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Joe Hertenstein: Future Drone

Future Drone, Panicballad, The Mirror, The Ticker, Two Days Ahead, Seven for Nothing, Rotten Strawberry, Ballad for Paul & Poo, Breaking a Vow

 

Músicos:

Joe Hertenstein: batería

Jon Irabagon: saxo tenor

Achim Tang: bajo

 

Sello y año: Jazzwerkstatt, 2012

Calificación: Dame dos

 

Dos caminos se bifurcaban en el bosque, yo tomé el menos transitado. Y eso ha hecho toda la diferencia (Robert Frost)

 

La toma de decisión es siempre un compromiso que condiciona nuestras determinaciones futuras y también es una responsabilidad, ya que cada decisión nos obliga a hacernos cargo de sus consecuencias. El ser humano está forzado a elegir todos los días de su vida y ese complejo desafío involucra además el trágico renunciamiento de aquello que no se elige.

La vida es cambio y todo cambio incluye afrontar problemas que –aunque en ocasiones sólo se trate de soluciones disfrazadas- exigen tomar decisiones. Sin embargo, suele ocurrir que ante nosotros se presenten dos caminos igualmente atrayentes y es ahí, precisamente, donde el peso del compromiso y la responsabilidad de la decisión adoptada se materializará en nuestras vidas para siempre; toda vez que se elige el tránsito de un camino implica convivir con la idea de aquello a lo que hemos renunciado.

En el poema de Robert Lee Frost El Camino no elegido –cuyo último verso encabeza este comentario-  su autor reflexiona sobre las leyes del cambio en la naturaleza, retomando aquellos célebres postulados de Heráclito de Éfeso en donde se proclamaba que “en los mismos ríos entramos y no entramos, (pues) somos y no somos (los mismos)” y se dogmatizó el concepto de que “nada es permanente a excepción del cambio”. Robert Frost, en su poema, se imagina ante la decisión de optar entre dos caminos en una bifurcación de la senda; elige el menos transitado de ellos y reflexiona sobre las posibilidades que le hubiese deparado tomar el camino no elegido. Está claro que cada elección adoptada y cada camino elegido en la vida se perpetúa hasta la eternidad y, aunque podamos sentirnos tentados a regresar al camino desechado, tarde o temprano nos iremos dando cuenta de que –si todo cambia permanentemente- el camino que no se usó también habrá cambiado al momento de retornar a él.

En el campo del arte, esta encrucijada se magnifica debido a que la decisión de seguir un camino implica que el artista asuma una conciencia de la realidad circundante, un cambio en su “ethos” e innumerables sacrificios, ya que el camino artístico suele bifurcarse en dos direcciones divergentes: una asociada a la seguridad, la otra hacia lo desconocido e inexplorado; es decir: “el camino menos transitado” del cual habla la poesía de Frost.

En el artista, la zona errónea en la que se manifiesta el miedo a lo desconocido, siempre está esperando ser reemplazada por la búsqueda de ese camino menos transitado en el que se consagran las experiencias estéticas más estimulantes y creativas.

No obstante, la secuencia de esa decisión que nos direcciona hacia lo inexplorado –como si se tratara de lo que en teoría musical se denomina pedal (drone, en inglés)– debe concatenar tres fases claramente determinadas: la preparación, el clímax yla resolución. Ergo, implica un desarrollo mucho menos azaroso de lo que se cree.

Lo cierto es que esto último y buena parte de lo anterior, no sólo tiene explícita relación con la génesis y el titulo del álbum Future Drone del baterista  e improvisador Joe Hertenstein sino también con el carácter –habitualmente asociado al recorrido de caminos poco transitados- que ha caracterizado toda su trayectoria musical.

 

El baterista alemán –radicado en Nueva York desde 2007- Joe Hertenstein, tras invertir buena parte de su etapa formativa tocando percusión clásica en orquestas sinfónicas, ha desplegado una carrera invariablemente emparentada a la música improvisada que le permitió trabajar con músicos de la talla de Frank Gratkowski, Matthias Schubert, Scott Fields, Thomas Lehn, Butch Morris, Darius Jones, Mat Maneri, Josh Sinton, Sebastina Gramss, Chris Potter, Ken Filiano, Brandon Ross, Sara Schoenbeck y Graham Haynes, entre muchos otros. Sus propios proyectos incluyen al trío TØRN -junto al contrabajista Achim Tang y el pianista Philip Zoubeck-, el notable ensamble colectivo HNH en compañía de Thomas Heberer en trompeta y Joachim Badenhorst en clarinete y el trío con Jon Irabagon (Mostly Other People do the Killing, Jon Irababon’s Outright!, I Don’t Hear Nothin’ But the Blues, Foxy Trio, etc.) y Achim Tang (FiTa, Muche.Zoubek.Tang, Das Multibassorchester, Grauzone,  Andy Manndorff Trio ) que ahora da vida al álbum Future Drone.

En ciertas ocasiones la fase de preparación, clímax y resolución que alienta la decisión de escoger un nuevo camino es –como en el caso de Future Drone– sorprendentemente rápida. De hecho, la idea que llevó a plasmar este proyecto germinó de un encuentro fortuito ocurrido en el Moers Festival 2011, oportunidad en la que convergieron en escena TØRN y el trío de Jon Irabagon y que –un día después- desemboco en la grabación de una sesión de improvisaciones entre los músicos aquí involucrados de las que se extrajo el material contenido en este disco.

Los expresivos contrastes de Future Drone se configuran en una especie de panegírico a los intereses estéticos que guían la dinámica improvisadora del trío. Aquí, los notables aportes percusivos de Joe Hertenstein, el estratégico uso del arco por parte de Achim Tang y los registros extremos que emergen del saxo tenor de Jon Irabagon hacen que la música fluctúe con naturalidad entre lo caótico y la claridad, entre lo sereno y la impetuosidad, hasta completar un plano sonoro atrapante e indivisible. En Panicballad –una de las dos composiciones aportadas por Joe Hertenstein a un proyecto que en su mayor parte se desarrolla al conjuro de la música libremente improvisada- ofrecen una estética más estructurada pero sin rigideces en donde se establece un perfecto equilibrio entre introversión y extroversión, caracterizado por una concentración interpretativa absoluta y un sobresaliente juego de intensidades que se coronan en las imaginativas cadencias del tándem rítmico y los autorizados fraseos del saxo de Jon Irabagon.

 

El aquilatado contrabajo de Achim Tang nos introduce en el intrigante The Mirror, pieza que –merced a un sólido ejercicio de sensibilidad colectiva y su alto grado de interacción armónica- evoluciona sin sobresaltos de lo abstracto a un clímax catártico. El abstruso, aletargado e inquietante The Ticker está gobernado por la preeminencia de los silencios, un mesurado uso de técnicas ampliadas, los ascéticos detalles ornamentales que proveen la batería de Joe Hertenstein y el contrabajo de Achim Tang y los lóbregos fraseos elaborados por Jon Irabagon en saxo tenor.

Las cadencias –intencionalmente abortadas- de Two Days Ahead convergen en un tejido sonoro tan enigmático como austero; en tanto que Seven for Nothing despliega –a instancias del pulso impartido por el contrabajo de Achim Tang– un relato fragmentario y lleno de tensión que finalmente explota en los abrasivos aportes solistas de Jon Irabagon en saxo tenor y Joe Hertenstein en batería.

El sorprendente groove de Rotten Strawberry provee una experiencia auditiva más directa y asequible pero sin renunciar a los principios rectores de improvisación colectiva que rigen la idea pergeñada por Hertenstein para este proyecto. En un contexto de interpretación grupal superlativo, la demoledora intervención del saxo tenor de Jon Irabagon durante el clímax de la pieza tiene aquí un especial destaque.

A los aires nostálgicos que irradia Ballad for Paul & Poo –el segundo tema del álbum que privilegia los designios de la partitura-, le sobreviene la atmósfera hipnótica, los matices sonoros de trazos oblicuos, las técnicas ampliadas y el extraño lirismo del tema de cierre: Breaking a Vow.

 

Las decisiones que nos llevan a tomar un camino –dejando otros de lado- deben responder a nuestra razón de ser y siempre exigen estar motivadas por la necesidad de llegar a nuestra verdadera esencia.

Joe Hertenstein, en Future Drone, parece manifestar fidelidad con ese concepto; pero, además, nos recuerda que al tomar la valiente decisión de elegir el “camino menos transitado” también podemos estar ensayando el tránsito de la ruta que nos conduce hacía nosotros mismos y a lo verdaderamente transcendental de nuestro ser.

 

La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el ensayo de un camino, el boceto de un sendero (Herman Hesse)

 

Sergio Piccirilli

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