El Ojo Tuerto

Tori Amos: No La Dejen Sola

Royce Hall de Los Angeles
25 de Abril de 2005

Royce HallEl 25 de Abril, Tori Amos cerraba la serie de presentaciones en Estados Unidos del Original Sinsuality Tour. Dos meses antes y apenas horas después de haberse puesto en venta las entradas, todo estaba vendido. Soy un guerrero y como dijo Luis Alberto Spinetta, “un guerrero no detiene jamás su marcha”. Como tal, me dispuse a exigir, mejor proponer, tal vez pedir, implorar sin dudas… y humillarme de ser necesario. No respeté el orden. Prueba de ello es que recurrí a los servicios de un revendedor (que aquí también los hay). Quien haya visto alguna vez a Tori Amos en escena sabe a la perfección que estos y otros sacrificios están plenamente justificados.
Misión cumplida.
Con los tickets en la mano, el lunes 25 de abril concurrí al Royce Hall a la hora señalada: 8 PM. La ansiedad era enorme. Y la verdad es que a veces uno no puede, ni quiere (y mucho menos debe) controlarse.
El Royce Hall es el teatro principal de la UCLA, uno de los más importantes centros universitarios del país. De este país. La sala lucía imponente, con capacidad para unas 1500 personas. Con una panorámica excelente desde cualquier punto en que uno se ubique y una acústica perfecta.
No puede fallar.

Tori AmosAl llegar, rápidamente caí en la cuenta de que el público era mayoritariamente femenino. Por un momento me sentí como Marcello Mastroiani en “La Ciudad de las Mujeres”, aunque confusión felliniana de por medio y viendo lo que me sucedería al finalizar el show, terminé adaptándome mejor a uno de los protagonistas de “Los Inútiles”. De “Casanova”, ni hablar. “Y la nave va…”
8:01 PM y ya tenemos en el escenario a Matt Nathanson quien acompaña como telonero a Tori Amos en su gira americana. Guitarrita en mano, interpreta correctamente sus temitas. Simpático y entrador. La tensión es grande. Se percibe un aire de histeria colectiva.
8:30 PM, Nathanson ya no está en el escenario, parece que terminó. Se fue. Tenemos media hora de espera para el plato fuerte. Entretanto, me distraigo observando un sin fin de peinados raros y la variada indumentaria del público. Tranquilamente podía pasar por un desfile de modas de Roberto Piazza. Algo más recatado. El de Piazza, claro está.

9:00 PM, se apagan las luces y se enciende…Tori Amos. Ingresa enfundada en un vestido de hada madrina. Se escuchan gritos, gemidos, bocinazos y hasta algún sapucay. Tori saluda inclinándose levemente y va directo al piano acústico para atacar con una gloriosa y apasionada versión de Original Sinsuality del álbum The Beekeper. Su voz controla todo. Tanto, que la histeria cede y la sala se inunda de un conmovedor silencio. Este año, Amos ha decidido exponerse. Lanzó un libro autobiográfico, Piece by Piece, editó uno de los mejores discos de su carrera, The Beekeper, en el que incluye coros gospel y percusión afro-latina y se decidió a presentarlo en soledad acompañándose con piano acústico, eléctrico y órgano.
A la nena hay que protegerla, no podemos dejarla sola.

Cool on Your IslandDespués del primer golpe intentamos armar la guardia, pero sigue con Silent All These Years, del álbum Little Earthquakes, en apabullante performance; y otra vez a besar la lona.
Como los hombres no deben llorar, mis ojos sólo se llenan de agua. Deja el piano para pasar al órgano y hacer Parasol de su último disco. El público está extasiado. Soy público. Tori continúa reviendo su trayectoria y hace Doughnut Song de Boys for Pele y una poderosa versión de Yes, Anastasia, de Under de Pink, incluyendo una breve improvisación al piano.  En Jamaica Inn utilizará en forma simultánea órgano y piano acústico tocando en posición de parabólica humana. Desde mi rincón vuela la toalla pero Amos es impiadosa y continúa. Entonces va al piano eléctrico, por primera y única vez en la noche, para desplegar una sutil versión de Cool On Your Island, incluida originalmente en Y Kant Tori Read. Intensa y sin fisuras como a lo largo de toda la noche.

Seguidamente llegaría el esperado segmento denominado “piano bar”. Allí y por previa votación del público a través de Internet, incluiría dos covers por show. Jamás creí demasiado en la validez de este sistema eleccionario, pero cierto perfil inocente que conservo me llevó a participar. Voté My Room de Peter Hammill (mi parte menos inocente debe haber tomado tal decisión). Sin embargo habría sido lo mismo si hubiese optado por La Marcha Peronista, el Bolero de Ravel o La Gallina Turuleca. Después de todo voté porque…Yo creo en Papá Noel (tema del  horrible álbum Works 2 de Emerson, Lake and Palmer).
Primer cover, Living On a Prayer de Jon Bon Jovi. ¿Quién lo votó? ¿Había fiscales en las mesas? ¿Quiénes integran la junta electoral? Al fin y al cabo ésta es una monarquía y su majestad decide. Que quede claro: después de esta versión nadie jamás intentará volver a cantarla.
Segundo cover, All Trough the Night, de Cindy Lauper. Aquí Amos interrumpirá su performance para soltar un pesado insulto seguido por un comentario fuera de micrófono (“¿cómo puede ser tan dulce?”), para luego retomar la canción de pie aporreando el piano y casi vociferando. ¡Cómo no quererla!

Tori deja atrás el piano-bar e interpreta Barons of Suburbia de The Beekeper con una intro en órgano seguida por el cuerpo principal del tema en piano acústico. A continuación llega Take To the Sky golpeando el piano en intento percusivo que invita al público a acoplarse batiendo palmas. Llega Cloud On My Tongue de Under the Pink. Sigue Ruby Through the Looking Glass con una intro a capella y algunos cambios en la letra con respecto a la versión original editada oficialmente como uno de los Scarlet’s Hidden Treasures e incluida posteriormente en el DVD Welcome To Sunny Florida.
El final se acerca. Tori pasa al órgano y, como si estuviésemos en una catedral, ejecuta una religiosa versión de The Beekeper. Perdonen mis pecados. Final. Tori saluda y sale corriendo del escenario como Cenicienta del Palacio. La gente vocifera mientras algunos se agolpan al pie del escenario.

Tori AmosAmos regresa para los bises y se despacha con un clásico de su repertorio: Tear In Your Hand, de Little Earthquakes, para luego deleitarnos con Toast de The Beekeper.
Todos pueden considerarse satisfechos pero la lujuria no tiene límites. Piden más y tendrán. Tercer bis, Sweet the Sting, uno del los hits del último disco. Arranca con Tori diciendo “Hoy me siento sexy, sexy, sexy” y las consecuencias son inevitables. Para sorpresa de la mayoría, pegadito hace una dulce y suave versión de Twinkle de Boys for Pele como despedida. Se encienden las luces. Es el final. De la tensión y nerviosismo que se percibía antes del show habíamos pasado a un silencio pleno de satisfacción.

La reinserción a la atmósfera terrestre no sería sencilla. Caminé hacia mi auto. Sector 4. Piso 3. Nivel C. No, no… creo que era Sector C, Piso 4, Nivel 3. No, ahí no es. Vine en auto, ¿no? No entré en pánico. Puse un cigarrillo en mi boca. Creo que olvidé encenderlo pero lo aspiré con tanta fuerza que igual se consumió.
Finalmente el sector era el número 4.
Piso no tenía.
¿Y el nivel?
Alto, muy alto.

Sergio Piccirilli.

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