Por Los Codos

Remi Álvarez

¿Cuál es el primer recuerdo referido a la música del que tengas memoria?

En casa mi padre escuchaba música del mundo y mi madre sentía y siente un gran respeto por el arte y por los artistas. Ella me llevaba a museos, conciertos clásicos y de jazz. Mi primer concierto de jazz que recuerdo fue la Sun Ra Arkestra en México, D.F. (Distrito Federal),cuando tenía doce años.

Hablemos del contexto, de aquello que rodea a esos recuerdos… La familia, los amigos, tu ciudad… Ese recuerdo y su contexto, ¿eran compatibles?

Sí… bueno, más o menos. Es una locura del destino dedicarse al free jazz en México, especialmente en esa época.

¿En qué momento decidiste dedicarte a la música en forma definitiva y cómo te vinculás hoy con aquella decisión? ¿Sentís que fue el descubrimiento de un don que debías desarrollar o se trató simplemente de una meta, un objetivo a alcanzar? Dicho de otra manera, ¿te dijiste a ti mismo: “esto es lo que quiero ser” o “esto es lo que debo ser”?

Decidí dedicarme no sólo a la música sino al free-jazz desde los 16 años. No lo pensé como un don, simplemente descubrí que era con la improvisación libre como yo podía expresarme. Eso fue cuando en un taller (concierto) que dio Don Cherry en la ciudad de México en 1977, su saxofonista méxico-estadounidense Henry West me invitó a tocar en el escenario con Don (Cherry). Yo llevaba la flauta transversal y ésa fue mi primera experiencia “mística” con la música en vivo y como músico; y por supuesto que aún hoy sigo comprometido con esa decisión.

¿Tu interés por el jazz nació antes de que recibieras una educación musical académica o fue evolucionando a partir de ella?

Mi interés por el jazz nació antes de que comenzara a estudiar, ya que empecé improvisando junto a mi cuñado y hermanas con discos que teníamos en casa. Recién después me inscribí en el conservatorio.

¿En algún momento hubo un conflicto entre la preservación de tu esencia cultural y la necesidad de asimilar otra diferente? Te pregunto esto no sólo porque en su base el jazz aun cuando es un idioma universal tiene una raíz afroamericana, sino también porque el acervo cultural de tu país no contiene, al menos en un lugar de privilegio, al jazz.

Mi esencia musical nunca ha estado en conflicto con el jazz ya que no soy un músico de folclore mexicano. He asimilado la libertad del jazz y la he utilizado para expresar mi espíritu y si me vi influenciado por muchos músicos afroamericanos fue porque son los creadores originales de esta música.

¿Cómo era la escena mexicana de jazz por aquel entonces?

La escena del jazz en México comenzó a finales de los cincuenta con algunos músicos mexicanos que tocaban en cafés, etc. A mí me llego en los 80’s con algunos grupos importantes tocando en cafés-conciertos. No había muchos lugares y nadie te enseñaba nada de jazz, lo que hacía por aquel entonces era comprar discos.

¿Cuánto de todo eso tuvo que ver en tu decisión de irte a estudiar a New York?

Tuve la fortuna de encontrar una nota sobre el “Creative Music Studio” en la Downbeat y vi que las cinco primeras semanas del curso las iba a dirigir Don Cherry, con quien había tocado dos años antes. Metí la solicitud para un curso de diez semanas y me fui par allá. El siguiente curso lo dio Roscoe Mitchell.

Has invertido mucho tiempo en el ámbito académico, primero como estudiante en el Conservatorio Nacional de Música, la Escuela Superior de Música, el Creative Music Studio y el Vancouver Creative Music Institute, entre otros y luego como profesor de saxo y jazz en la Escuela Nacional de la UNAM. En ese sentido me gustaría conocer tu punto de vista sobre el estado actual de la educación en el jazz…

Cabe aclarar que en el conservatorio sólo estuve tres años, en el CMS (Creative Music Studio) diez semanas, en la Escuela Superior de Música cuatro años y en VCM (Vancouver Creative Music) diez días, mientras que me desempeño como profesor de saxo en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) desde 1991 a la fecha. Actualmente hay mucha información, métodos, CD’s, escuelas de jazz, etc.; sin embargo pocas son como la AACM (Association for the Advancement of Creative Musicians) y, en menor medida, como el CMS (Creative Music Studio).Estoy seguro que en muchas universidades de los Estados Unidos y de Europa hay grandes músicos impartiendo clases. Todo depende de lo que estés buscando como individuo y si tienes acceso a entrar en alguna Universidad o no. Soy un músico que se formó tocando mucho y estudiando en casa.

A través de los años el canal de expresión para tu creatividad ha sido el free jazz y la improvisación libre. ¿Qué encontrás en ese campo que no hallás en otras formas musicales?

La ausencia de una estructura rígida, de una tonalidad, una métrica, etc., eso me da la libertad para expresarme tal cual soy, puedo permitirme todos los lujos que yo quiera y compartirlos con quien esté tocando. A través de esta música soy feliz y eso me gusta compartirlo con el público, se den cuenta de ello o no.

Sabido es que en sus orígenes el free, además de una experimentación formal, fue un vehículo de búsqueda espiritual. ¿Considerás que la disolución de las convenciones sobre ritmo, melodía y armonía que residen en el free y la improvisación libre generan una expansión de la consciencia o desarrolla facultades perceptuales extraordinarias?

Es posible que suceda en algunos casos, pero también creo que el arte en general puede provocar una expansión de la conciencia. Así ocurre con la literatura, la pintura, la música, el cine, etc. El free-jazz es una música muy fuerte y con mucha energía, lo cual puede provocar en algunos escuchas no acostumbrados a ese género un conflicto con ellos mismos y, en otros, exactamente lo contrario.

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