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¿Novedades?

Cada día se edita más música y gracias a la tecnología todo el proceso desde el estudio de  grabación hasta la oreja se ha simplificado tremendamente. Hoy casi inmediatamente se puede escuchar lo que hace un músico más o menos desconocido en cualquier parte del mundo, pero sin embargo siento que cada vez hay menos talento verdadero o es más difícil encontrarlo.

ZappaEstoy en problemas; cada vez que escucho algo que realmente me gusta se trata de un artista con por lo menos diez años de trayectoria. Está bien, reconozco que para algo realmente me guste requiere de un proceso de asimilación. Hoy forman parte de la lista de lo que me interesa, discos y músicos que hace unos años no me terminaban de convencer. Difícilmente me sucede lo contrario.

Me encuentro con álbumes que por ahí están bien, con artistas que a uno lo sorprenden por sólo diez minutos, pero que uno se termina dando cuenta que dormirán el sueño de los justos en una repisa del living. Por el contrario, algún disco de The Beatles o de Coltrane, de Yes, de Miles, de Hendrix, de Marsalis, Zappa o Sting, siguen siendo escuchados periódicamente. Courtney Pine, Jonas Hellborg, Bireli Lagrene (algunos de mis favoritos), todos tienen más de veinte años de trayectoria. Hasta Dream Theater está por cumplir la veintena.

Me da la sensación de que se trata de un problema con varias raíces.

Bireli LagreneTal vez, justamente, se trate que esta facilidad de grabar y editar haya bastardeado la composición. Quizás antes, y no hace mucho, grabar significaba un hito en la carrera de un músico que refrendaba una trayectoria y un proceso que se iniciaba en el estudio personal del instrumento; luego, tocar en ensambles, tocar standards o covers, empezar a arreglar ese material, buscar un sonido o identidad, y quienes finalmente sobrevivían a este proceso y se consideraba que tenían el talento y suficiente background, terminaban grabando.
Ahora parece que todo es más rápido, casi cualquiera toca en cualquier lado con una formación musical (formal y sin background) y graban sin ningún tapujo. Todos quieren ser líderes de sus propios proyectos y rápidamente se consideran compositores. Antes pareciera que había un decantamiento natural y un poco más de respeto. Si uno se fija en los discos de jazz de hasta no hace muchos años, existía este respeto por las composiciones; hoy todos escriben. Díganme, ¿qué clásicos del jazz han escrito Stern, Lovano, Mehldau, Lagrene, etc.?
Y eso que estamos hablando de grandes; entonces, de ahí para abajo, ¿qué podemos esperar?

Sólo para que quede claro hacia adónde apunto, me referiré a dos de los músicos argentinos de jazz más reconocidos en la actualidad pero que transitan por caminos diferentes.
Malosetti

Nadie duda que Javier Malosetti es un gran bajista, como instrumentista merece un diez. Ahora, ¿nadie le dijo que no puede cantar, no se da cuenta?; está rodeado de músicos y lo dejan cantar horriblemente I´m Down de The Beatles y además el arreglo es feo. ¿Qué pasa que todos se sienten estrellas?

Adrián IaiesAdrián Iaies me parece un ejemplo de lo contrario; construyó su carrera de a poco, con mucha experiencia. Y se ha destacado como un excelente y muy original arreglador. Además con una idea que no es ni original ni nueva, la de tocar tangos como standards de jazz, pero es quien lo ha logrado hacer con mayor éxito, continuidad, consistencia y talento. No intenta tocar un tango clásico cada diez tangos nuevos escritos por él, sino lo contrario.

Probablemente piensen que soy un reaccionario que tiene el anacrónico pensamiento que todo lo pasado fue mejor, pero no es así. Espero cada nuevo disco con emoción esperando me atrape, me seduzca, me emocione y entretenga, pero no me está pasando con artistas nuevos. Muchas veces me aferro a algún disco que más o menos me gustó de entrada e intento seguirlo para aburrirme a los diez minutos de escucharlo por segunda vez.

The Bad PlusReconozco que muchos de los artistas que son expuestos aquí en el site sí son nuevos e interesantes, otros me dan la sensación que resultan ser lo que quisiéramos que fueran porque son la sombra de algo que ya fue, que copian y le dan una lavada de cara a lo que ya escuchamos hace tiempo y a lo lejos. Otros pueden tener buenas ideas como The Bad Plus, pero para mi no tocan al nivel de sus ideas, pero sí me gusta la idea de rescatar composiciones de otros.

También me atrae, aunque no siempre me gusta, la vanguardia de NYC en jazz. Aquí sólo se trata de un tema de gusto y la sensación de no continuidad, de efímero. Hoy hago esto, mañana lo otro, mañana grabo con fulano, pasado con mengano…  Pero sí me sorprenden y en muchos casos me gusta.

Con respecto a la crítica creo que no pueden haber (ni hay, pienso) 10, 15 ó 20 discos excelentes por año. No hay forma. Si a todo lo que nos excita diez minutos le ponemos el mote de imperdible para después dejar el disco olvidado en un cajón (porque el siguiente disco imperdible nos lo hizo olvidar), creo que estamos en problemas. Nos va a pasar como a Pedro con el Lobo y cuando un verdadero disco excelente llegue, será comido por la picadora de carne.

Glenn Hughes
Ustedes dirán, qué le pasa a este tipo que se mete con estos músicos, se hace tanta historia y ¡¡¡resulta que le hizo un buen review al impresentable de Glenn Hughes!!!
Hace lo que tiene que hacer, lo suyo, lo que sabe y punto; lo hace bien. Muchachos, cada estilo tiene sus propios standards que, a mi juicio, no se mezclan… ¡a Dios gracias!

Federico Larroca.

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