Por Los Codos

Juan Pablo Arredondo

Cuando ingresamos al departamento que habita el guitarrista, compositor y arreglador (¿y cantante?) Juan Pablo Arredondo con la intención de entrevistarlo, nos encontramos, en la previa, con un par de agradables sorpresas. Ante la opción "mate o café", optamos por el primero y ganamos. Arredondo aprobó de manera excelsa al estricto jurado intruso ya que, junto con Rodrigo Domínguez, pasó a liderar el ranking de cebadores.
Los buenos augurios seguieron durante la preparación de nuestro líquido vital y móvil, en el que intercambiamos algunas opiniones sobre literatura (increíblemente ambos estábamos leyendo Tsugumi, de la escritora japonesa Banana Yoshimoto), cine (con epicentro en Lars von Trier, si se permite, actualmente el mejor) y a partir de allí surgieron temas varios que insumieron una buena cantidad de minutos.
También nos llamó la atención que no hubiera televisión en el living ni en la cocina y que no hubiera cuadros propios (porque Arredondo dibuja y pinta fenómeno) inundando sus paredes.

Lo que no nos llamó la atención, pero sí nos sorprendió más que gratamente, fue la natural predisposición que mostró el guitarrista para con nocotros. Nacido en Campana, provincia de Buenos Aires, en 1978, no tuvo en claro hasta la finalización de sus estudios secundarios qué rumbo tomar. Hasta que un día, al despertarse, se dijo: "la guitarra". Y, por la elección, todos contentos.
Una vez tomada la decisión, asistió al Instituto Tecnológico de Música Contemporánea, para luego internarse en el jazz estudiando en la Berklee International Network. A posteriori, intensificó sus estudios con el pianista Ernesto Jodos. Y una vez mudado a Buenos Aires, no paró.
Hoy por hoy es uno de los guitarristas más importantes y creativos de su generación y de un par de generaciones más, si se me permite. Y lo suyo no se remite exclusivamente al jazz: proyectos como los de Mariana Baraj por el lado del folclore o Nina y el lobo (actual y fascinante experiencia pop-rock liderada por Nina Polverino) lo han contado no sólo como instrumentista sino también como principal arreglador de ambos proyectos.

Algo ha de tener "el Colo" Arredondo como para haber integrado el Sergio Verdinelli Trio, Hernán Merlo Trío, Mariano Otero Septeto, La Fauna Quinteto, Ernesto Jodos Quinteto, Luis Nacht Quinteto, Delfina Oliver Septeto y aportes infinitos con una cantidad de músicos cuya enumeración (in)completa llenaría varias líneas: Eleonora Eubel, Rodrigo Domínguez, Fernando Tarrés, el saxofonista Anonio Arnedo, la cantante Lucía Pulido…
Estudió composición con Teodoro Croenberg y tomó clases particulares con el saxofonista Tim Berne. Pero además, Arredondo es docente; dicta las cátedras de Audioperceptiva I y II y Elementos de Audioperceptiva y es profesor de Historia de la Música y Cultura Musical.

Su debut discográfico fue en el año 2004 con Lo que las paredes oyen (BAU Records), donde lo acompañaron Carto Brandán en batería y Jerónimo Carmona en contrabajo. Con el mismo personal tiene listo su segundo trabajo, titulado Trío, a editarse antes de fin de año. Integra en la actualidad, como quien quiere la cosa, varias agrupaciones lideradas por Rodrigo Domínguez, Hernán Merlo, Luis Nacht, Nina Polverino, Sergio Verdinelli… etc., etc., etc.

Pero también anda con proyecto nuevo, un quinteto que además integran Eloy Michelini en batería, Hernán Merlo en contrabajo, Rodrigo Domínguez en saxo tenor y Luis Nacht en saxo alto.
Y en el medio de toda esta maraña, nos recibió para contarnos, en detalle, tomándose su tiempo y reflexionando antes de cada respuesta, en qué anduvo, anda y andará.
Este músico tremendo, que se ha tomado la costumbre de cantar cada nota que toca (de ahí lo de ¿cantante?), nos ha hecho pasar un gran momento que, ojalá, hayamos podido vertir en lo que usted leerá a continuación. De paso, le avisamos que el 8 de agosto se presentará con el cuarteto de Rodrigo Domínguez en Virasoro. El sábado 16, en el mismo lugar, lo hará liderando su actual quinteto. Y todos los sábados de septiembre, Thelonious albergará a Nina y el lobo.
Ahora sí, a disfrutar.

Teniendo en cuenta que te requieren para estilos muy disímiles, tengo curiosidad por saber hacia dónde apuntaron tus estudios en un principio.

Fue medio raro, porque terminé el secundario y no sabía si estudiar música o Bellas Artes. Me daba lo mismo; hasta que un día me desperté y me dije: es la guitarra.

¿Tenías algún conocimieno previo?

No, en absoluto. Me encantaban las dos cosas por igual. Yo quería entra al ITMC, entonces me fui a preparar con un profesor en Escobar, Alejandro Lamas, por referencias de algunos amigos. Me preparó tres meses, a los cachetazos (risas), porque todo era nuevo. Ingresé desde cero y a mí me sirvió mucho. Sé de algunos a los que no, pero yo entré en blanco y la verdad que fue muy útil. Pero no me enganché del todo con el estudio y lo terminé… por terminarlo. Después empecé en la EMC (Escuela de Música Contemporánea, "la Berklee")… me venía de Escobar… una locura. Y ahí sí me empecé a copar. Lo conocí mejor a Ernesto (Jodos), a quien también había tenido en la ITMC, armé un par de ensambles de jazz, con (el baterista) Carto Brandán y (el contrabajista) Lucas Loberto, que también eran de Escobar. Empezamos a investigar, nos juntábamos, probamos, la verdad que hacíamos lo que podíamos… que era poco (risas). Y cuando terminé en la EMC, podría decir que fue cuando empcé a estudiar en serio, yendo un año y medio a tomar clases particulares con Ernesto (Jodos). Iba todas las semanas, era por el año 2000 ó 2001. Y fue muy cómico, porque cuando me copé con el estilo lo hice con el free jazz, simplemente porque había gente de Escobar como Alejandro Lamas y otra gente que me había guiado, que andaban escuchando eso. Entonces a Ernesto le dije "quiero tocar free". Y Ernesto me dijo: "¿querés tocar free? OK… empecemos con el be-bop". Y me tuvo un tiempo largo con eso. Vinieron unas vacaciones, yo seguí estudiando en mi casa y, cuando nos reencontramos, le dije que quría seguir con el be-bop porque estaba muy enganchado. Y ahí me dijo "perfecto, entonces vamos a ver un poquito de free" (risas). Y creo que Ernesto fue y es mi gran maestro, en todo sentido. Me daba discos y cosas que después fui entendiendo por qué me las daba. Me mataba con el estudio. Creo que en un punto también me probaba con cosas muy difíciles. Fue mi gran maestro.

¿Te acordás de tu primera experiencia tocando?

No… esperá… ahora que me lo preguntás (piensa)… con Carto y Lucas (Loberto) tocamos una vez en Campana, en trío.

Te preguntaba acerca de tu orientación inicial porque el que te ve ahora sabe que tenés un disco editado, otro listo para editar, que estás en distintos proyectos jazzísticos, pero también que te convocan desde el lado del folclore y del pop; ¿por qué creés que se fijan en vos?

(Piensa… mucho) ¡Qué pregunta! Quizás tenga que ver con la energía que uno le pone a las cosas… o la dedicación… Y también muchas de las cosas se arman por el circuito en que uno está y por las relaciones. Vos fijate que en cada proyecto, los que tocamos somos amigos. Y eso, para mí, es fundamental. Y por el lado del folclore la verdad que no sé bien…

Porque además no es que te convocan solamente para tocar sino para arreglar, dirigir…

(Tímidamente) Sí…

Habiendo querido tocar be-bop y free jazz…

Sí… en el caso de (la folclorista) Mariana Baraj, creo que fue por recomendación y tal vez había algo que los jazzeros podíamos aportarle: otros colores que ella estaba buscando. Lo de arreglar tal vez surgió de alguna conversación informal o, tal vez… de la nada (risas).

¿Por qué creés que, de otros estilos, se está recurriendo cada vez más al jazz?

(Vuelve a pensar mucho) Yo creo que por la cuestión creativa, la capacidad que tiene el estilo de generar distintas cosas como la frescura o la sorpresa. Creo que una manera de refrescar los estilos es la inclusión de músicos de otros estilos que puedan aportar cosas diferentes.

A mí me gusta mucho la que he dado en llamar "la táctica del espejo", así que ahora te la doy vuelta: ¿por qué creés que los músicos de jazz tienen la necesidad de volcarse a otros estilos?

Por la renovación.

¿Es algo así como una retroalimentación?

Exacto. También, en un grado menor, está el desafío de ver "qué puedo hacer con esto". Y digo en un grado menor porque me parece que es una reacción inconsciente. También tiene que interesarte el estilo o la propuesta o la idea. En el caso puntual de Nina y el lobo, la cuestión fue ver qué podíamos hacer con los temas que escuchábamos de jóvenes…

¿De jóvenes (risas)?

Bueno… lo que escuchábamos cuando éramos más chicos… entonces cada uno trajo temas que le gustaban y la cuestión fue, por un lado, ser parte de esos temas y, en lo personal, es muy fuerte tocarlos.

Pero la intención cuál es, ¿homenajear esos momentos o la picardía del "mirá lo que puedo hacer con esto"? Porque convengamos que las versiones originales no se respetan mucho que digamos…

Esto último no creo… (piensa). Los temas los transcribimos de los discos y, básicamente, no hay arreglos (mueca de desaprobación del entrevistador). De verdad. Las primeras versiones eran prácticamente idénticas a las de los discos. Se van desfigurando con el tiempo, eso sí. Yo creo que la respuesta a eso es…

(Interrumpiendo) Yo entiendo tu grado de humildad pero, disculpame, vos no me podés decir eso… la versión, por ejemplo, de Extraordinary Machine (de Fiona Apple), originalmente es voz y cuerdas. Y ustedes la hacen con batería, contrabajo, dos guitarras y teclados…

Aprovecho tu silencio para decirte que ahí hay ganas de hacer un poco de lío… (risas)

Sí… la verdad que sí… pero creo que es algo más bien egoísta; y que conste que hablo por mí y no por la banda. No tiene tanto que ver con cómo suena o cómo queda sino con el hecho de ver cómo nos sentimos nosotros tocando ese repertorio.

Ya que nos metimos en el terreno de Nina y el lobo, ¿Qué pensás que le puede pasar a un fan de esos músicos (Fiona Apple, PJ Harvey, Pearl Jam) al escuchar estas versiones?

Uhhh… (piensa) El otro día un amigo al que le gusta y mucho Pearl Jam me dijo que no le encuentra una gran diferencia y que estuvo buenísimo volver a escuchar esos temas y que…

(Interrumpiendo nuevamente) Pará… eso te lo podría aceptar con Pearl Jam y tal vez el mejor ejemplo sea Go, pero con las pibas (Fiona Apple y PJ Harvey), se nota bastante más el lío que arman. La sensación que tuve al escucharlos por primera vez, así, sin anestesia, fue "éstos quieren electrificar lo acústico y a la inversa". ¿hay una idea preconcebida de esa manera o sale naturalmente?

Sale naturalmente. Ya te dije, no hay arreglos y ni hablamos de la cuestión.

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