Kayo Dot: Gamma Knife
Lethe, Rite of Goetic Evocation, Mirror Water Lightning Night, Ocellated God, Gamma Kniffe
Músicos:
Toby Driver: bajo, guitarra, voz, teclados
Terran Olson, Daniel Means: saxo alto
Keith Abrams: batería
Mia Matsumiya: violín
Tim Bymes: mellotron bells, dirección de audiencia
David Bodie: percusión adicional
Sello y año: Independiente, 2012
Calificación: Está muy bien
Si el cerebro humano fuese tan simple que pudiésemos entenderlo, entonces seríamos tan simples que no podríamos entenderlo (Anónimo)
A fines de los años sesenta el Profesor Lars Leksell del Instituto Karolinska de Estocolmo, con ayuda del biofísico Borje Larsson, descubrió que mediante la administración de una dosis única de radiación a base de cobalto 60 era posible destruir de manera exitosa todo tipo de estructura cerebral anómala sin riesgo de hemorragia o infección. Las investigaciones realizadas por el profesor Laskell dieron lugar a la creación de una técnica denominada radiocirugía estereostática que permitía eliminar, a través de un procedimiento intracraneano ablativo pero incruento, tumores benignos o malignos, malformaciones vasculares, alteraciones funcionales del cerebro y oftalmopatias sin que se requiera la apertura del cráneo. El primer equipo para este tipo de radiocirugía o cirugía sin bisturí fue construido e instalado en Suecia en 1967 y llevó el nombre con el que hoy se lo conoce en todo el mundo: Gamma Knife.
Más allá de la probada eficacia del procedimiento, está claro que no todos los problemas más íntimos del cerebro –en especial aquellos a los que algunos especialistas denominan como “fantasmas en la máquina”- pueden ser erradicados mediante la “simple” administración de una dosis de cobalto. Inclusive, dada la complejidad de nuestra mente, muchos de esos trastornos neurológicos que afectan el normal comportamiento del individuo deben ser canalizados por métodos tales como el psicoanálisis, las terapias alternativas, el autoconocimiento o, simplemente, mediante la cauterización de la herida causada por una experiencia traumática a través del olvido.
A modo de ejemplo le cuento que en cierta ocasión, haciendo estudios médicos de rutina, me diagnosticaron un importante malfuncionamiento cerebral. En realidad fue antes de hacerme los estudios. La primera en detectar el problema fue la empleada administrativa apenas me presenté en la clínica y luego lo confirmó el galeno cuando me escuchó hablar. Debo decir que tras un profundo estudio patológico (que le llevó casi treinta… segundos) y después de haber evaluado la posibilidad de hacerme una cirugía con gamma knife, la junta médica en reunión plenaria llegó a la conclusión que, debido a la gravedad del cuadro, lo más efectivo en mi caso sería utilizar otro tipo de aparatología… No recuerdo bien el nombre científico –no soy un experto en la materia- pero creo que hablaron de usar… la guillotina… o algo así. Inclusive me pareció haber escuchado la palabra “dinamita”. Por fortuna ya estoy mejor y prueba de ello es que he dejado de ver a gnomos montados sobre unicornios alados que me recitan poemas de E.E. Cummings en cantones. Eso ha quedado atrás definitivamente y no es que no me suceda más pero, por lo menos, ahora los poemas vienen con subtítulos en español.
Lo concreto es que Gamma Knife, además de lo ya mencionado, oficia como título del EP que acaba de editar el grupo estadounidense Kayo Dot y cuya distribución (a muy bajo costo) está a cargo de la tienda de música en línea Bandcamp.
Kayo Dot es una banda comandada por el vocalista y multi-instrumentista Toby Driver que, desde su debut discográfico en 2003 -a través de Tzadik Records– con el álbum Choirs of the Eye y en sucesivas ediciones (Dawsing Anemone with Cooper Tongue en 2006, Blue Lambency Downward en 2008, Coyote de 2010 y Stained Glass en 2011), ha sabido integrar en un mismo plano sonoro una estrategia composicional asociada a la música clásica contemporánea con las densas atmósferas que distinguen al post-metal, progresiones armónicas ligadas al temperamento del post-rock, el desarrollo de intrincados pasajes instrumentales emparentados con el rock progresivo y algunos aspectos dogmáticos heredados del avant-garde.
De todos modos, mas allá de esta –personal y completamente subjetiva- descripción estilística de la música de Kayo Dot, su producción siempre requiere de sucesivas audiciones y obliga al oyente a no guiarse por una primera impresión ni a elaborar segundas o terceras lecturas a partir de eso. Ergo, lo más recomendable es acercarse a su música predispuesto a atravesar la superficie, manteniéndose inclinado a profundizar, aprestarse a entender la intencionalidad conceptual y, fundamentalmente, dejarse inducir por su –omnipresente- contenido emocional.
En Gamma Knife se manifiestan muchas de las cualidades de estilo enunciadas y también algunas de las obsesiones temáticas que distinguen a la banda –tales como las alusiones a la religión y lo espiritual desde una perspectiva humanista- pero, como es lógico deducir, lo emocional se manifiesta permeable a las transformaciones devenidas de las circunstancias vividas con el paso de los años. Por ejemplo, mientras el nudo gordiano de las letras del magnífico Coyote de 2010 (álbum que Toby Driver concibió en los días finales de quien fuera en vida su compañera: Yuko Sueta) eran una desgarradora expresión de dolor, en Gamma Knife, en cambio, materializan un inequívoco sentimiento de enfado ante las frustraciones a las que nos somete la vida.
Así como Gamma Knife (el procedimiento quirúrgico) elimina tejidos cerebrales anómalos que afectan su funcionamiento, de la misma forma el acto de olvidar algo –por analogía- permite erradicar de nuestra mente algunos hechos o circunstancias que nos afligen y modifican el comportamiento. Tal vez por ello no sorprende que Gamma Knife (el álbum) abra con un tema titulado Lethe.
Según la mitología griega, beber en las aguas de Lethe o Lete (uno de los ríos del Hades o inframundo griego) provocaba un olvido completo. La evocación o las alusiones a este mito han servido como fuente de inspiración para innumerables obras de arte. Dante Alighieri en La Divina Comedia ubica la naciente del Lete en la cima de la montaña del Purgatorio; Erasmo de Rotterdam hace referencias a las aguas de Lete en el capitulo XIII de El Elogio de la Locura; Sarah Ruhl, en su obra teatral Eurídice, hace que las sombras beban del Lete y se conviertan en piedras; William Shakespeare menciona al rio Lete en Hamlet; Allen Ginsberg incluye al Lete en el poema A Supermarket in California, Charles Baudelaire lo cita en Las Flores del Mal, Jorge Luis Borges en su poema Al Vino, John Keats lo menciona al inicio de la Oda a la Melancolía y Dan Simmons lo utiliza para titular uno de los capítulos de su libro Hysperion.
Las referencias al olvido contenidas en esta pieza de Kayo Dot (cuya letra nos habla de que “todo es consumido por la nube santa del olvido…”) están decoradas por una atmósfera catedralicia y circunspecta, ascéticos ornamentos y mediante una vocalización monódica asociada a la música sacra y el canto gregoriano.
En un claro ejercicio de contraste, Rite of Goetic Evocation ofrece un clima opresivo en donde se enlaza la subordinación a una estética de carácter gótico con las guitarras distorsionadas y las voces guturales del death metal. A partir de esa densa atmósfera emergen líneas que nos advierten que “el mundo se encuentra miles de leguas debajo del mar, en el más negro abismo de la oscuridad” y que desde allí se pueden ver los “orgasmos de los demonios” y cómo los “salvadores nacen muertos”. Es cierto que no luce muy optimista pero la vida en ocasiones es así. Después de todo un pesimista no es otra cosa que un optimista con experiencia, ¿no?
En la intensa, sombría y –deliberadamente- caótica Mirror Water Lightning Night subyace una espesa oscuridad. Sin embargo esa negrura, en lugar de actuar como epicentro estético de la pieza, oficia como una especie de fondo de pantalla en donde resaltan las múltiples capas de texturas y los diversos colores instrumentales que van edificando un clima tan asfixiante y angustioso como turbador e irresistible; en tanto que la bizarra Ocellated God desciende a las profundidades más sofisticadas del black metal para hablar de un dios ocelado que nos sumerge en la noche eterna.
Gamma Knife cierra con el tema que le da título a la obra. Una apacible y delicada canción, de marcada desnudez orquestal, plena de inquietante melancolía y con una letra –interpretada en la voz de Toby Driver de manera irrepetible- que refleja, de principio a fin, resignación y una inevitable sensación de vacío (“Corté mi dolor con el fantasma de un cuchillo, en silencio, y nada drenó de mis venas en la alfombra” para luego cerrar “Mañana puede llover otra vez. No voy a salir y nada se verá afectado”).
Kayo Dot, en Gamma Knife –pese a sus escasos 30 minutos de duración-, conmueve, inquieta y atrapa pero también nos permite deducir que muchos de los fantasmas, dolores, traumas y misterios ocultos en las profundidades de la mente humana pueden ser exorcizados o liberados mediante el ejercicio de la creatividad artística.
Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro (Santiago Ramón y Cajal)
Sergio Piccirilli