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Pipi Piazzolla Trio: Arca rusa

Intro Morita, Morita jugando, Transición 1, En busca de la tierra sin mal, Mi viejo es un capo, Transición 2, Miserere, Transición 3, Once, Petrix, Transición 4, Lifetime, Armando en 7, Transición 5, Ambiente laberinto, Evidence

 

Músicos:

Daniel “Pipi” Piazzolla: batería

Lucio Balduini: guitarra eléctrica

Damián Fogiel: saxo tenor

 

Sello y año: Epsa, 2012

Calificación: Dame dos

 

La provincia de Irkutsk, localizada al sureste de Siberia, en Rusia, alcanza la cantidad de (si no contamos mal) 2.800.000 habitantes. Si tenemos en cuenta que en invierno la temperatura oscila entre los 15 y los 35 grados bajo cero y que en verano los valores son similares, pero sobre cero, podríamos colegir que en promedio los irkutskianos o irkutskienses soportan una temperatura de cero grados. Sí… un tanto aleatorio, ni que lo diga… como si hubiera dos personas, una de ellas pesara140 kg. y la otra60 kg. e intentemos afirmar entonces que, para la estadística y haciendo promedio, cada uno pesara100 kg.

Más allá de nevadas e insolaciones, lo que no admite discusiones es que el 14 de junio de 1951, en Irkutsk, se le dio por nacer a un tal Aleksandr Nikoláyevich Sokúrov (se la hago más fácil: Александр Николаевич Сокуров), atrapado por el cine –dicen- gracias a haber conocido a un tal Andréi Arsényevich Tarkovski (el más grande, si me lo permite), a quien tal vez usted reconozca como Андрей Арсеньевич Тарковский. No faltan quienes consideran a Sokúrov (Сокуров) como el sucesor del director de Solaris, El espejo, Stalker, Andréi Rublev, La infancia de Iván, Nostalgia o Sacrificio, es decir, Tarkovski (Тарковский).

Sokúrov filmó, entre otras grandes obras, una trilogía sobre políticos del siglo XX: Moloch (sobre Hitler), Taurus (sobre Lenin) y El sol (sobre Hirohito), que se transformó en tetralogía del poder con Fausto, película que obtuvo en 2011 el León de Oro en el Festival de Venecia y una serie de críticas controversiales (como a lo largo de toda su carrera).

 

Pero no podemos soslayar por sorprendente, distintiva, maravillosa, inusual y extraordinaria, a una obra estrenada en 2002 en la que el Marqués de Coustine realiza un recorrido, por el interior del museo Hermitage de San Petersburgo, en lo que puede tomarse como un viaje en el tiempo donde se encuentra con personalidades de la historia rusa.

La película contó con algunas (muchas) particularidades: 867 actores, miles de extras, se filmó el 23/12/2001 con una temperatura de 23º bajo cero, se recorrieron 300 años de la historia de Rusia a través de 33 habitaciones del Hermitage, se emplearon 3 orquestas tocando en vivo y se filmó en una sola toma de 96 minutos utilizando una steadycam, manejada por Tilman Bütner (que sólo hablaba alemán), debiendo recurrir a un traductor, ya que Sokúrov habla solamente ruso.

Ah… disculpe… no hemos dicho que nos estamos refiriendo a El arca rusa (o, si prefiere, Русский ковчег).

 

Y mire qué casualidad… el baterista y líder del recientemente multipremiado sexteto Escalandrum (que, entre otros logros, obtuvo el Gardel de Oro 2012) acaba de editar, por intermedio del Pipi Piazzolla Trio, el álbum Arca rusa. Pero aclaremos que si no, oscurece… ya que en el booklet del CD figura el siguiente texto: “El disco se llama así inspirado en la película El arca rusa, que fue filmada en plano secuencia (sin parar de principio a fin); así se grabó este disco, de una toma, con los temas unidos por transiciones”.

 

El Pipi Piazzolla Trio (así, sin tilde) se conformó en 2010 con Daniel “Pipi” Piazzolla en batería, Lucio Balduini en guitarra eléctrica y Damián Fogiel en saxo tenor. Una formación apianística y abajística que, a priori, (me) entusiasma. Y hay guitarra eléctrica, lo que marca otra sustancial diferencia con la banda que el baterista lidera desde hace más de una década. Pero, además, y para que resulte aún más atractiva la propuesta, por primera vez Piazzolla muestra sus composiciones –ocho de las catorce originales- y hay apenas dos covers: uno, propiedad del saxofonista Miguel Zenón; el otro, de un tal Thelonious Monk.

La propuesta del trío –y esto más allá de lo llamativo y atractivo de su formación- sorprende y marca una sustancial diferencia con los proyectos en los que el líder se ha visto involucrado. Al menos, en la mayoría de ellos. Daniel “Pipi” Piazzolla ha decidido desprenderse de las ataduras convencionales de un género (el jazz) que muchas veces apela a la improvisación en los solos pero que no parece permitirse la misma libertad a la hora de las composiciones. Tal vez para los puristas no estemos frente a un disco de jazz. En lo personal, en cambio, Piazzolla adopta una postura plenamente jazzística otorgándole a la creatividad y a la libertad lugares preponderantes. Para ello supo rodearse magníficamente, con el saxofonista Damián Fogiel y el guitarrista Lucio Balduini que aportan no sólo desde lo instrumental sino también desde lo compositivo.

 

La breve y climática Intro Morita da pie a Morita jugando, la pieza más larga del álbum con sus casi 13 minutos y que podemos definir como un acabado resumen de la propuesta del trío. Una composición del baterista de carácter rapsódico, donde van fundiéndose elementos de distintos estilos (jazz contemporáneo, blues, libre improvisación, world music, etc.), complejidades rítmicas, protagonismos alternados y humores contrapuestos. Transición 1 precede a En busca de la tierra sin mal (de Balduini), una exquisita melodía donde el guitarrista y Fogiel realizan un trabajo conjunto admirable. La reflexiva Mi viejo es un capo (Piazzolla), va mutando de atmósfera brindando un exquisito pasaje a dúo entre el baterista y Balduini. Transición 2 desemboca en Miserere (de Damián Fogiel), con protagonismo del saxofonista y un indisimulable aire urbano. Tansición 3 (gran entrega solista de Fogiel) oficia de nexo con Once -compuesta por el saxofonista portorriqueño Miguel Zenón- que bien podría ser (aunque cuenta con mayor cantidad de matices) una Miserere parte 2.

Petrix es un brusco giro en el álbum, más potente y lúdica, con Balduini haciendo gala de sonidos más emparentados con el rock psicodélico que con el jazz y con Piazzolla y Fogiel en una interesante batalla sonora no invasiva. Transición 4 preanuncia de buena forma Lifetime, de baterista a baterista, dedicada obviamente a Tony Williams, respetando el espíritu de la banda homenajeada pero además con ciertos ornamentos que rememoran al Coltrane de Africa Brass.

El espíritu camerístico de Armando en 7 es interceptado por elementos que remiten al bolero, algo lógico si tenemos en cuenta que la dedicatoria fue para Manzanero. La intimista y melancólica Transición 5 recala en Ambiente laberinto (ambas composiciones de Lucio Balduini), bien arreglada, con giros imprevistos y con protagonismos repartidos. El final (figura como bonus track), una breve e interesante rendición de Evidence (de Thelonious Monk), sutilmente deconstruida, muy bien arreglada y con una catedrática entrega de Daniel “Pipi” Piazzolla.

 

Concebido -como se ha dicho- como una extensa suite, Arca rusa prácticamente obliga a un ejercicio en desuso por estos días que es la de escuchar un álbum de principio a fin si quiere tenerse una idea cabal y certera del contenido y del por qué los momentos, los climas, los protagonismos están en el lugar asignado. Nada suena forzado en el álbum, los tres músicos aparecen absolutamente compenetrados y no hay una melodía que haga las veces de hilo conductor sino que, muy por el contrario, el tratamiento se asemeja a las irrepetibles obras conceptuales de la época dorada del denominado rock progresivo de los 70’s.

Es que Arca rusa, más que el disco de un baterista, es el de un notable músico que hasta aquí había mostrado sus dotes como instrumentista, arreglador y líder. Ha nacido en Piazzolla un compositor sin ataduras y que se ha permitido arriesgar sin recurrir a lo seguro ni yendo por el excesivamente transitado sendero de lo que marcan los libros. O la historia. Apostó alejándose ostensiblemente de Escalandrum, su proyecto principal y que lidera con autoridad y sapiencia. Esta otra faceta del baterista lo pone en aprietos.

Interesantes y deseables aprietos: nada menos que sostener y/o mejorar lo actuado.

 

Marcelo Morales

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