha experimentado en los últimos años un substancial resurgimiento a partir de los álbumes Penumbra de 2006 y Early Reflections de 2008. Su presentación fue una sentida, conmovedora y muy festejada performance inspirada en el legado del inolvidable Eric Dophy, que incluyó destacadas relecturas de algunas de sus composiciones más acabadas como The Panther Walks y Something Sweet, Something Tender, entre otras.

La segunda edición del Angel City Jazz Festival, con su estupenda organización y con el amplio rango de su propuesta creativa permitió que, al menos por dos días, el arte se llevara por delante a la crisis.
En lo colectivo, ofreciendo una contundente respuesta a los que se interrogan sobre la necesidad de motivar arte; y en lo individual, con suficiente capacidad para MotivArte.

Sergio Piccirilli

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