El Ojo Tuerto

Mike Stern: Los tres mosqueteros y la tortuga D’artagñán

FranceschiniNo sé en qué momento empezó Last One Down, también del último disco de Stern. Pero ahí estamos, en una versión heavy-funk en el que Stern, Wooten y Weckl tratan de sobresalir como si estuviesen compitiendo en Operación Triunfo. Regresa el saxo y otra vez todos a trotar para que no se agite Franceschini… Final del primer tema (en realidad dos en uno) Ya pasaron 30 minutos. Parece que Boca ganó por penales.

Stern y sus muchachos, en cambio, lo hicieron por goleada.

Sigue Four Shades del álbum Time in Place de 1988. El saxo tira unas notitas como si estuviera tejiendo al crochet, que quedan bastante bonitas. Claro que sobre lo que toca el resto puede lucir cualquier cosa… desde una coreografía de Susana Giménez a un monólogo de Bernardo, el asistente de El Zorro.

Ahora llega I know you. Arranca como un lento típicamente "sterniano" pero al quedar enfrentados la guitarra y el bajo de Wooten, el tema comienza a acentuarse en un sentido más folky casi a la manera de Bela Fleck ad the Flecktones… Regresa la tortuga D’artagñán y el tema se pincha inexorablemente (¿o tratándose de un espadachín debemos decir inoxidablemente?)

Mike SternEs el momento del solo de Mike Stern. Apenas iniciado suena un celular. Stern se ríe y empieza a improvisar sobre el sonido del timbre del molesto teléfono. El solo continúa por varios minutos. Es delicado y elegante. Nadie bosteza pero se nota que hay ansiedad por ver un poco de sangre; sin embargo Stern, que sabe bastante de estas cosas, primero baja las luces, nos sirve un trago, pone música suave y con seguridad -una vez que tenga a su presa inmovilizada- procederá con su faena de exterminio.

Se agrega el resto de la banda y empalman con Avenue B. Otra sutileza. Bien la tortuga, impecable Stern y Wooten… y Wooten… ¡¡Mamma mía!! Hace un solo… la gente grita, los mozos aplauden, los músicos se ríen… y en el fondo de la sala alguien llora desconsoladamente (debe ser un bajista). Pobrecito.

Han pasado 90 minutos sin que nos diéramos cuenta. Llega el final con Chatter, tema que abre These Times. Stern deja ver sus colmillos y el público le ofrece el cuello con gusto.

Despues de todo, a eso vinimos, ¿no?

Victor WootenA estas alturas, el grupo pasó a denominarse Wooten Quartet. El bajo pasa al frente y da cátedra. Slapping, tapping, zapping, marketing y karting… Mike Stern se da vuelta y mira hacia el banderín del corner (ahí estamos) como buscando testigos. Nosotros hacemos lo propio y así sucesivamente. Como la ola, pero en retroceso. Aplausos, ovación, gritos y algún que otro orgasmo rubrican la performance de Wooten. Sigue un solito de saxo… bien Bobby…

Y llega el turno de Weckl quien pone el turbo de su Max 5 y nos deja aplastados como sapo en la ruta 2. Catarsis colectiva y final. No recuerdo si Franceschini bajó del escenario o no (si lo ven, me avisan por favor). Weckl salió apurado como si se hubiese olvidado en la casa algo enchufado (¿será la Elektric Band?). Stern montó su puesto de ventas de CD’s y WootenWooten… parece Cassius Clay bajando del ring en Kinshasa después de noquear a Foreman… saluda a uno por uno, firma autógrafos, extiende su mano… de pronto alguien le pide el bajo y se lo da. Un músico puede entregar a su mujer pero jamás el intrumento… pero Wooten accede y sigue saludando mientras el bajo da la vuelta olímpica.

Así nos vamos, revoleando la camiseta y convencidos que de vez en cuando es bueno recibir una descarga de… una hormona vasoactiva secretada en situaciones de alerta por las glándulas suprarrenales

Bah…
Adrenalina.
Sin complicaciones.

Sergio Piccirilli

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