a-Links PrincipalesDiscos / DVD's

Tin Hat: The Rain is a Handsome Animal

A Cloud on a Leaf, The Rain is a Handsome Animal, Sweet Spring, If Up’s the Word, Open His Head, Unchanging, Buffalo Bill, The Enormous Room, So Shy Shy Shy, 2 Little Who’s, Yes is a Pleasant Country, Grapefruit, Human Rind, Anyone Lived in a Pretty How Town, Diminutive, Little I, Now (More Near Ourselves Than We)

 

Músicos:

Ben Goldberg: clarinete, clarinete contralto

Carla Kihlstedt: voz, violín, viola, armónica bajo

Mark Orton: guitarra, dobro, pump organ, piano preparado

Rob Reich: acordeón, piano

 

Músicos adicionales:

Mark Vehrencamp (tuba), Andy Harris (trombón, eufonio), Jen Harrison (trompa), Marilyn de Oliveira (cello), Megan Orton (violín), James Gregg (trompeta)

 

Sello y año: New Amsterdam Records, 2012

Calificación: A la marosca

 

Para ser justa, es decir para tener su razón de ser, la crítica debe ser parcial, apasionada, política y debe adoptar un punto de vista exclusivo que abra al máximo los horizontes (Charles Baudelaire)

 

En cierta ocasión, el genial Joaquín Salvador Lavado Tejón (pensador y humorista gráfico argentino más conocido como Quino y autor de la afamada tira cómica Mafalda) señaló que la vida tendría que fluir exactamente al revés. Su hipótesis planteaba que deberíamos morir primero para luego vivir en un asilo de ancianos hasta que uno no fuese tan viejo como para estar ahí. Recién entonces empezaríamos a trabajar en espera de ser lo suficientemente jóvenes para disfrutar de la jubilación. “Luego –seguía diciendo Quino- fiestas, parrandas, alcohol, diversión, amantes, novios, novias hasta estar en condiciones de ingresar en la escuela”. El texto afirmaba que más tarde nos convertiríamos “enun niño que se la pasa jugando sin responsabilidades de ningún tipo” para finalmente completar el ciclo siendo un bebé, volviendo al vientre materno y pasando ahí “los mejores y últimos nueve meses de nuestra vida flotando en un líquido tibio, hasta que la vida se apaga en un tremendo orgasmo”. Seguramente se preguntará qué tiene que ver la sentencia de Baudelaire referida a la crítica y el texto de Quino sobre cómo debería fluir la vida con el comentario de The Rain is a Handsome Animal, el nuevo álbum de Tin Hat. Para responder a eso con claridad, sólo bastarán dos palabras: buena pregunta.

 

Una crítica (vocablo cuya raíz etimológica deriva del griego Kritikos, “capaz de discernir”) es la opinión personal o analizada ante un tema determinado. Con relación a la crítica musical en particular algunos afirman (para mi gusto, temerariamente) que es “el arte de juzgar la bondad, verdad y belleza de las cosas”; otros, en cambio, la describen como “cualquier juicio formado sobre una obra artística” y no faltan aquellos que afirman –quizás con algunas copas de más encima- que se trata de “una de las virtudes que nos concede la cultura, uno de sus atributos más nobles y, al mismo tiempo, una de sus armas más peligrosas”.

En el Diccionario de las Artes, el filósofo y escritor español Félix de Azua nos ofrece una descarnada descripción comparativa sobre este tema, al afirmar que “a diferencia del sabio que lo sabe todo y del profesor que sabe algo, el crítico no sabe absolutamente nada pero está informado”. Esto no sólo no implica que el crítico –al saberse poseedor casi excluyente de la información- deba salir a pavonearse en toda su magnificencia frente al resto de los humanos y otras especies vertebradas (después de todo los críticos “no saben absolutamente nada”) sino que, además, obliga a plantear si el crítico también está habilitado para opinar. Incluso, en el caso de estar facultado para ello, cabria preguntarse si debe hacerlo tomando distancia prudencial del objeto artístico y en la forma más desapasionada e imparcial que le sea posible.

Mientras reflexionaba sobre esto y otros temas universales (como –por ejemplo- el amor, la muerte, el origen de la vida y cuál es el gentilicio de los nacidos en la ciudad galesa de Llanfairpwllgwyngyll o en el poblado texano de My Large Intestine) acudió en mi ayuda un tal Oscar Wilde, quien con su acostumbrada facilidad de palabra, me susurró al oído: “sólo podemos dar una opinión imparcial sobre las cosas que no nos interesan, sin duda por eso mismo las opiniones imparciales carecen de valor.”

Una vez reunidos todos estos elementos -y con el aval de Charles Baudelaire y Oscar Wilde en persona- me siento acreditado para ofrecer sobre el álbum de Tin Hat una crítica exenta de imparcialidad, apasionada, política y tendiente a abrir los horizontes al máximo; pero, además, siguiendo la lógica del texto de Quino –y sólo porque me resulta muy agradable pensar que en lugar de la muerte todo terminará en un “tremendo orgasmo”–  mi conclusión no irá al final del comentario sino ahora mismo…

 

Mi opinión sobre The Rain is a Handsome Animal merced a su intemporal belleza e irrepetible temperamento musical- será absolutamente parcial y apasionada; es política debido a su carácter ecuménico e inclusivo (su disfrute no se circunscribe a una elite de iluminados ni responde a las vanguardias de turno) y pretende abrir horizontes ya que su implícita universalidad oficia como una alegoría que representa la comprensión del “otro” que no somos y nos ubica a todos en pie de igualdad ante el objeto artístico.

En definitiva, mi opinión sobre esta obra –aun en su sobrentendida subjetividad- no es ni más ni menos que un reflejo de lo que emana del majestuoso, sutil y fascinante alegato artístico pergeñado aquí por Tin Hat.

 

La discografía de Tin Hat (hasta hoy integrada por los álbumes Memory is an Elephant de 1999, Helium de 2000, The Rodeo Eroded en 2002, Book of Silk de 2004, The Sad Machinery of Spring de 2007 y el álbum en vivo Foreign Legion de 2010), aun con cambios de alineación y formato (primero como trío con Carla Kihlstedt, Mark Orton y Rob Burger, luego en cuarteto sin este último pero sumando a Ara Anderson y Ben Goldberg y ahora con Rob Reich en reemplazo de Anderson), da cuenta de una estética que vincula -desde una perspectiva que podría denominarse “música de cámara multilingüe”– el academicismo de la música docta y los aromas populares de la tradición folclórica, el temperamento de un ensamble de jazz con las características hibridaciones del pop, el acerbo cultural estadounidense contenido en el género americana (con su fusión de blues, folk, bluegrass, etc.), con el carácter visual de la música cinematográfica e incorporando además, en su vasto universo sonoro, visibles influencias heredadas de Erik Satie, Django Reinhardt, Astor Piazzolla y Ennio Morricone, entre otros.

The Rain is a Handsome Animal no es un álbum más en la discografía de la banda y no sólo porque los muestra en el pináculo de su trayectoria musical sino, principalmente, por el núcleo conceptual que lo anima. Hasta hoy Tin Hat -aun incluyendo en el pasado algunas canciones en la voz de Carla Kihlstedt o con invitados como Tom Waits, Mike Patton y Willie Nelson- se había manifestado como una banda de música instrumental; pero en este nuevo trabajo las proporciones se invierten para elaborar un ciclo de canciones alternado por unas pocas piezas instrumentales. El otro elemento distintivo del álbum es que se trata de una obra programática, ya que la totalidad de sus composiciones y los textos incluidos en ella se fundan en escritos del poeta Edward Estilin Cummings.

 

La inigualable poesía de e.e.cummings (forma que usó para firmar su producción literaria) apeló a un sistema de escritura vanguardista que incluye –entre otros recursos- rupturas en la medida silábica regular, descomposición de la palabra en fragmentos, inserción de mayúsculas en cualquier posición del texto, incrustación de unas palabras en otras, un uso poco ortodoxo de los signos de puntuación e interrupción de oraciones. Es cierto que muchos de sus poemas no pueden ser comprendidos sin ver la página o adquieren -debido a su caprichosa y audaz configuración- un carácter abstruso e inescrutable; pero su obra siempre estuvo al servicio de ofrecer ideas muy concretas –y progresistas-  sobre la realidad social, el amor, el sexo, la naturaleza y la relación del individuo con el mundo.

Aunque las prioridades en The Rain is a Handsome Animal están puestas en la música y no las peculiaridades de la sintaxis, Tin Hat se aproxima a los textos de Cummings para hacerlos propios, interactuar con ellos y transportarlos a un contexto diferente al de su origen hasta formar un todo indivisible que puede dejar al oyente –parafraseando a Quino- “flotando en un líquido tibio” y al borde de un “tremendo orgasmo”. Así de simple.

 

El álbum abre con A Cloud on a Leaf, pieza de Ben Goldberg sobre textos del poema de Cummings Speaking of Love incluido en ViVa de 1931. La exquisita ornamentación, los atinados movimientos armónicos y la subyugante media voz desplegada por Carla Kihlstedt –quien además brilla a lo largo de todo el disco no sólo por sus recursos vocales o su timbre sino también por la inteligencia para interpretar los textos- van subrayando la mustia desesperanza contenida en el poema que le da vida.

Al notable tema instrumental perteneciente a Mark Orton que da título al álbum -que incluye un sobresaliente soliloquio en clarinete a cargo de Ben Goldberg– le suceden la entrañable balada de Carla Kihlstedt Sweet Spring –en donde su autora luce una voz dulce, expresiva, rica en armónicos y de timbre arrebatador- y los etéreos aires en vals del tema de Rob Reich de If Up’s the Word.

En Open His Head, Ben Goldberg le pone música al poema homónimo de Cummings incluido en su libro de 1950 XAIPE: Seventy-One Poems, permitiéndose ciertas libertades con respecto al texto original y desplegando un imaginativo discurso melódico –no desprovisto de juegos motívicos- que propician otra irresistible labor vocal de Kihlstedt.

Luego de las delicadas figuras en ostinato impulsadas por el clarinete contralto de Goldberg en Unchanging, sobrevienen el impactante lirismo melódico y los espléndidos adornos en vientos y pump organ de la pieza de Mark Orton Buffalo Bill y el exquisito instrumental de Rob Reich The Enormous Room –inspirado en la novela homónima de 1922 en la que Cummings hace referencia a su temporario encarcelamiento en Francia durante la Primera Guerra Mundial- que contiene una aquilatada intervención de Mark Orton en guitarra y un inmejorable solo de violín de Carla Kihlstedt.

 

Los distantes aires ellingtoneanos del breve So Shy Shy Shy son sucedidos por la gracia del tema -dedicado a Nels Cline y Yuka Honda- 2 Little Who’s, los apolíneos contornos melódicos y las cadencias en vals de Yes is a Pleasant Country, el nostálgico instrumental Grapefruit, los oblicuos perfiles armónicos del deleitable Human Rind –basado en textos del poema This is a Rubbish of Human Rind– y los vibrantes modos del género americana –realzados por el dobro de Orton– que emergen de Anyone Lived in a Pretty How Town.

Un preludio de tono camerístico nos sumerge en el bellísimo y sensitivo Diminutive, pieza que traduce en términos musicales un poema de E.E Cummings en haiku (poesía tradicional japonesa que usa una unidad lingüística –denominada mora- de menor rango que la sílaba) perteneciente a su obra 95 Poems de 1958.

El hipnótico Little I –sobre textos de Who are you, Little I– ubica a Carla Kihlstedt en el centro de la escena, no sólo por la aterciopelada intención dramática de su voz, sino también por su talante innovador como violinista a través de ornamentos en trémolo que amplían las notas mediante el estratégico uso del pedal de efectos.

El cierre será con los lejanos ecos de tango del nostálgico y ensoñador Now (More Near Ourselves Than Me), pieza de Ben Goldberg sobre textos de Cummings extractados del libro 95 Poems de 1958.

 

En síntesis: The Rain is a Handsome Animal es una obra inimitable, conmovedora, inteligente y placentera. Sólo espero que mis elogios hayan hecho justicia con ella.

 

Todos saben culpar pero para los elogios se necesita un especialista (Constantin Stanislavski)

 

Sergio Piccirilli

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *