El Ojo Tuerto

Satoko Fujii & Natsuki Tamura: Una Relación Extra-matrimonial

Café Metropol – Los Angeles (USA)
Sábado 08 de Septiembre de 2007 – 20:00 hs

El renombrado director de cine Nikita Mikhalkov, a lo largo de su carrera ha ofrecido -aun con altibajos- algunos filmes memorables: La esclava del amor, Pieza inconclusa para piano mecánico y Oblomov, entre otras. En su cine, la cámara participa en la integración de los personajes con los objetos y el ambiente. Proclive a los planos largos en donde las situaciones fluyen sin quebrarse. Mikhalkov manifiesta en sus películas una sólida unidad expresiva sobre la que se construyen los mecanismos básicos que hacen progresar la trama.
Es probable que a estas alturas usted comience a pensar (dicho esto sin doble sentido) que me equivoqué de comentario. Permítame sonreír en su cara irónicamente: ¡ja… ja…! Es más, agregaría…¡jo… jo!
En 1983, Mikhalkov presentó la inolvidable Sin Testigos. En ese film, una mujer interpretada por Irina Kupchenko y su ex esposo (Mikhail Ulyanov) quedan accidentalmente encerrados en una habitación. Ése es el nudo argumental de la obra: una larga noche en la que los personajes se ven obligados a conversar y en el que el involuntario encierro actúa como disparador para un intercambio emocional e intelectual, profundo, conmocionante y esclarecedor.

Durante la presentación en Los Angeles de la pianista Satoko Fujii y el trompetista Natsuki Tamura, vino a mi mente el recuerdo de aquella vieja película de Mikhalkov. Pese al contraste contextual, por alguna extraña razón comencé a hallar poderosas similitudes. La relación afectiva que une a Fujii y Tamura (son marido y mujer), los reducidos espacios en que se desarrollan ambas experiencias (la habitación de la película y el pequeño escenario del Café Metropol) y la comparable intensidad comunicacional alcanzada tanto por los músicos como por los personajes de la obra del cineasta ruso.
En Sin Testigos, la realidad circundante acrecienta en los protagonistas la sensación interna de que aun ubicados en estado de aislamiento, jamás podrán ocultarse de sí mismos. En cambio, entre los músicos existe una tácita aceptación por des-ocultarse ante el público.

El organizador del Café Metropol, Rocco Somazzi, sin demasiado preámbulo invita al escenario a Tamura y Fujii. Una vez allí, el dúo procede a ajustar detalles. Como buen matrimonio conversan, intercambian opiniones a media voz y hasta por un instante parecen estar discutiendo; pero de pronto se abre un telón imaginario y atacan con un impiadoso fraseo en unísono de deliciosa perfección. Casi como si hiciesen honor a aquella frase de Oscar Wilde que dice “la mejor base para un matrimonio feliz es la mutua incomprensión”. El tema es Explorer, incluido en el álbum del dúo In Krakow, In November. Fujii, con elegante autoridad, brinda sostén rítmico para que Tamura despliegue un discurso en el que manifiesta un claro sentido de exploración tonal. Fujii aporta énfasis dramático y estructuras angulares con feroces ostinatos que proveen la templanza necesaria para la dinámica interacción, obtenida a partir de un deliberado antagonismo cooperativo.

Siguen con Inori, composición de Fujii también incluida en In Krakow, In November y con una versión previa en cuarteto en el álbum When We Were There. La luminosa y reflexiva orientación adoptada parece remitir a Lennie Tristano pero expresado con un lenguaje propio y de natural empatía que brinda una relajada distensión. La trompeta y el piano alternan el rol protagónico intercambiando permanentemente de posiciones en la estructura melódica.
Siempre es bueno que la pareja cambie de posiciones ya que ayuda a evitar la monotonía y la rutina. A mí me ha dado excelentes resultados, aunque en un par de ocasiones fui a trabajar con los ruleros puestos y las cejas depiladas. Claro que peor es el caso de un matrimonio amigo… Una vez a la semana la mujer se sienta a roncar en el sofá con el televisor encendido y el marido se para frente a la tabla de planchar mientras lee el último numero de la revista Para Ti.

Siguen con la composición de Tamura, Morning Mist. Un brillante y etéreo solo de trompeta contrasta con el ostinato extendido a cargo de Fujii, recurso que al no usarse para el acompañamiento melódico y sin tener en cuenta el factor armónico, alcanza un efecto equivalente al cubismo en la pintura. Esto invita a establecer un nexo conceptual con Cinq Grimaces de Erik Satie, obra perteneciente a la época en la que el compositor se relacionara con cubistas como Picasso y Georges Braque.

Es el turno de Flying to the South, tema del Satoko Fujii Quartet incluido en el álbum Zephyros. A diferencia de la versión original aquí, al encontrarse sólo dos instrumentos en el centro de la escena, nos permite aproximarnos aún más al núcleo melódico de la composición. El dúo alterna pasajes vivaces y agitados con otros introspectivos y abstractos. En los primeros manteniendo un diálogo elocuente de telepática perfección y en los últimos desarrollando un explosivo lirismo. Tamura explora las posibilidades de su instrumento alternando sordina de madera y metal y Fujii trabaja en el arpa cromática del piano pero en lugar de accionarla por el tradicional mecanismo de percusión indirecta, lo hace zambulléndose adentro del instrumento como si fuese un mecánico haciendo cambio de filtro y aceite. Ovación y service gratis.

A continuación hacen Ninepin, tema que registra versiones en Vulcan del Satoko Fujii Quartet, en Live in Japan con el SF Four y en In Krakow in November, de 2007. Combinan un dramatismo clásico y la libertad estructural asociada al jazz con la utilización de modos a partir de dos escalas pentatónicas como en la tradición musical japonesa. De ese collage conceptual emerge un intenso solo de piano en el que el dominio de la dinámica y la fuerza de las líneas de bajo son propulsados por una descarga de fraseos repetitivos que recuerdan a Randy Weston pero dominados por un discurso de la improvisación que acepta similitudes con el ideario de Cecil Taylor.
Ahora ofrecen una extendida versión de A North Wind. Su recorrido experimental es una invitación a lo inesperado. Una exploración inaudita, entretejida magistralmente con tonos fracturados y disonantes. Un desacato al convencionalismo. Un piquete de ojos.

La industria del entretenimiento nos ha hecho creer que, para tener éxito, el artista requiere de un fotógrafo, un agente, un representante jurídico, un peluquero, un cirujano plástico, un médium… Sin embargo en el arte verdadero, como lo hiciera Mikhalkov en Sin Testigos y el dúo Fujii y Tamura esta noche, basta con dos personas y creatividad.
En A Poor Sailor del album Angelona, Fujii -al jugar con una nota pedal que se mantiene por varios compases mientras elaboran armonías sobre ellas- obtiene un aumento de la tensión. Esto deriva en un pasaje orientado al blues en el que el piano paulatinamente transporta el tema a otras tonalidades conservando su sonoridad, pero en un registro más alto para facilitar la ejecución de Tamura en trompeta. Un brillante contrapunto hace las veces de separador entre el núcleo melódico y el solo de Fujii, en el que literalmente las hace todas. Aporta su brillante técnica, su denso y asimétrico vocabulario pleno de lirismo y sus características fracturas melódicas que aquí incluyen fraseos de Rhapsody in Blue de George Gershwin, Fur Elise de Ludwig van Beethoven y Wedding March de Moses Mendelssohn. Algunos aplauden, otros se babean. El resto sólo sufre espasmos y balbucea en japonés.

El cierre será con un delicado encuadre del arrullo popular Itsuki no Komariuta, en versión más cercana al solo piano incluido en el álbum Indication que a la ofrecida recientemente en Fujiin Raijin con el Min-Yoh Ensemble. Un torrente de ideas expresadas en los solos pero también en los silencios y en pasajes mínimos.
Final.
El público ovaciona de pie. Los músicos saludan y su lenguaje gestual manifiesta un inocultable y conmovedor estado de felicidad.
Uno de los personajes del film Sin Testigos, dice: “Me parece que todo ser humano tiene en su alma, un sonido, su propia nota. Es el sonido de su singularidad, de su ser, de su esencia. Y si la sonoridad de los actos del ser humano no coincide con ese sonido, esa persona no puede ser feliz.” Satoko Fujii y Natsuki Tamura parecen haber encontrado ese sonido hasta constituir… una relación extra-matrimonial.

Sergio Piccirilli

Nota relacionada: Por Los Codos – Satoko Fujii

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