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Pascal Niggenkemper ‘le 7ème continent’: Talking Trash

 

talkingGreat Pacific Garbage Patch. 135°W – 155°W & 35°N – 42°N, Gyres Oceaniques, Plastisphere, Talking Trash, Crochet Coral Reef, Ideonella Sakaiensis, Geisternetz, Kinetic Islands

 

Músicos:

Pascal Niggenkemper: contrabajo

Julián Elvira: flauta prónomo, flauta subcontrabaja

Joris Rühl: clarinetes, amplificación

Joachim Badenhorst: clarinetes, amplificación

Eve Risser: piano preparado

Philip Zoubek: piano preparado

 

Sello y año: Clean Feed Records, 2016

Calificación: Dame dos

 

El ser humano es parte de la naturaleza y su guerra contra ella es, inevitablemente, una guerra contra sí mismo (Rachel L. Carson)

 

El hombre se ubica en la cima de la pirámide depredadora pero, a diferencia de otras especies, no mata para sobrevivir sino que se constituye en un voraz destructor de la fuente natural de su propia existencia. El ser humano, en el afán de superación, parece haber olvidado que todas las cosas de la naturaleza no están hechas por azar y que cada especie ocupa un lugar en el ciclo de la vida en este planeta. La desenfrenada codicia de los poderosos, la soberbia de algunos y la indiferencia de muchos otros, han confluido para que el ser humano destruya el medio ambiente con un grado de crueldad e inconsciencia que nos hace colegir que esas acciones se desarrollan al conjuro del odio por la morada en la que vivimos y por las criaturas que nos acompañan.

El hombre, en su desdén por lo que le rodea, destruye la naturaleza convencido de que el daño causado es mínimo, temporal e insignificante. Es más, actúa como si considerara que la existencia humana es la única digna de conservarse, sin entender que la vida –en su sentido más profundo- es toda la naturaleza y que el hombre es apenas una entre billones de especies y formas de vida.

Esa irresponsabilidad procedimental con relación a nuestro hábitat no sólo complica nuestro presente sino que, además, destruye y aniquila el pasado histórico de la humanidad e hipoteca el futuro del hombre en esta tierra.

Uno de los ejemplos más impresionantes del desprecio con que nuestra sociedad trata al medio ambiente, está representado por un remolino de millones de toneladas de plástico y desperdicios ubicado en medio del Océano Pacifico –a unos mil kilómetros de Hawái– al que se conoce con los nombres de “el gran parche de basura del Pacifico” o “el séptimo continente”.

Los expertos calculan que este vertedero marítimo supera los tres millones de kilómetros cuadrados de extensión e incluye unos cien millones de toneladas de basura acumulada.

 

La existencia de esta gran isla de basura fue predicha en 1988 por la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) y descubierta accidentalmente por el investigador oceánico Charles Moore en 1997. Según afirman estudios realizados recientemente por el Instituto de Oceanografía de la Universidad de California, el parche de basura ha incrementado cien veces su tamaño en las últimas décadas.

Los desperdicios que conforman “el séptimo continente” se agrupan en un remolino gigante provocado por la fuerza de la corriente en vórtice del Pacifico Norte, cuya fuerza centrípeta lleva lentamente los escombros hacia el centro del espiral. El impacto causado por la peligrosa concentración de polímeros de plástico en el parche de basura, ha desatado una verdadera catástrofe ecológica ya que su descomposición en partículas es ingerida por los peces y luego las toxinas generadas pasan a formar parte de la cadena alimenticia de otras especies, provocando su exterminio.

Los informes, estudios e imágenes de esta gran isla de basura llamada “el séptimo continente”, llevaron al contrabajista y compositor franco-alemán Pascal Niggenkemper a impulsar un proyecto orientado a reflejar musicalmente esta realidad tan absurda e inquietante como ignorada y catastrófica. El resultado de dicho interés estético se canalizó mediante la constitución del ensamble –apropiadamente denominado- ‘le 7ème continent’ (El Séptimo Continente) y su pertinente debut discográfico con el álbum Talking Trash.

Pascal Niggenkemper es un compositor de inquebrantable vocación exploratoria y uno de los contrabajistas más talentosos y originales de nuestro tiempo. En su actual trayecto artístico conviven –además del proyecto que motiva esta reseña- sus presentaciones a solo contrabajo (cristalizadas discográficamente en el extraordinario Look with Thine Ears de 2015), el cuarteto de cuerdas Beat the Odds (que completan Félicie Bazelaire en contrabajo y los cellistas Elizabeth Coudoux y Ricardo Jacinto), Baloni (trío cooperativo que incluye a Joachim Badenhorst en saxo y clarinete bajo y Frantz Loriot en cello, con el que editó los álbumes Fremdenzimmer en 2011, Belleke de 2014 y Ripples en 2015) y sendos dúos con el cornetista Thomas Heberer en Miner’s Pick, asociado al contrabajista Sean Ali en PascAli y en compañía de la pianista Sofya Melikyan en Now and Present. La prolífica producción discográfica de Niggenkemper también incluye a los discos del PNTrio (Pasapas en 2008 y Urban Creatures de 2010), Upcoming Hurricane (con Gerald Cleaver y Simon Nabatov) de 2011 y Lucky Prime junto a su grupo Vision7 en 2013. A lo mencionado, deben agregarse los invaluables aportes como sesionista realizados a favor de Frantz Loriot Systematic Distortion Orchestra, Carate Urio Orchestra, Carlo Costa’s Acustica, Larry Ochs: The Fictive Five, el trío HNH, Harris Eisenstadt’s Canada Day IV, Gebhard Ullmann’s Basement Research, Ingrid Schmoliner’s Watussi, Gerald Cleaver’s Black Host, Thomas Heberer’s Clarino y el Sirius String Quartet, entre otros.

Pascal Niggenkemper ‘le 7ème continent’, en el álbum Talking Trash, elabora un hipnótico e inclasificable paisaje sonoro que –a grandes rasgos-  amalgama la libre improvisación, la experimentación electrónica y la música clásica contemporánea e influencias subliminales provenientes de visionarios como Karlheinz Stockhausen, Anthony Braxton y Giacinto Maria Scelsi.

Para su concreción, Niggenkemper reunió a un estelar ensamble internacional (que incluye músicos de Francia, Alemania, España, Bélgica y Austria) integrado por su líder en contrabajo, los clarinetistas Joris Rühl (TØRN, Hiatus, Spat’ Sonore) y Joachim Badenhorst (Carate Urio Orchestra, Baloni, Equilibrium), los pianos preparados de Eve Risser (White Desert Orchestra, En Corps, Duo Desordre) y Philip Zoubek (muche.zoubek.tang, Tetete, LHZ+H) y a Julián Elvira (creador de la flauta prónomo y autor de la obra Pronomos Savage Dances, entre otras) en flautas prónomo y subcontrabaja.

La singular alineación tímbrica del sexteto es descripta por el compositor de la obra como “dos tríos o tres dúos instrumentales idénticos”, con excepción del contrabajo cuyo equivalente es la flauta subcontrabaja.

El álbum da inicio con Great Pacific Garbage Patch (“El gran parche de basura del Pacifico” es otro de los nombres con el que se conoce al llamado “séptimo continente”).

La pieza dibuja una atmósfera densa e inquietante –interceptada por episódicos silencios- en donde comulgan improvisación y composición mediante una plástica sonora que parece abrevar en las fuentes del serialismo integral.

En 135°W – 155°W & 35°N – 42°N (el título alude a las coordenadas en que se encuentra localizado el “séptimo continente”) se esboza un clima opresivo y asfixiante en derredor del motif enunciado desde el piano preparado, para luego desembocar en un pasaje oscuro, profundo y enigmático gobernado por la exploración sónica.

Gyres Oceaniques (en oceanografía, los giros oceánicos refieren a corrientes marinas rotativas como la que generó la concentración de desperdicios en la gran isla de basura del Pacifico) encuentra su piedra fundacional en un pertinaz ostinato sobre el que se deslizará el flujo improvisador del ensamble.

Plastisphere presenta una narrativa criptica que –por el uso de polifonía saturada y debido a su aspecto textural, instrumental, melódico, armónico y rítmico– parece adoptar un punto de vista compositivo global que recuerda, vagamente, a principios enarbolados en obras como el movimiento “Farben” de las Cinco piezas para orquesta Op. 16 de Arnold Schönberg y el Altenberglieder Op. 4 de Alban Berg.

En Talking Trash –tema que da título al álbum– asoman coloridos trazos en perpetuo movimiento; mientras que Crochet Coral Reef se sumerge, literalmente, en las profundidades de un paisaje sonoro desconocido, misterioso e insondable.

Sobre el final sobrevienen la yuxtaposición de múltiples capas instrumentales y los caóticos niveles dinámicos de Ideonella Sakaiensis (nombre de una bacteria capaz de descomponer, degradar y asimilar el plástico), las infinitas sonoridades que se desprenden de Geisternetz y el vigoroso enlace entre composición e improvisación manifestado por el inquietante Kinetic Islands.

Pascal Niggenkemper ‘le 7ème continent’, con el álbum Talking Trash, ha logrado delinear una obra subyugante, profunda y sin concesiones en donde reflexiona, desde la perspectiva del arte musical, sobre uno de los tantos aspectos que sirven para demostrar que el mundo actual está muy lejos de ser perfecto.

 

El arte sería inútil si el mundo fuera perfecto (Andrei Tarkovsky)

 

Sergio Piccirilli

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