El Ojo Tuerto

Uri Caine: Un As en la Manga

Amoeba Music – Hollywood (USA)
Miércoles 7 de mayo de 2008 – 19:00 hs.

Amoeba MusicUri Caine es uno de los pianistas más activos de la escena contemporánea. Su infatigable peregrinaje por diversos territorios musicales torna insuficiente cualquier pretensión de encasillamiento. Sin perjuicio de ello podemos ubicar el epicentro de su ideario creativo en el jazz; desde allí, la predica de su discurso musical se dispara en distintas direcciones. Uno de los espacios que ha recorrido con mayor asiduidad en los últimos tiempos es la relectura de obras provenientes de algunos de los más importantes compositores de la música clásica.
En los álbumes Urlicht/Primal Light de 1998, Mahler in Toblach  de 1999 y Dark Flame de 2004 trabajó sobre música de Gustav Mahler; en Wagner in Venezia de 1998 lo hizo con Richard Wagner. En Love Fugue de 2000 se acercó a Robert Schumann; también en el 2000 a través de Goldberg Variations ofreció su particular visión de esa monumental composición de Johann Sebastian Bach; en el 2003, con Diabelli Variations, abrevó en las fuentes musicales de Ludwig van Beethoven; en Plays Mozart, de 2007, se aproximó a Wolfgang Amadeus Mozart; y en este año, con Othello Syndrome, recreó la obra de Giuseppe Verdi.

Baltolomeo CristoforiEsta sostenida vocación por reinterpretar a los clásicos desde una perspectiva vanguardista no sólo se manifiesta en periódicas actuaciones con diferentes ensambles, sino que también se expresa en sus frecuentes presentaciones en solo de piano, tal como ocurrió en el concierto al que asistimos en Hollywood.
El romance que ligó al piano con los grandes hitos del arte musical lleva más de tres siglos de inmaculada fidelidad… O más o menos.
Nunca falta el pianista que se echa una canita al aire.
Cuenta la leyenda que a comienzos del siglo XVIII, en Italia, un señor llamado Bartolomeo Cristofori se despertó una mañana con unas ganas tremendas de tocar el piano. Con horror descubrió que dicho instrumento no había sido inventado aún. Esto explicaba, en parte, el motivo por el cual en aquella época no abundaban los pianistas.
En un principio Cristofori, dispuesto a enmendar esta imperdonable falta, se abocó con indómito fervor a la construcción de un… pianista.
A pesar de su tenaz esmero sólo logró reunir algunos órganos…  Y cuando digo órganos no me refiero al instrumento musical de teclados, precisamente.
Cristofori estaba abatido por el fracaso. Se hundió en la miseria, cayó en una profunda depresión y su mujer lo abandonó. Sin embargo, decidió seguir adelante impulsado por dos grandes pasiones: el amor a la música y el odio a su esposa.
No necesariamente en ese orden.
Así fue que resolvió devolver los órganos a la morgue y se dedicó a inventar el piano.
Para sorpresa de todos, logró ambas cosas.

Con  ánimo de otorgarle a su invento un sello personal, inicialmente denominó al instrumento gravicembalo col piano e forte pero ante la negativa de los músicos para convertirse en gravicembalocolepianoefortistas, optó por rebautizarlo como pianoforte. Nombre que hace referencia a la capacidad del instrumento de producir sonidos con diferentes intensidades, dependiendo de la presión ejercida sobre las teclas (piano = suave y forte = fuerte).
Uno de los primeros pianofortistas, un joven de refinados modales y larga melena rizada llamado Casto Cesario, impulsó con éxito la idea de que el instrumento dejara de ser forte o fuerte para adoptar su forma abreviada: piano, es decir suave.
No existen pruebas fehacientemente documentadas pero algunos historiadores aseguran que, inclusive, aquel tierno mozalbete bregó para que la gente llamara a esta invención musical la piano o la suave, que su ejecutante siempre fuera la pianista y que en lugar del tradicional color negro con que se identifica al instrumento, fuese de color amarillo patito con pintitas rosas.
Lo cierto es que Bartolomeo Cristofori construyó solamente unos veinte pianofortes antes de morir en 1731. Después no, aunque se desconocen los motivos.

Según la clasificación establecida por Hornbostel-Sachs, el piano es una cítara con caja de resonancia, a la que se ha agregado un teclado mediante el cual se percuten las cuerdas. Está constituido por un arpa cromática de cuerdas múltiples accionada por un mecanismo de percusión indirecta a la que se han añadido apagadores.
El piano tuvo inmediata aceptación en el ámbito de la música occidental ya que permitía tanto la interpretación solista como el acompañamiento, servía para componer y ensayar y además tenía suficiente espacio para apoyar el cenicero, la cerveza, los maníes y un televisor pequeño, digamos… de 14 pulgadas.
La rica historia del piano nos ofrece una infinita lista de notables ejecutantes.

Uri CaineEn una apretada síntesis, les diré que ya está Uri Caine sobre el escenario de Amoeba en la ciudad de Hollywood.
Amoeba no tiene nada que envidiarle a la Scala de Milan o el Bolshoi de Moscu o el Carnegie Hall de New York. Y no tiene nada que envidarle porque… ¡no tiene nada que ver! Amoeba no es un teatro, ni un club, ni un bar.
Es una disquería con un escenario.
El inicio es con un segmento dedicado a Wolfgang Amadeus Mozart que incluye el primer y segundo movimiento de la Sonata para piano No. 16 en Do mayor (K. 545), ocasionalmente denominada Sonata Facile o Sonata Semplice y el último movimiento de la Sonata para piano no. 11 en La mayor, K. 331 más conocida como Rondo Alla Turca. Uri Caine recoge estos magníficos retazos del género clásico para tratarlos en forma no convencional, haciendo uso de procesos aleatorios en los que la coordinación rítmica adquiere una mayor movilidad armónica y utilizando el recurso del traspase pivote para unificarlos en un todo integral. En este caso pasa, por ejemplo, del Do mayor del primer movimiento de la Sonata Facile al Sol mayor del segundo movimiento de esa obra para regresar al alegretto en Do mayor del Rondo Alla Turca y…
Bueno, a pedido de mi esposa intentaré no abrumarlo más con estos detalles.
Ella dice que soy demasiado obsesivo con estas cuestiones.
En verdad no lo creo así, pero igual yo siempre le respondo: Sí Mi Sol.

Uri caineA continuación, Caine se aleja por un momento de los clásicos para ofrecer un extenso pasaje dedicado a su álbum Solitaire de 2002. Primero con una cálida versión de la pieza que da título a ese disco y luego con una impagable lectura de la composición de Paul McCartney que popularizaran The Beatles, Blackbird, en la que Caine, a su proverbial técnica, le adosa una deliciosa cuota de humor, frescura e imaginación.
Ahora es el turno de Desdemona’s Lament proveniente de su ultimo álbum The Othello Syndrome. Aquí adapta libremente (muy libremente) la escena final del cuarto acto de la ópera de Giuseppe Verdi, Otelo. Escena que refiere a la muerte de Desdémona y el suicidio de Otelo, los protagonistas de la obra.
El enfoque de Uri Caine respeta ese trágico pasaje sonoro, salvo por un detalle… En su versión, ambos personajes también se mueren… pero de la risa.

CainePara cerrar este inolvidable concierto Uri Caine elige como última víctima a Gustav Mahler. Sin prejuicio alguno aborda el adagietto de su Sinfonía No. 5 en Do sostenido menor. En esencia, esta obra de Mahler compuesta en 1902 expresa una ambigüedad trágica con un criterio de reducción e intimidad frente a la aglomeración sonora característica de aquellos tiempos, que sirvió para sentar precedentes en la denominada escuela vienesa. Su carácter de romanza acuática y su lirismo dialéctico le imprimen un sentido de modernidad conceptual de notable vigencia.
En la versión de Caine se incorporan, de forma casi imperceptible, algunos agregados. Por ejemplo el adagietto está tocado en ritmo de ragtime, hay alusiones al tercer movimiento de Piano Sonata No. 2 de Frederic Chopin más conocido como Marcha Fúnebre y también dispersos fraseos de Raiders of the Lost Ark tema central de la película Indiana Jones y no hay rastros de la romanza acuática ni de la escuela vienesa. Pero, a excepción de esos minúsculos detalles, es igualita al original de Mahler.
Los sobrevivientes aplauden de pie y lo hacen por propia voluntad, por merecimientos y porque en Amoeba… no hay asientos.

Uri CaineUri Caine regresa y dedica los bises a Johann Sebastian Bach, primero con la Variación para piano solo No. 2 del álbum Goldberg Variations en la que ratifica la delicadeza de su pulsación y una indescriptible perfección técnica y luego con Fats Variation (after Bach) del álbum The Classical Variations en el que deja explicito un dominio rítmico inflexible, expone la completa gama de su discurso pianístico y manifiesta, una vez más, un exquisito sentido del humor. Y así, tan solitario como llegó, se fue. Pero llevándose con el todas las miradas, los aplausos y la admiración del auditorio.

El solitario es uno de los juegos de naipes más populares; su nombre deriva del hecho de que sólo hay un jugador en competencia. Este juego requiere de paciencia y destreza y tiene como objetivo utilizar todas las cartas de la baraja para construir cuatro pilas de naipes ordenadas por pintas y comenzando por los ases en orden ascendente. Las cartas van acomodadas en 7 filas, la primera con 6 cartas volteadas y una de frente, la segunda con 5 volteadas y una de frente y así sucesivamente hasta la séptima fila que tiene solo una carta de frente. Los Ases se van subiendo hasta formar los palos.
No sabemos si Uri Caine juega al solitario; pero si lo hiciere, ganaría siempre.
Por paciencia, por destreza y porque siempre tiene… un as en la manga.

Sergio Piccirilli

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *